jueves, 31 de diciembre de 2009

¡Me han llamado de Balay!

Me han llamado del departamento de atención al cliente de Balay. ¿No es maravilloso?

Pues no, no demasiado. La llamada fue para decirme que habían recibido mi queja y que iban a llamar al servicio técnico para ver cuál era el problema.

Por mí, podían haberse ahorrado la llamada y haberse limitado a enviarme un acuse de recibo por correo electrónico con la referencia de mi reclamación, lo que hasta ahora no han hecho. Yo les he escrito (un máximo de 1.000 caracteres, ¿recuerdan?), pero ellos no se han molestado en poner ni una sola línea por escrito.

La conversación resultó bastante frustrante. Mi interlocutor, aparte de reconocer que el plazo para la reparación era excesivo, algo es algo, me dijo varias incongruencias que se resumen en:

a) Ellos sólo responden del Servicio Técnico y si deseo el cambio del electrodoméstico debo dirigirme a la tienda donde lo compré. Yo le digo que la tienda no fabrica los aparatos, ni siquiera los repara, pero él insiste en que ellos sólo responden del servicio técnico. Mi aparato es Balay, ellos son Balay y conocen el problema, si alguien debe cambiar el aparato son ellos, insisto, a qué viene dirigirme a la tienda. Ya sé que la ley del consumidor dice que la tienda debe responder en primer lugar ante el comprador, pero eso es para darle una ventaja a éste si el fabricante no tiene representación en España, por ejemplo, o por la proximidad al cliente, pero en ningún caso lo es para que el cliente no pueda reclamar directamente ante el fabricante, sería el colmo.

b) Su primera opción es siempre reparar. Yo le digo que me parece muy bien pero que puede que ésa no sea mi primera opción y que, en todo caso, podría entenderlo para una avería dentro del periodo de garantía, pero que éste no era el caso, porque el lavavajillas que me habían vendido estaba defectuoso, es decir, no se estropeó, sino que no funcionaba correctamente desde el principio. Algo que, a mi modo de ver, es completamente distinto, ya que es de suponer que si Balay hubiera detectado el fallo en su control de calidad no habría puesto el aparato a la venta, o eso espero, porque supongo que no querrá que seamos los usuarios los que hagamos ese trabajo.

c) Saca a colación el contrato de garantía para convencerme que es el que regula las obligaciones que alude. Error, le digo, la garantía habría entrado en vigor si el aparato hubiera funcionado bien inicialmente y hubiera sufrido alguna avería dentro del plazo de la garantía, pero, insistía yo con vehemencia, ese no era el caso, ya que si fuera un aparato que se pudiera probar en el establecimiento, nunca lo habría adquirido si no hubiese comprobado que funcionaba correctamente.

Finalmente quedó en informarme de la situación y de hacer un seguimiento del problema.

Esta llamada se produjo hacia las doce del mediodía, sin más noticias hasta el momento y, dadas las fechas, seguramente no sabré nada más hasta el próximo lunes día cuatro.

Sigo pensando que el departamento de atención al cliente de Balay está pensado para dar la apariencia de que se responderá ante un problema, pero no para dar soluciones cuando el problema se presenta.

Seguiremos informando.


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