domingo, 15 de febrero de 2015

Todo por la patria

Cada cierto tiempo necesito recargar un poco las pilas del patriotismo y por eso este fin de semana decidí buscar reservas en esos casos siempre edificantes que nos demuestran que España es un país de quijotes, que cuando nos ponemos en plan solidario somos la repera y, en fin, que somos pobres pero honrados.
Sin embargo, la prensa ha venido a chafarme mis intenciones y se ha empeñado en mostrarme que los quijotes hace tiempo que están en retirada vencidos por los molinos y que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo.
Uno de los temas estrella de esta semana ha sido el de los españoles integrantes de la lista Falciani. Este buen hombre decidió copiar la lista de los clientes del banco HSBC que tenían cuentas en Suiza y entregársela a las autoridades de los países respectivos.
No sé que han hecho en otros países, pero, en España y con un gobierno socialista, decidieron decirles que fueran buenos y regularizaran su situación. Ni una multa, ni un reproche, ni una mala cara. Ya sabemos que esto es normal, que Hacienda nos trata a todos con cariño y ternura, que no pone multas, recargos ni sanciones. Es así, pero no deja de extrañarnos que lo sea también con los golfos que tienen sus dineros irregularmente en la montañosa Suiza.
Por el otro lado, por decirlo de alguna manera, porque yo creo que los golfos no tienen lados, solo tienen mucha cara y muy dura, esta mañana me he desayunado con los sobresueldos en CCOO. Por si tuviéramos poco con los EREs de Andalucía donde utilizaron el dinero de las prejubilaciones como si fuera un cortijo, ahora resulta que el otro sindicato, llamado, de clase (¿de qué clase serán?, que cada cual responda según su entender, pero en voz baja, que las palabras malsonantes están mal vistas) también tiene lo suyo. Además de los sobresueldos (3,7 millones de euros entre 2008 y 2012), resulta que el patrimonio de COMFIA (sección de banca y seguros de CCOO), en el mismo periodo, pasó de 7,6 a 12,1 milloncejos de nada. ¿Cómo han conseguido estos dineros? ¿Ahorrando? Podría ser, pero no, no ha sido así. Ha sido que las patronales, cajas, bancos y aseguradoras han aportado 8,3 millones de euros.
Sinceramente, no me extraña. Conociendo la generosidad y dadivosidad de las empresas me parece poco dinero.
Bueno, voy a dejar lo del patriotismo para otro momento, porque está visto que los que habitualmente se nos muestran como faro y guía a nosotros, pobres mortales; que saben lo que nos conviene, lo que conviene a nuestro país y, además, nos lo dicen (queramos o no oírlo) resulta que se han tomado un siglo sabático para todo lo que se refiere a honradez y ejemplaridad.

Pues nada, cuando vuelvan que avisen.

domingo, 1 de febrero de 2015

Podemos... mentirte a la cara

"Vosotros lo que peináis canas sois los que habéis traído la democracia a este país", dijo ayer uno de los líderes de Podemos al finalizar la manifestación de Madrid.
Contar mentiras a la gente y que ésta en vez de reprochártelo te aplauda a rabiar es una metáfora de esta sociedad en la que vivimos, que puede prepararse para ir a la manifestación de Podemos mientras ve Sálvame de Lux o Gran Hermano VIP.
Pero esta mentira es más grave que las habituales porque se nos dice que es de día a los que estamos escuchando en plena noche. Y, más que grave, no es gratuita, persigue un fin, quiere que muchos crean que han sido los artífices de la democracia de la misma forma que ahora pueden serlo del cambio.
Sin embargo, la gente que lo escucha y aplaude a rabiar se olvida de que ellos no trajeron la democracia, se olvidan de que el dictador murió de viejo y que los que le hicieron difíciles sus últimos días no fueron los que hoy peinan canas luchando por la libertad y la democracia, sino los correligionarios del dictador alargando su agonía mientras trataban de asegurar el régimen.
Seguramente fue una pena que en España no se hiciese una revolución de los claveles que nos hubiera permitido, quizás, reconciliarnos con nosotros mismos, darnos el orgullo de haber tumbado a la dictadura, permitir, de algún modo, que ganaran la guerra los que la habían perdido. Si hubiéramos tumbado a la dictadura, habríamos sido una mayoría los que, por una vez, habríamos estado juntos frente a un régimen que nos tenían oprimidos, nos mantenía alejados de Europa y en el subdesarrollo.
Quizás de ese modo se habrían terminado de una vez por todas las dos españas.
Pero no. No fuimos héroes, sólo fuimos civilizados y nos dejamos guiar por quienes tenían las riendas del estado. Y las tenían heredadas de la dictadura.
Está bien lo que bien acaba, pero no está bien que unos taumaturgos se suban a un escenario al final de una manifestación para halagarnos los oídos vendiéndonos un sucedáneo de la Historia, de nuestra historia.
Si son capaces de mentirnos sobre lo que conocemos tan bien, qué no serán capaces de contarnos sobre lo que desconocemos.

Es posible que puedan, pero no son de fiar

               
Llegaron diciendo que eran diferentes, que estaban contra la casta, contra los corruptos, contra los de arriba. Se presentaron a unas elecciones europeas con un programa que comenzaron cambiar al día siguiente de obtener unos muy buenos resultados, para suavizarlo y atraer a más votantes, con la vista puesta en las elecciones autonómicas y generales.
Son profesores universitarios que parecen bastante al abrigo de la crisis que ha arruinado a cientos de miles de españoles, pero gritan sin rubor que son de los de abajo y están contra los de arriba.
Hacen trabajos de consultoría por los que cobran cientos de miles de euros, pero es porque son profesores de gran prestigio y así se valoran los trabajos de consultoría internacional. No es cierto, pero ellos lo repiten incansablemente mientras critican los ingresos de los políticos de la casta.
Cuando surgen dudas acerca de determinados ingresos, de la legalidad de determinadas tributaciones, no salen, como era de esperar, con los papeles en la mano para que los vea todo el mundo, no van a Hacienda a revisar si ha sido correcta la tributación, para despejar cualquier duda. No. Hacen como los políticos de la casta: "Cuando tocan a Errejón, a Monedero o a Tania me están tocando a mí.”
Cuando Hacienda abre una investigación no se ponen a su disposición para colaborar en todo lo que sea necesario, sino que acuden a los clásicos: “Nos han declarado la guerra.”
¿De verdad piensan cambiar la política española cuando sus reacciones ante la crítica es el insulto? ¿De verdad esperan que creamos que quieren trabajar para los más desfavorecidos cuando no tienen empacho en cobrar cientos de miles de euros de gobiernos que tienen a sus pueblos sumidos en la miseria?
Los diagnósticos de Podemos sobre la crisis, la corrupción, el empobrecimiento de la sociedad española, la desvergüenza de políticos, sindicalistas y empresarios, es más que certera, pero sus reacciones se parecen demasiado a las de los políticos que tanto critican, sus recetas para salir de la crisis son del todo desacertadas y su manera de decir ahora lo contrario de lo que decían hace solo unos pocos meses no es diferente a lo que vienen haciendo desde siempre los políticos que ellos llaman de la casta.
No son de fiar.