domingo, 14 de junio de 2015

Es el poder, idiota

El pasado 24 de mayo hubo unas elecciones municipales y para el gobierno de casi todas las comunidades autónomas. Fueron unas elecciones muy importantes porque fue la primera reválida de unos partidos que reivindicaban otra manera de hacer política, que pretendían alejarse de los modos de los partidos tradicionales, fundamentalmente, PP y PSOE, y algunos nacionalistas como CiU que, con sus particularidades, tenían las mismas formas de entender la política: corrupción, clientelismo, gobernar de espaldas al pueblo...
Los resultados fueron muy dispares, pero en muchos ayuntamientos dieron un papel importante a estos nuevos partidos porque podían inclinar la balanza a uno u otro lado.
Ciñéndonos al caso de Asturias y más concretamente al de Gijón, los resultados dieron 8 concejales a Foro, partido de la actual alcaldesa, 7 al PSOE, 6 a Xixón Sí Puede (agrupación de electores apoyada muy principalmente por Podemos), 3 al PP, 2 a IU y 1 a Ciudadanos.
Los socialistas en Gijón, como en el resto de España, a pesar de haber perdido una cantidad nada despreciable de votos, se las prometían felices porque pensaban que Podemos (y las agrupaciones electorales de su órbita) les apoyarían para formar un gobierno de izquierdas que desalojara a la derecha del ayuntamiento. La historia, pensaban, estaba de su lado: los partidos minoritarios de izquierdas estaban llamados a procurar el gobierno de su hermano mayor, el PSOE, como partido hegemónico de la izquierda.
Daba igual que Podemos hubieran basado su campaña en diferenciarse de los partidos de la “casta”, en el PSOE nunca se lo tomaron demasiado en serio: lo importante era conseguir más representantes de izquierdas que de derechas, a continuación las alianzas para gobernar serían la consecuencia lógica siempre que la aritmética permitiera formar gobiernos de izquierdas.
Pero enseguida en Gijón los representante de Xixón Sí Puede empezaron a dejar claro que no estaban dispuestos a ser meros comparsas del PSOE como siempre lo había sido (y seguía dispuesto a serlo) IU. No les gustaba Foro porque ideológicamente no estaba en su órbita, pero no dejaban de reconocer que con ese partido algo había cambiado en el ayuntamiento y una vuelta del PSOE al gobierno municipal más parecía una vuelta al pasado del que renegaban que el comienzo de la regeneración que habían prometido.
Pronto encontraron una solución al dilema: presentar a su cabeza de lista como candidato a alcalde y pasar el balón al PSOE. Si querían desalojar a la derecha sólo tenían que apoyar la candidatura de XSP.
A partir de ahí, el cabeza de lista del PSOE comenzó a perder los papeles (la prueba más evidente el titular de la entrevista que le hizo La Nueva España el pasado viernes: “Podemos debe elegir entre el hijo de una limpiadora y un obrero o una señora de Somió) y la FSA en vez de imponer cordura sacó a relucir los viejos usos de siempre. Si en Oviedo ellos estaban dispuesto a apoyar a la candidata de Somos Oviedo, por ser la lista (de izquierdas) más votada, para desalojar al PP, cómo era que en Gijón XSP no iba a corresponder.
La solución parecía clara: si no nos apoyan en Gijón nosotros no apoyaremos en Oviedo. La FSA en una clara muestra de no haber entendido nada del terremoto político que se había producido en España en el último año tiró de los viejos mecanismos de siempre, o sea, el cambio de cromos. Su ceguera le impidió ver que esa era la peor opción, porque no dejaba otra posibilidad a XSP que mantener su postura, ya que si cedía al chantaje estaría reconociendo que era igual que los partidos de la “casta”, porque llegado el momento ponían los puestos por encima de todo.
El PSOE, entre tanto, se hundía en su propia retórica porque si era tan importante y necesario desalojar a la derecha de la alcaldía de Gijón, por qué no apoyaban al candidato de XSP, tenían menos votos cierto, pero sólo hay un concejal de diferencia. En Oviedo el argumento resultaba mucho más llamativo, por qué pudiendo por fin desalojar al PP, y habiendo llegado a un acuerdo para hacerlo, no iban a dar su apoyo a la candidata de Somos Oviedo sólo porque en Gijón no se llegase a un acuerdo. ¿Qué es lo importante, entonces, el bien de la ciudad o los puestos de los políticos?
Finalmente la FSA tenía que decidir y decidió lo peor para sus intereses: como no hay acuerdo en Gijón, el PSOE no apoyará en Oviedo.
Javier Fernández, secretario general de la FSA y presidente en funciones del Principado, sin dar ninguna muestra de entender por qué el PSOE había obtenido los peores resultados de su historia tanto en las elecciones al Principado como en la ciudad de Gijón, lo resumió con esta frase: “En Gijón se ha decidido el destino de dos ayuntamientos”. Esta frase debería cubrirlo de oprobio y ser causa suficiente para que los afiliados de su partido lo jubilaran sin demora, en vista de que su liderazgo ha quedado anclado en un tiempo ampliamente superado por los resultados de las pasadas elecciones.
Para colmo, Somos Oviedo dejó en evidencia a la FSA y a su secretario general posibilitando con su voto favorable que el candidato del PSOE consiguiera la alcaldía de Oviedo.

sábado, 11 de abril de 2015

Yo prefiero a Rosa Díez

En estos momentos en los que se está viendo la desbandada de los cargos orgánicos de UPyD que, en contra, de lo que debe ser ejemplar en cualquier organización, son los primeros en salir corriendo, mostrando de ese modo el camino a los militantes. En estos tiempos, digo, voy a romper una lanza en favor de Rosa Díez y de los que, con ella, siguen al frente de su partido contra viento y marea.
También quiero destacar el valor de la decisión adoptada por Irene Lozano: ha decidido disputar la secretaría general de la formación y ahí sigue, en el Parlamento y en el partido, tratando de cambiar desde dentro la dirección del mismo, toda vez que no está de acuerdo con ella.
El caso de Toni Cantó, aunque no termina de gustarme y no acabo de entender qué necesidad tenía de abandonar su escaño en el Congreso, porque yo creo que se debe a sus votantes, es, de todas formas, meritorio: permanece en el partido como un militante de base (él no tenía ningún puesto orgánico en el partido), renuncia a presentarse como candidato de UPyD a la Generalitat valenciana (otra cosa que no entiendo, puede que pretenda tener la suficiente independencia para tomar sus decisiones o puede, simplemente, no querer quemarse en unas elecciones con pocas probabilidades de éxito) y dice que esperará a ver qué ocurre en el próximo congreso extraordinario.
Todos ellos, Rosa Díez, Gorriarán, Irene Lozano, Toni Cantó, etc. siguen en el partido, supongo que porque creen en su proyecto y están dispuestos a defenderlo.
Pero hay otros casos lamentables, nada edificantes y que nos recuerdan demasiado a lo que hemos venido viendo durante tantos años en los partidos, llamémosles, convencionales. Casos en lo que se ve, por encima de todo, el deseo de seguir en el puesto alcanzado y que ahora, quizás, ya no podrán mantener en UPyD. Casos en los que, al ver esfumarse las posibilidades de conseguir una concejalía o un puesto de parlamentario regional (ahora que ya nos tocaba, deben de pensar muchos) se apresuran a buscar un partido en el que sí tengan posibilidades de alcanzarlo. ¡Cuántas veces hemos visto comportamientos similares! ¡Cuántos tránsfugas han poblado la vida política española durante los casi cuarenta años de democracia!
Dicen que no comparten la decisión de Rosa Díez de no pactar con Ciudadanos. ¿Sólo por eso abandonan su partido, el partido en el que decían creer? ¿Sólo por eso se van a otro partido? ¿De verdad creen que UPyD y Ciudadanos tienen programas totalmente intercambiables y es igual estar en uno que en otro? ¿Tan inconsistente es su fe en su propio proyecto?
Llevamos varias semanas oyendo cómo cargos de ejecutivas locales de UPyD repiten como autómatas que están decepcionados por la decisión de la dirección nacional de su partido de no pactar con Ciudadanos, de modo que, en la misma afirmación también culpan de la falta de acuerdo exclusivamente a los suyos y exculpan por completo al partido de Albert Rivera, lo cual dice bien poco de su confianza en sus propios líderes.
Pero la situación llega a ser esperpéntica en Asturias. Aquí, el candidato por UPyD a la Junta General del Principado y hasta ahora diputado regional por ese partido, expone su proyecto de pacto con Ciudadanos, explica las negociaciones que ya viene celebrando con los cargos de dicho partido y hace público que una de sus asesoras en el grupo parlamentario en la Junta General del Principado es la representante legal de Ciudadanos porque así se lo pidió él mismo a Albert Rivera para tener a una persona de su plena confianza en Ciudadanos. ¿Alguien ha oído algo más esperpéntico? ¿Se puede tener mayor desfachatez?
Estos hechos no enfangan solo al parlamentario de UPyD, Ignacio Prendes, sino que ponen también en solfa las proclamas de Albert Rivera sobre su proyecto de hacer política de otra manera, de marcar distancias frente a los partidos tradicionales, porque esta forma de hacer política se parece como dos gotas de agua a la peor forma de hacer política de aquellos partidos a los que no se cansa de criticar. Las aventuras de los tránsfugas que ha habido en la historia  de nuestra democracia, que no han sido pocas, siempre han tenido, al menos, a dos tristes protagonistas: al político que se cambiaba de bando y al que le seducía o aceptaba sus propuestas para acogerle en el suyo. Como dice el refrán, tan culpable es el que mata como el que tira de la pata.
No voy a dedicar ni una palabra más a un Ignacio Prendes que pronto ha olvidado sus discursos sobre la regeneración democrática para dedicar todos sus esfuerzos a buscar un nuevo partido con el que tener opciones de conservar su escaño en el parlamento asturiano, pero no puedo terminar sin hablar de lo pronto que Ciudadanos ha comenzado a decepcionar a muchos de los que observábamos con atención, y hasta ilusión, el crecimiento de sus expectativas electorales. Pronto ha quedado de manifiesto que tras las palabras de regeneración democrática y de nuevas formas de hacer política había, a lo que se ve, más cálculo político, más táctica, que estrategia.
Un proyecto político puede hacerse atractivo envolviéndo con bonitas palabras los anhelos de las personas, pero, como dijo Kennedy: se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.
A la vista de todo lo que está sucediendo, yo preferiría mil veces a UPyD y a Rosa Díez con todos sus defectos y errores, que a Ciudadanos y a Albert Rivera que están demostrando tener más ambición que principios.

viernes, 3 de abril de 2015

Asturias hacia el siglo XIX de la mano de Podemos

Podemos de Asturias parece que cuestiona el AVE. Parece no hacer ascos a la oficialidad del asturiano, que, como todos sabemos, es poco menos que una lengua franca que nos permite a los asturianos movernos por todo el mundo sin problemas de comunicación, pero duda con una “obra faraónica y de alto coste”, como el AVE.
La verdad, no me extraña, porque, como se cansan de decirnos otros detractores del AVE, son infraestructuras que nunca se rentabilizarán.
Ya sabemos que la rentabilidad es la condición indiscutible para que cualquier inversión o gasto público se lleve a cabo, sea cual sea la administración que lo realice.
Todos sabemos que en Asturias se ha cerrado la televisión autonómica por no ser autosuficiente. ¡Ah!, no, se me olvidaba que es un servicio público y por eso debe mantenerse.
Bueno, bien. Hunosa. La empresa minera es deficitaria, los coste de extracción son muy elevados, el carbón es de baja calidad y todos pagamos en el recibo de la luz las cantidades que deben desembolsar las eléctricas por consumir carbón nacional.
¡Vaya!, tampoco. La lucha de los mineros por defender sus puestos de trabajo es un modelo a seguir por toda la clase trabajadora y... ¡Vale, vale! Hunosa sigue funcionando.
Los autobuses urbanos, las líneas de Renfe, las televisiones autonómicas, RTVE... Todo eso sigue funcionando bajo el paraguas del servicio público. Y en muchos casos es lógico. ¿Debe un municipio mantener sólo las líneas de autobuses que son rentables y condenar a los usuarios de las líneas que no lo son a no disponer de transporte público?
También podríamos preguntarnos si son rentables las autopistas. En términos estrictos, no. Pues no se paga por su uso.
¿Cuántos aeropuertos de España deberíamos cerrar por no ser rentables? Es posible que sólo Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca se salvarían de la quema.
Volviendo al tren, me temo que la linea Madrid-Gijón sea deficitaria en estos momentos. ¿La quitarán también, además de no terminar el AVE?
¿Debe conformarse Asturias con un trazado ferroviario del siglo XIX? Este invierno ha estado incomunicada con la meseta por tren durante tres o cuatro días debido a las fuertes nevadas. ¿Puede Asturias permitirse eso?
La ruta aérea con Madrid sigue monopolizada por Iberia y un viaje de trabajo en el mismo día (ahora sólo posible por avión, en coche es inhumano) supone un desembolso de casi 500 Euros.
Los empresarios y ejecutivos asturianos se quejan de la falta de comunicaciones, pero es que los que vienen de afuera se horrorizan de las dificultades para llegar hasta aquí, lo que, finalmente, pesará en su decisión a la hora de invertir en una región que está tan mal comunicada.
Llevamos más de treinta años con gobiernos socialistas (excepto los cuatro años de Marqués y el año de Álvarez-Cascos) que nos han ido hundiendo en nuestras propias carencias, agrandándolas, y sin ser capaces de diseñar un futuro para esta región ensimismada en un pasado industrial del que queda poco más que el recuerdo. Pero, como todo lo que es susceptible de empeorar empeora, es muy posible que en las próximas elecciones autonómicas gane una izquierda liderada por Podemos que nos devolverá definitivamente al siglo XIX.

domingo, 15 de marzo de 2015

El plumero que se me ve

Respondo al comentario de un anónimo a mi post Todo por la patria. Quizás el comentario no merezca tanto, pero estoy tan harto de que antes de comenzar un artículo crítico sobre el PP haya que dejar sentado que no por ello defiendo al PSOE o de que antes de criticar alguna actuación del PSOE haya que anticipar que ello no significa que disculpe las tropelías del PP, que el comentario a mi post me ha encendido de nuevo la sangre. Ya sé que debería ignorar esas estupideces, pero, lo siento, es algo más fuerte que yo.
Decía el comentarista anónimo: “Los millones que se ha llevado la BAnca, la patronal y el PP... nada, minucias. Pelillos a la mar. Se te ve el plumero.”
Pues sí, es posible que se me vea el plumero, ¿a quién no?, pero mi plumero no distingue a los sinvergüenzas por las siglas con las que se amparen o por la cobertura ideológica que les ha permitido alcanzar la posición desde la que se han dedicado al expolio. A mi plumero le resulta deplorable el enriquecido con la Gürtel, los EREs, la operación Púnica o cualquier otro sinvergüenza que, abusando de la confianza de las personas que lo han aupado hasta donde está, se ha dedicado a llevárselo crudo.
Es cierto que me produce mucho más repelús el caso de los EREs de Andalucía o los casos de corrupción entre los representantes sindicales, pero es que a mi plumero le resulta mucho más odioso que le robe quien prometía defenderle (sindicatos) que alguien que nunca ha ocultado que defendía otros intereses (patronal).
Mi plumero nunca esperó nada de las patronales porque nunca le habían dicho (ni él lo habría creído de haberlo hecho) que defendían su bienestar, que querían emplear los fondos de formación para mejorar su situación o sus posibilidades de encontrar un trabajo o mejorar en el que tuviese. No, las patronales siempre han defendido sus intereses, como los sindicatos, se supone, defendían los nuestros, los de los trabajadores. Por eso me produce mayores arcadas que un sindicalista robe los fondos de formación o se aproveche para sus intereses personales o de sindicato del dinero que debería destinarse a amparar a los afectados por un ERE o a formar a los parados para mejorar sus posibilidades de encontrar un trabajo.
Es decir, que el que vea mi plumero lo verá, seguramente, del color de sus lentillas y seguirá pensando que los corruptos malos son los del partido de enfrente, que los de su partido siempre tendrán una excusa o una buena razón para hacer lo mismo que critican en los adversarios. Y seguirán acudiendo a votar como el que va a un partido de fútbol, esperando que gane su equipo, de la manera que sea, fingiendo un penalti o un comprando al árbitro, todo vale con tal de ganar al rival.

domingo, 15 de febrero de 2015

Todo por la patria

Cada cierto tiempo necesito recargar un poco las pilas del patriotismo y por eso este fin de semana decidí buscar reservas en esos casos siempre edificantes que nos demuestran que España es un país de quijotes, que cuando nos ponemos en plan solidario somos la repera y, en fin, que somos pobres pero honrados.
Sin embargo, la prensa ha venido a chafarme mis intenciones y se ha empeñado en mostrarme que los quijotes hace tiempo que están en retirada vencidos por los molinos y que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo.
Uno de los temas estrella de esta semana ha sido el de los españoles integrantes de la lista Falciani. Este buen hombre decidió copiar la lista de los clientes del banco HSBC que tenían cuentas en Suiza y entregársela a las autoridades de los países respectivos.
No sé que han hecho en otros países, pero, en España y con un gobierno socialista, decidieron decirles que fueran buenos y regularizaran su situación. Ni una multa, ni un reproche, ni una mala cara. Ya sabemos que esto es normal, que Hacienda nos trata a todos con cariño y ternura, que no pone multas, recargos ni sanciones. Es así, pero no deja de extrañarnos que lo sea también con los golfos que tienen sus dineros irregularmente en la montañosa Suiza.
Por el otro lado, por decirlo de alguna manera, porque yo creo que los golfos no tienen lados, solo tienen mucha cara y muy dura, esta mañana me he desayunado con los sobresueldos en CCOO. Por si tuviéramos poco con los EREs de Andalucía donde utilizaron el dinero de las prejubilaciones como si fuera un cortijo, ahora resulta que el otro sindicato, llamado, de clase (¿de qué clase serán?, que cada cual responda según su entender, pero en voz baja, que las palabras malsonantes están mal vistas) también tiene lo suyo. Además de los sobresueldos (3,7 millones de euros entre 2008 y 2012), resulta que el patrimonio de COMFIA (sección de banca y seguros de CCOO), en el mismo periodo, pasó de 7,6 a 12,1 milloncejos de nada. ¿Cómo han conseguido estos dineros? ¿Ahorrando? Podría ser, pero no, no ha sido así. Ha sido que las patronales, cajas, bancos y aseguradoras han aportado 8,3 millones de euros.
Sinceramente, no me extraña. Conociendo la generosidad y dadivosidad de las empresas me parece poco dinero.
Bueno, voy a dejar lo del patriotismo para otro momento, porque está visto que los que habitualmente se nos muestran como faro y guía a nosotros, pobres mortales; que saben lo que nos conviene, lo que conviene a nuestro país y, además, nos lo dicen (queramos o no oírlo) resulta que se han tomado un siglo sabático para todo lo que se refiere a honradez y ejemplaridad.

Pues nada, cuando vuelvan que avisen.

domingo, 1 de febrero de 2015

Podemos... mentirte a la cara

"Vosotros lo que peináis canas sois los que habéis traído la democracia a este país", dijo ayer uno de los líderes de Podemos al finalizar la manifestación de Madrid.
Contar mentiras a la gente y que ésta en vez de reprochártelo te aplauda a rabiar es una metáfora de esta sociedad en la que vivimos, que puede prepararse para ir a la manifestación de Podemos mientras ve Sálvame de Lux o Gran Hermano VIP.
Pero esta mentira es más grave que las habituales porque se nos dice que es de día a los que estamos escuchando en plena noche. Y, más que grave, no es gratuita, persigue un fin, quiere que muchos crean que han sido los artífices de la democracia de la misma forma que ahora pueden serlo del cambio.
Sin embargo, la gente que lo escucha y aplaude a rabiar se olvida de que ellos no trajeron la democracia, se olvidan de que el dictador murió de viejo y que los que le hicieron difíciles sus últimos días no fueron los que hoy peinan canas luchando por la libertad y la democracia, sino los correligionarios del dictador alargando su agonía mientras trataban de asegurar el régimen.
Seguramente fue una pena que en España no se hiciese una revolución de los claveles que nos hubiera permitido, quizás, reconciliarnos con nosotros mismos, darnos el orgullo de haber tumbado a la dictadura, permitir, de algún modo, que ganaran la guerra los que la habían perdido. Si hubiéramos tumbado a la dictadura, habríamos sido una mayoría los que, por una vez, habríamos estado juntos frente a un régimen que nos tenían oprimidos, nos mantenía alejados de Europa y en el subdesarrollo.
Quizás de ese modo se habrían terminado de una vez por todas las dos españas.
Pero no. No fuimos héroes, sólo fuimos civilizados y nos dejamos guiar por quienes tenían las riendas del estado. Y las tenían heredadas de la dictadura.
Está bien lo que bien acaba, pero no está bien que unos taumaturgos se suban a un escenario al final de una manifestación para halagarnos los oídos vendiéndonos un sucedáneo de la Historia, de nuestra historia.
Si son capaces de mentirnos sobre lo que conocemos tan bien, qué no serán capaces de contarnos sobre lo que desconocemos.

Es posible que puedan, pero no son de fiar

               
Llegaron diciendo que eran diferentes, que estaban contra la casta, contra los corruptos, contra los de arriba. Se presentaron a unas elecciones europeas con un programa que comenzaron cambiar al día siguiente de obtener unos muy buenos resultados, para suavizarlo y atraer a más votantes, con la vista puesta en las elecciones autonómicas y generales.
Son profesores universitarios que parecen bastante al abrigo de la crisis que ha arruinado a cientos de miles de españoles, pero gritan sin rubor que son de los de abajo y están contra los de arriba.
Hacen trabajos de consultoría por los que cobran cientos de miles de euros, pero es porque son profesores de gran prestigio y así se valoran los trabajos de consultoría internacional. No es cierto, pero ellos lo repiten incansablemente mientras critican los ingresos de los políticos de la casta.
Cuando surgen dudas acerca de determinados ingresos, de la legalidad de determinadas tributaciones, no salen, como era de esperar, con los papeles en la mano para que los vea todo el mundo, no van a Hacienda a revisar si ha sido correcta la tributación, para despejar cualquier duda. No. Hacen como los políticos de la casta: "Cuando tocan a Errejón, a Monedero o a Tania me están tocando a mí.”
Cuando Hacienda abre una investigación no se ponen a su disposición para colaborar en todo lo que sea necesario, sino que acuden a los clásicos: “Nos han declarado la guerra.”
¿De verdad piensan cambiar la política española cuando sus reacciones ante la crítica es el insulto? ¿De verdad esperan que creamos que quieren trabajar para los más desfavorecidos cuando no tienen empacho en cobrar cientos de miles de euros de gobiernos que tienen a sus pueblos sumidos en la miseria?
Los diagnósticos de Podemos sobre la crisis, la corrupción, el empobrecimiento de la sociedad española, la desvergüenza de políticos, sindicalistas y empresarios, es más que certera, pero sus reacciones se parecen demasiado a las de los políticos que tanto critican, sus recetas para salir de la crisis son del todo desacertadas y su manera de decir ahora lo contrario de lo que decían hace solo unos pocos meses no es diferente a lo que vienen haciendo desde siempre los políticos que ellos llaman de la casta.
No son de fiar.