viernes, 26 de septiembre de 2008

Recetas para una crisis

El presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, ha dicho por fin lo que quería dejando de lado los eufemismos: es necesario abaratar el despido. Nada de flexibilizar o modificar el mercado laboral, no, abaratar. Este es el gran verbo de los empresarios españoles, la gran receta, la definitiva: despidamos a los empleados... pero gratis. El estado debe ayudar a las empresas, que lo está pasando muy mal. El gobierno debe abrir un paréntesis en la economía de mercado porque los empresarios estamos a punto de empezar a perder dinero y eso ya empieza a no tener ninguna gracia. Pero los empleados a la calle... y sin un duro, hasta ahí podíamos llegar.


Y digo yo, ¿por qué los sindicatos no piden algo parecido?. Por ejemplo, ya que la gente los está pasando tan mal y el consumo está por los suelos, ¿por qué el estado no nos da dinero en abundancia para que podamos comprar y reanimar la economía? en lugar de dárselo a los empresarios para salvar sus empresas. Si las empresas están tan mal y se van a ir al garete, en buena medida por la falta de previsión de sus propietarios que creían que esto era una fiesta que duraría eternamente; digo que si están tan mal ¿por qué no se queda con ellas el estado, mantiene a los trabajadores en sus puestos para que sigan cobrando y, lo que es más importante, pagando sus hipotecas y consumiendo y gastar el dinero que le piden que emplee en salvarlas lo gaste para salvarlas pero para el estado, no para los empresarios?


Quiero decir que los empresarios quieren que se utilice nuestro dinero (sí, el nuestro, el de nuestros impuestos) en ayudarles a salvar sus empresas y quieren dejarnos en la calle sin pagar un duro. Es decir, que además de cornudos apaleados. Yo lo que propongo es que el estado con ese dinero se quede con las empresas y las reflote para el estado, no para los empresarios. Como paréntesis en la economía de mercado no está nada mal, ¿verdad?


Mientras aquí estamos en eso y nuestros políticos están a lo suyo, en ese país con esa democracia tan pobre que apenas puede llamarse así, según el ideario progre, el gobierno trata de convencer a los congresista (el equivalente a nuestros diputados, perdón por la comparación) para que aprueben su plan de emergencia para afrontar la crisis que asola su sistema financiero. Igualito que aquí, donde el Congreso de Diputados es una pantomima y lo único que sabe hacer nuestro presidente del gobierno es propaganda y repetir machaconamente que nuestra economía no tiene más problemas que los derivados de la crisis internacional.


¡¡¡Socoooooorroooooo!!!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Los empresarios y la economía de mercado

Los empresarios de nuestro país son personas con grandes capacidades y que, como se suele decir, ven crecer la hierba. Por eso no han tardado en darse cuenta de que el mercado está muy bien cuando ganan dinero, pero deja de tener atractivo cuando lo pierden. Por esta razón el presidente de la CEOE ha pedido que se abra un paréntesis en la economía de mercado porque, dice, se corre el riesgo de que las empresas se desmoronen una tras otra.


Seguramente tiene razón y ocurriría eso, pero yo no le he oído decir nada de qué harían los empresarios con todo el dinero que han ganado en los último, digamos, diez años.


Siempre nos habían dicho que los empresarios debían ganar dinero porque arriesgaban el suyo, pero ahora parece que ya no es así y quieren ganar dinero, pero no perderlo. Lógico, a nadie le gusta perder su dinero, pero entonces se quiebra el modelo que decían defender.


Pongamos un paréntisis dice el presidente de la CEOE. Que intervengan las instituciones y que flexibilicen el mercado laboral, ha dicho el president de la Cámara de Comercio de Gijón. La situación es grave. Cierto. Pero puestos a pedir, porque no piden que el estado se haga cargo de todas las empresas y les ingresen unos buenos millones todos los años en su cuentas corrientes. Total, bien se lo merecen, son unos grandes empresarios acostumbrados a ganar mucho dinero, pero reacios a perderlo cuando pintan bastos. ¡Pobres!


¡Que no se preocupen! Los trabajadores estarán encantados de pagar con sus impuestos la salvación de sus empresas, con tal de seguir trabajando. Ya se sabe que eso del trabajo es un vicio terrible y los trabajadores son incapaces de vivir sin él. Y cuando estén salvadas que no se molesten en volver a dirigirlas, les pagaremos para que se queden en sus casas y sigan acudiendo a sus reuniones, navegando en sus yates y dándonos un día sí y otro también sus recetas económicas.


Ya sabemos que esas recetas son incomestibles, que saben mucho de economía pero que sus empresas se ponen al borde del abismo a la primera de cambio, sin que hayan podido barruntar ni de lejos lo que se les venía encima. ¡Que más da! Son empresarios: deben ganar dinero y ser millonarios. Para eso están en este mundo, para que el resto de los mortales los veamos en sus coches de lujo y en sus fiestas deslumbrantes. ¿Perder dinero? ¿Arruinarse cuando los negocios van mal? ¡Hasta ahí podíamos llegar! Lo que debe hacer el gobierno es intervenir para salvar las empresas y flexibilizar el mercado laboral para que se pueda despedir a los trabajores gratis (pagando ya se puede hacer ahora), porque éstos sí que pueden arruinarse si sus empresas van mal. Los trabajadores sí que pueden quedarse en paro y perder todo lo que tienen. Pero ya se sabe, son trabajadores. Es decir, existen porque no queda otro remedio. ¡Qué pena! piensan nuestros empresarios, que las empresas necesiten trabajadores, con lo felices que podrían ser si no necesitaran a esas personas tan desagradables empeñadas en comer tres veces al día, vivir con cierta comodidad y querer ganar un poquito más todos los años, lo justo para poder seguir pagando la hipoteca y el recibo de la luz. Bueno, últimamente se van algún que otro año de vacaciones y hasta llevan a sus hijos a la universidad. ¡No sé a dónde vamos a llegar!


Y los empresarios, entre tanto, desviviéndose por el bien común y por hacer un país más próspero. ¿No se merecen un pequeño paréntesis en la economía de mercado? Se merecen algo más. Se merecen todo un corchete.


¡Qué rico es nuestro idioma! Dice la acepción sexta del diccionario de la RAE que corchete es "Ministro inferior de justicia encargado de prender a los delincuentes".


Nota bene: si alguien tiene noticias de los sindicatos de clase, por favor que lo haga saber. Se gratificará.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Patetismo nacional

La estrategia del gobierno y del PSOE, valga la redundancia, ante la crisis consiste en repetir machaconamente varios argumentos. El primero es el de nosotros no hemos sido, la culpa de la crisis es de EEUU (¡vaya suerte! poder echarle más culpas al imperio). El segundo es que hay que ser optimista porque el pesimismo es malo y crea desconfianza. Y el tercero es que el PP, con sus críticas al gobierno, es pesimista, crea desconfianza en la economía española y perjudica a todos los españoles con su actitud alarmista y derrotista.


Entre tanto la economía española se deteriora, la patronal calla porque espera las ayudas del gobierno si los problemas aumentan, porque nuestros empresarios son muy liberales y confían mucho en el mercado, pero confían más en las subvenciones y en las ayudas de la administración. Los sindicatos que ven cómo aumentan las listas del paro y cómo las previsiones del gobierno se incumplen una tras otra dicen confiar en las medidas anunciadas por Zapatero. ¿Qué dirán cuando las cifras del paro de los próximos meses continúen imparables al alza?


y querer tener siempre la Al menos ahora se han vueltos implacables con los terroristas y su entorno y, como ya no hay tregua, han decidido no dar cuartel a los que les apoyan. Pero con eso sólo dan argumentos a la izquierda abertzle y a los abertzale no tan de izquierdas. No se puede actuar por oportunismo político y querer tener siempre razón. O lo hacían bien entonces o lo hacen bien ahora. Las dos a la vez no puede ser.


Pero Zapatero es un artista del fingimiento y puede decir en Rodiezmo, ante sus bases, que no ayudará a las empresas, porque a quien va a ayudar es a las personas que tienen dificultades por culpa de la crisis y a los pocos días decir en el Congreso que el ICO está haciendo todo lo posible por solventar las dificultades de financiación de las empresas.


Hace cuatro días decía que era extraordinario tener superávit en las cuentas públicas y que éramos los mejores y dos días más tarde nos dice la suerte que tenemos de que podemos endeudarnos para seguir adelante. Es como si a una familia le dijeran que está fenomenal porque tiene dinero ahorrado en el banco y tres meses más tarde le dijeran que está fenomenal porque sólo tiene deudas. Así es Zapatero.


Y el PP es tan torpe que todavía no ha sabido explicar a nadie que cuando pide que el gobierno disminuya los gastos no debe bajar las pensiones, ni las ayudas sociales, ni nada parecido, que lo que debe reducir son los asesores que proliferan como hongos, los coches oficiales, las tarjetas VISA de los altos cargos y un sinfín de cuantiosos gastos improductivos que eran dificilmente explicables en los buenos tiempo, pero que son sencillamente escandalosos cuando pintan bastos.


En fin, todo tremendamente patético.

lunes, 15 de septiembre de 2008

La poca calidad democrática del gobierno de Zapatero

Zapatero prometió en Rodiezmo venir a Asturias para comprobar la marcha de las obras públicas. Y cumplió su promesa. Lo que no hizo, al igual que su Ministra de Fomento en la anterior legislatura y en la actual, fue dar plazos para la finalización del AVE o de la Autovía del Cantábrico. Si no hay plazos no hay incumplimientos.

Pero si no hay compromisos claros, tampoco hay confianza de los ciudadanos en su gobernantes.

Areces, nuestro presidente que tanto se quejaba de la falta de lealtad institucional entre las administraciones cuando gobernaba el PP, parece encontrarse ahora encantado en este limbo de la indefinición en cuanto a los plazos de nuestras grandes obras. ¿Que les dirá a los empresarios que se plantean invertir en nuestra región? Les dirá como Zapatero que las obras estarán terminadas "en tiempo". No dijo "a tiempo", no, dijo "en tiempo". ¿Qué habrá querido decir? Una persona como él que maltrata a diario tanto al diccionario como a la fonética puede haber querido decir cualquier cosa, pero lo que no ha querido fue asumir ningún compromiso con esta región, ni con sus votantes.

La diferencia entre un gobierno democrático y otro que no lo es, no es sólo el haber salido elegido de unas votaciones libres, sino que depende también de que trate a las personas como ciudadanos y no como súbditos.
Un gobierno como el de Zapatero que trata a los ciudadanos como si fuéramos menores de edad, a los que hay que engañar con respecto a la situación económica y a los que no se les quieren dar fechas para la terminación de las obras que dependen del estado es un gobierno de una calidad democrática bajísima.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

El gobierno inerme ante la crisis

Comienza el nuevo curso después de las vacaciones y los pronósticos para este último cuatrimestre y para el año que viene son terriblemente pesimistas. Quizás por ello el presidente del gobierno ha decidido hacer una ruta por los Picos de Europa acompañado por la cámaras de Cuatro (¡como no!), para que los españolitos veamos que tiene fondo para aguantar la crisis y lo que le echen.

Pero la cuestión no es el fondo del presidente, sino cuándo tocará fondo nuestra crisis, cuántos trabajadores quedarán sin empleo y cuánto tiempo tardaremos en recuperarnos.

Los días de vino y rosas se han terminado y ya no sabemos qué explicaciones son más patéticas, si las de José Blanco o las de Pedro Solbes. Pero lo que está claro es que el gobierno no tiene ni idea de qué puede hacer para aminorar los efectos de la crisis y sigue insistiendo en que las causas son externas, es decir, sigue empeñado en convencer al personal de que no es culpa suya. Y en parte así es, no todo es culpa del gobierno, aunque una gran parte sí lo es, de éste, del anterior, también socialista, y de los ocho años del PP, porque ninguno supo tomar medidas para tener una economía más productiva y menos dependiente de la construcción. Pero lo más importante ahora no es quién tiene la culpa de la crisis, sino de quién es la culpa de que no se estén tomando las medidas adecuadas para atajarla. Y el culpable de esto sí que es el gobierno actual, que no sólo la negó, sino que no quiso o no supo tomar ninguna medida.

El gobierno se muestra incapaz y las Comunidades Autónomas siguen pidiendo recursos como si sólo el gobierno central tuviera que arreglárselas con la crisis y ellas, pieza importantísima de la administración, dada la gran cantidad de competencias que tienen asumidas, no tuvieran nada que hacer al respecto.

Todos quieren gastar y nadie quiere asumir responsabilidades. Mientras, José Blanco con una falta de sensibilidad digna de mejor causa dice que en España se vive muy bien. Sin embargo cada día se pierden miles de puestos de trabajo. Sería bueno que dejara de mirarse el ombligo. Todos sabemos que él sí vive mejor, pero hay cientos de miles de personas que están empezando a vivir mucho peor.

Hay demasiadas personas incapaces de distinguir su situación personal de la del resto de sus compatriotas y cuando esas personas son los políticos que nos gobiernan no podemos esperar nada bueno.

Por cierto, ¿se sabe algo de los sindicatos de clase?