lunes, 23 de diciembre de 2013

El precio de la luz

La situación de la economía y de la política en España es tan calamitosa que no sería de extrañar que cualquier día se produzca un estallido social. De hecho, lo extraño es que no se haya producido aun.
Uno economía y política porque en nuestro país yo creo que no hay política, sino que todo sucede en clave económica, entendiendo por esto los movimientos, maniobras, gestiones, leyes, acuerdos, etc. que tiene como objetivo llenarse los bolsillos con nuestro dinero, ya sea éste el de los impuestos, las tasas, los precios de los servicios, de la vivienda o cualquier otro modo inventado o por inventar.
El último escándalo, que en realidad es la punta del iceberg del monumental escándalo que es lo que viene ocurriendo con el sector de la energía en nuestro país desde hace muchos años, ha sido la última subasta (perdone que no me ría, pero no tiene maldita gracia) de la energía eléctrica y la subida del 20%.
El gobierno se ha visto afrentado por unas empresas eléctricas que le han dicho, vía patada a los precios, que si no quieres taza pues taza y media y el gobierno, al que le faltan puntos cardinales para denominar los frentes que tiene abiertos con la sociedad, ha adoptado una postura de fuerza y nuestros empresarios de la luz (aunque parecen moverse mejor en la oscuridad) le han puesto la proa y, con toda la chulería del mundo, le han dicho que a ver cómo resuelve el problema que ha creado.
Si yo fuera el gobierno, hace tiempo que habría nacionalizado las empresas eléctricas y del gas y el petróleo, a la vista de que estos oligopolios se ha resistido a someterse a la libre competencia y se han dedicado a poner los precios que han querido, admirablemente similares el de todas ellas en cada sector, y, en el caso de las eléctricas, a conseguir que el gobierno les reconozca un déficit de tarifa por el cual, a pesar de ganar miles de millones de euros cada año, todavía les debemos decenas de miles de millones.
Es indecente la libertad con la que estas empresas hacen lo que les viene en gana, fijan los precios que les parece y mantienes a gobiernos y ciudadanos rehenes de su avaricia.
La constitución española establece claramente que se pueden nacionalizar determinados servicios por el interés general (1), así que, ahora que tan de moda está parapetarse detrás de nuestra carta magna, no estaría de más que alguna vez se hiciera lo mismo en beneficio de todos los ciudadanos y de las empresas de este país que pagamos la energía eléctrica más cara de Europa.
¿Sucede todo esto por casualidad?

 
La fotografía que ilustra este artículo circula estos días por internet y en ella se reflejan los rostros, nombres y empresas respectivas de veinticuatro ex políticos españoles que están actualmente en la nómina de las empresas eléctricas.
¿Cree usted que esa fotografía guarda alguna relación con la situación del sector eléctrico en nuestro país y que en los últimos diez años la energía eléctrica haya subido un ochenta por ciento?






(1) Artículo 128:    
1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.
   
2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante Ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Mariano Rajoy no sabe

Nuestro presidente del gobierno ha concedido una entrevista con ocasión del segundo aniversario de su victoria electoral. Es una pena que no conceda entrevistas más a menudo y que hurte a sus conciudadanos (ya sé que él nos considera y quiere como súbditos, pero, mientras lo consigue, es lo que hay) de sus elocuentes palabras y sus profundos pensamientos.
Es una lástima porque supongo que muchas personas, como yo, habíamos empezado a tomarle cierta manía. Sí, lo confieso, a mí, Mariano, había empezado a caerme un poco gordo. Sin motivo, lo sé, soy así de raro.
Pero cuando en la última entrevista dijo que no sabía si las cuchillas de las alambradas de Melilla podrían afectar a las personas, lo comprendí todo. Sonaron las trompetas celestiales, en el cielo apareció una luz cegadora y, tras el inicial deslumbramiento, lo vi todo claro.
No podemos tenerle manía a Rajoy, no puede caernos gordo Rajoy, ni siquiera debe darnos un poquito de repelús. Porque Mariano es un hombre complejo que vive, seguramente, con sufrimiento sus contradicciones, sus paradojas.
Nosotros somos gentes sencillas, no tenemos relieves, ni paradojas, ni sentido común y pensamos que nuestros dirigentes, nuestros líderes, son como nosotros y por eso los juzgamos con nuestros parámetros, con nuestras medidas de pobres hombres y mujeres que queremos tener un trabajito agotador durante cinco días a la semana y disfrutar como insensatos de un fin de semana que nos creemos bien ganado.
¡No tenemos remedio!
Mariano Rajoy no sabe si las cuchillas de las alambradas pueden afectar a las personas. He ahí el dilema: afectarán o no afectarán. Él no lo sabe. Y nosotros, en nuestra sencillez, creemos saberlo. Pues no señor, no podemos afirmarlo con tanta alegría. A lo mejor, cuando una persona se pone a atravesar las alambradas las cuchillas se ablandan, se aplastan, se encogen, se hacen esponjosas y agradables al tacto.
¡Pobre Mariano! Empezó su legislatura haciendo lo contrario de lo que había prometido porque él cree que es bueno bajar los impuestos, pero tuvo que subirlos obligado por las circunstancias. Es decir que, dada la situación, no pudo hacer lo que consideraba bueno, sino lo que cree que es malo. Nosotros no podemos entender esas cosas, porque cuando creemos que una cosa es buena para algo lo hacemos. Por ejemplo, si pensamos que para no mojarnos es bueno abrir el paraguas, no lo cerramos en pleno aguacero. Pero Rajoy no, Rajoy no sólo nos cierra el paraguas, nos lo quita de las manos y nos levanta el tejado de la casa para que no tengamos donde guarecernos.
Rajoy cree que la democracia es buena, pero se ve obligado por las circunstancias a recortarla seriamente y está preparando una ley para que si se te ocurre manifestarte delante del parlamento te puedan atizar una multa de seiscientos mil euros de nada. Él seguramente no sabe si esa cantidad es desproporcionada. También quiere multar con treinta mil euros a los que insulten a los policías y establecer multas similares para los que se dedican a “escrachear” a los políticos.
¡Y hace bien!
Seguro que cuando termine de solucionar esos gravísimos problemas de orden público ya podrá dedicarse a pensar la manera de atajar la corrupción que, aunque es un mal menor y muy esporádico entre nuestros políticos, seguro que a Mariano, que es un hombre de orden, le preocupa.
Tengo interés en ver qué multa le pondrán a un alcalde que amañe un contrato para adjudicarle una obra a su compañero de tute. Al tenor de las cifras antes citadas a lo mejor fijan un multazo de mil euros y lo ponen medio minuto de cara a la pared y tiene que pagarse él mismo el billete para acudir al congreso del partido. No me extrañaría, porque Mariano es implacable para esas cosas.
Ahora, lo que ya me da miedo es pensar en el importe de las multas que pueda fijar para el improbable caso de que las petroleras acuerden los precios de las gasolinas. ¡Ufff! me han dado escalofríos solo con pensarlo.
 De todas formas, yo le recomiendo que en estas cosas no se apresure mucho, que no es bueno legislar en caliente, no se vaya a quemar.
¡Pobre Mariano! No sabe.

domingo, 10 de noviembre de 2013

La revolución de occidente: ir al tercer mundo en metro

El gobierno nos dice que que el final de la recesión ha llegado tocando las trompetas que anuncian el final de la crisis. Pero Rajoy es prudente y advierte que ésta no ha terminado, que es preciso seguir con las reformas (del verbo apretarnos más las tuercas) que nos han permitido llegar hasta aquí, pero que todavía son insuficientes y hay que seguir profundizando.
Botín afirma que no nos podemos ni imaginar la cantidad de dinero que está llegando a España de todas partes, y tiene razón, porque hace tanto tiempo que no lo vemos que ya ni imaginarlo podemos. Pero Botín debe estar tranquilo, porque si algo hemos aprendido de la crisis es que los bancos, además de ganar siempre, siempre tienen razón y, en caso de duda, para eso están el gobierno y el BOE.
Como consecuencias de estas buenas nuevas los partidos políticos más importantes de nuestro país se han apresurado a organizar una conferencia, el PSOE, y una interpalamentaria, el PP, para convencer a los suyos de lo que ya llegan convencidos de casa. ¿Y por qué organizan esos ejercicios espirituales laicos? Sin duda porque ya ven el final de la crisis al alcance de la mano, porque, de otro modo, con su acostumbrado sentido de la responsabilidad y su habitual frugalidad no gastarían el pastizal que habrá costado mover y mantener a toda esa gente si no supieran que los malos tiempos están a punto de terminar.
Se preguntaba esta mañana en la cadena SER una veterana socialista cómo se podía proteger nuestro mercado de trabajo en un mundo global en el que los productos que consumimos se fabrican en países donde los trabajadores más afortunados perciben salarios de ciento cincuenta euros mensuales. Y yo, oyéndola, me preguntaba si no deberían hacer un examen para poder ser socialista, porque esas dudas parecen apuntar a una deficiente formación ideológica de base. Aunque también es posible que el PSOE deba copiar algunas ideas del inefable Wert y establecer una reválida para comprobar si sus militantes más reputados de tanto vivir como sus adversarios y actuar como ellos han terminado también por pensar de la misma manera. No puede ser casual el paralelismo vital de González y Aznar, quienes, a pesar de su aparente antagonismo radical, parecen intercambiables como expertos en empresas energéticas (ambos son consejeros de empresas eléctricas) o como poseedores de un ego sólo comparable con su soberbia. Antes de votar a un candidato a presidente deberíamos poder saber cómo serían como expresidentes, porque eso nos daría la exacta medida de su personalidad.
Pero en vista de que no sabemos cómo proteger nuestro mercado de trabajo, quizás sería mejor que esta vieja e hipócrita Europa se quitara de una vez la careta. Por ejemplo, podría autorizar las jornadas de ochenta o más horas semanales, el trabajo infantil, la exención de las normas de prevención de riesgos laborales o la posibilidada de tener trabajadores sin contrato de trabajo y que no estén dados de alta en la Seguridad Social. Pero, que nadie piense que me he vuelto loco, esto sólo sería posible para trabajadores procedentes de países del tercer mundo. Ciudadanos, chinos, indios o pakistanís podrían trabajar en nuestro país de la misma manera que lo hacen en lo suyos. ¿Por qué no evitar a los empresarios las costosas deslocalizaciones de sus empresas, sus viajes de negocios a los nuevos centros de producción y el siempre engorroso trato con las autoridades de esos países? Se evitarían los costes de transporte y los riesgos de la transferencia tecnológica a otros países fuera de nuestro control.
Los sindicatos y ONGs tendrían a la fuente de sus desvelos a las puertas de sus casas, como quien dice, y podríamos seguir viendo en los telediarios las mismas tragedias, que ahora nos remiten a ciudades con nombres exóticos, situadas en lugares familiares y próximos, que podríamos situar fácilmente en el mapa.
— ¿Has visto, querida? el pabellón que se ha derrumbado y donde han muerto todos esos indios es que el vemos desde el viaducto de la autopistas cuando vamos a visitar a tu madre?
— ¡Pobre gente!
Pero nuestras conciencias podrían seguir tranquilas sabiendo que “no hay españoles entre las víctimas”   y podríamos seguir comiendo y esperando la llegada de los deportes para ver los goles del Madrid y del Barcelona.
Se mantendrían intactas las leyes laborales que protegen a nuestros parados y nadie podría reprocharnos el retroceso en nuestros derechos sociales. Los empresarios verían por fin cumplido el sueño de volver al maquinismo sin moverse de casa y sus esposas no darían abasto organizando rastrillos y galas de caridad y les dejarían más tiempo para ocuparse de sus jóvenes y esculturales sobrinas.
La derecha podría seguir gobernando para lo suyos y la izquierda volvería a vender su revolución de cartón piedra a estos nuevos parias importados.
¿Por qué no traer el tercer mundo al patio de atrás? Yo sólo le veo ventajas.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Asturias sigue padeciendo la incuria de sus gobernantes

Asturias entra en un nuevo periodo de inestabilidad que viene a sustituir al ensimismamiento actual de un gobierno carente de ideas, de proyecto, de nada que no sea mantenerse en el cargo y conservar el status quo de sus dirigentes y simpatizantes destacados que han tenido la suerte de verse elevados al olimpo de los elegidos para algún puesto técnico o político desde el que defender a los suyos, a la secta partidaria que los alimenta o les permite estar en unos cargos a los que difícilmente podrían acceder de otro modo.
La defensa de este estado de cosas es lo que ha llevado a la FSA a poner a IU y UPyD en la tesitura de tener que romper los acuerdos por los que habían apoyado la investidura de Javier Fernández.
El análisis es sencillo. Foro y PP nunca apoyarían una reforma electoral que permitiese al PSOE cumplir los acuerdos con los partidos de la oposición que apoyan a su gobierno. Si el PSOE se empeña en no sacar adelante la reforma electoral que había acordado con los dos partidos de la oposición, éstos no tendrían otro remedio que romper sus apoyo, ya que, de no hacerlo, quedarían expuestos como meros comparsas de un gobierno al que habrían puesto unas condiciones para su apoyo sólo de cara a la galería y cuyo incumplimiento no tendría ninguna consecuencia.
Pretender, como quiere el PSOE, que IU y UPyD lo sigan apoyando apelando a su responsabilidad, porque es más importante tener presupuestos que conseguir sus objetivos, es una forma más de utilizar la retórica como política, pero no soporta el menor análisis, ya que si es tan importante sacar adelante los presupuestos, y en efecto lo es, cómo se puede dejar el tema en manos de dos partidos de oposición, Foro y PP, que no tienen ningún interés en la reforma electoral pactada y menos todavía en darle oxígeno al gobierno y sus socios.
El razonamiento lógico en este caso sería poner al PP y a Foro en la tesitura de negociar la reforma electoral o quedarse al margen voluntariamente porque el gobierno, ante la necesidad de mantener los apoyos para sacar adelante los presupuestos, no podría hipotecar su futuro a las tácticas de esos dos partidos.
Sin embargo, extrañamente, o no tanto, optan por dejar la llave de los acuerdos, del apoyo al gobierno y de poder aprobar unos presupuestos, en manos de la oposición que no lo apoya, poniendo como condición para la reforma electoral conseguir el apoyo de Foro o del PP.
Pero, como decía, la extrañeza es sólo aparente, ya que, en realidad, ni el gobierno, ni el partido que los sustenta, desean la reforma electoral, como tampoco la desean Foro o PP, porque les resulta mucho más ventajosa la situación actual que beneficia a los partidos grandes y perjudica a los pequeños. Porque no les importa que la situación actual sea injusta, no con los partidos, sino con los electores, cuyos votos no valen lo mismo según donde vivan y, por tanto, la representatividad de los elegidos es muy deficiente porque el sistema por el que se eligen no es equitativo.
Asturias ha tenido la oportunidad de adelantarse al resto de España mostrando el camino para una reforma electoral que se reclama desde mucho ámbitos, pero, para el PSOE ha sido más importante mantener el actual estado de cosas, porque la democracia puede ser importante, pero más importante es tener controlados los resortes del poder.
Y es el poder y su control lo que está en el fondo de todas sus decisiones y todo lo demás son fuegos de artificio para tenernos entretenidos.
Asturias tendrá inestabilidad política en unos momentos de crisis profunda en los que la estabilidad y los acuerdos son más necesarios que nunca y, muy posiblemente, tendrá que prorrogar sus presupuestos cuando es imprescindible disponer de instrumentos (léase, recursos) para cambiar el rumbo de nuestra economía que, aunque con algo de retraso con respecto al resto del país, está siendo ahora golpeada muy duramente.
Lamentablemente, esto no deja de ser un prueba más, la enésima, de que los profesionales de la política han convertido ésta en un fin, en lugar de ser, como debería, el medio para mejorar la vida de los ciudadanos.

domingo, 20 de octubre de 2013

La crisis ha terminado

Esta semana nos han anunciado la buena nueva: la crisis ha terminado. Crisis is over podría cantar Lenon si siguiera entre nosotros.
El Príncipe de Asturias, Rajoy, el gobierno todo y Botín nos anunciaron que la crisis había terminado. Estamo terminado 2013 y 2014 se presenta en lontananza próspero, ubérrimo, con sus campos manado leche y miel preparados para recibirnos tras nuestra larga marcha por el desierto de la recesión en busca de la tierra prometida.
Ha sido un viaje largo y duro, pero ha valido la pena, ha venido a decir Rajoy con ese verbo de los políticos capaz de hacer suyos nuestros sacrificios, lo cual no deja de tener su mérito, pues tiene que resultar muy difícil sentir la dureza del camino y el calor insoportable del desierto cuando se transita cómodamente sentado en el interior de un coche de lujo con aire acondicionado.
La crisis ha terminado, España es tierra de oportunidades y el dinero llega a nuestro país en grandes cantidades y de todos lados (Botín dixit) y en un ambiente de euforia tal yo me siento emocionado y feliz al comprobar cómo nuestros sacrificios han valido la pena. Hemos tenido que apretarnos el cinturón, hemos perdido poder adquisitivo, los más afortunados, los menos han perdido su casa, su empleo o a sus hijos que han tenido que irse del país para buscarse la vida (como ahora se llama a ganarse el pan con el sudor de la frente).
Hemos perdido servicios, hemos perdido calidad en los que todavía nos siguen prestando, nos cuestan más dinero y las administraciones todas se afanan, y con cierto éxito, todo hay que decirlo, en sacarnos el poco dinero que tenemos con tasas e impuestos de todo tipo.
La crisis ha hecho que tengamos que pagar, repagar y copagar todo lo que ya pagamos con nuestros impuestos. Pero todo es por nuestro bien y, al parecer, la luz ya se vislumbra al final del túnel. Quizás nosotros no la veamos todavía y nuestros ojos, atrofiados por años de oscuridad, no son capaces de apreciar ese pálido reflejo que sí pueden ver en lontananza aquellos que, por haber seguido siempre a plena luz del sol, pueden apreciar esos leves rayos que quieren romper la oscuridad en la que estamos sepultados.
Tenemos menos becas y se exigen más notas para alcanzarlas. Algunos alumnos deben devolver las becas que recibieron el pasado año y tendrás dificultades para hacerlo porque, con su mala cabeza de pobres sin criterio, han tenido la mala idea de gastar su importe en matrícula, libros, apuntes y (seamos sinceros) hasta puede que un bocadillo o incluso un cubata en un momento de ofuscación.
Tenemos menos ayudas para la dependencia a pesar de que nuestros dependientes siguen teniendo poca consideración con la situación económica del país y se agarran a la vida como si fuera lo único que tienen.
La sanidad tiene menos recursos y las listas de espera se alargan en el tiempo y en el espacio aumentando el sufrimiento de los enfermos. Aunque hemos de reconocer que, al menos, estos recortes colaboran doblemente al bien de nuestra economía, pues al ahorro directo se añade el indirecto de los enfermos que fallecen y dejan de ser un gasto para esta sociedad acostumbrada a vivir por encima de sus posibilidades.
Pero la crisis is over y debemos congratularnos. Seguimos con casi seis millones de parados, cierra Fagor, cierra Tenneco, las comunidades autónomas tendrán que disminuir su gasto en 8.000 millones de euros más en los próximos dos años, según el plan enviado por el gobierno a Bruselas para su aprobación, pero eso son pequeños detalles que sólo nos importan a nosotros, los pobres mortales que no invertimos en bolsa, ni sabemos nada de macroeconomía y nos dejamos influir por los comercios vacíos, los restaurantes sin clientes y las quejas de las personas que hacen cola ante las oficinas del INEM.

viernes, 27 de septiembre de 2013

España inculta

España es un país que nunca dejará de sorprenderme y siempre para empeorar la imagen que tengo de mi país.
Criticamos a los políticos, a los banqueros, a los empresarios, pero, en el fondo, son como nosotros, no podemos esperar nada bueno de ellos como no se puede esperar nada bueno de nosotros.
No se puede esperar nada bueno de unos ciudadanos que se agolpan a las puertas de los juzgados para llamar asesino a un acusado. Siempre que pregunto qué pasará por la cabeza de esas personas, en el caso de que exista algún atisbo de vida inteligente en sus cerebros, que les impulsa a desplazarse hasta los juzgados para gritar contra energúmenos a un detenido que pasará fugazmente ante ellos custodiado por la policía.
Sin embargo lo que más me llama la atención es que en aquellos caso en los que son los ciudadanos los que sufren los daños, a los que se roba impunemente y los que pagan las consecuencias, en esos casos no se acercan al juzgado para pedirles cuentas o afearles su conducta y manifestar su justa indignación. No. Los que se presentan en esos casos son compañeros de partido, votantes de sus mismas que van a darles apoyo.
El penúltimo ejemplo ha sido el de Messi esta misma mañana. Una persona (habrá que suponer que lo es mientras no se demuestre lo contrario) acusada de defraudar a Hacienda (o sea a todos nosotros) una cantidad que no ganarán todos juntos quienes le mostraban sus admiración a las puertas del juzgado.
Esas personas votan en las elecciones, ¿lo harán con los mismos criterios y tras la misma reflexión que los llevó a las puertas del juzgado a mostrar su apoyo a Messi?
No reproduzco aquí lo que dijeron algunas de esas personas ante las cámaras de televisión al ser preguntadas por los periodistas porque me niego a reproducir, siquiera citando, tamañas burradas.
Ésta ha sido una prueba más de la profunda incultura de los habitantes de esta tierra. No puede extrañarnos que el gobierno quiera proteger la fiesta de los toros como bien de interés cultural o que el partido que lo sustenta se niegue a legislar para prohibir el Toro de la Vega.
No puede sorprendernos que derecha e izquierda en este país continúe con los mismos clichés de hace ochenta años y que terminaron en una sangrienta guerra civil.
Es normal que se maltrate la educación, la cultura o la investigación.
Es una consecuencia lógica que partidos corrompidos hasta la médula y políticos corruptos sigan siendo votados sistemáticamente como la honestidad fuera algo totalmente prescindible para dedicarse a los asuntos públicos.
Termino con la poesía de Machado, tan tristemente vigente ahora como cuando la escribió hace casi un siglo para que se vea cómo hemos progresado.

 EL MAÑANA EFÍMERO            

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Madrid 2020 es una burla

España es un país con seis millones de parados, tiene unos gobernantes que aplauden con las orejas la bajada del paro en 35 personas en el mes de agosto, su economía nacional es de guerra, con recortes en gastos sociales, sanidad, educación, investigación, disminución de sueldos a funcionarios, subida de impuestos, aumento de tasas de servicios públicos y un largo etcétera.
Todo lo dicho es bien conocido por todos, pero parece que los políticos en general y todos los medios de comnicación han caído víctimas de un ataque de amnesia colectivo y nos venden las maravillas que supondrían para el país la adjudicación a Madrid de las olimpidas del año 2020.
Madrid es la ciudad más endeudada de España: 7.430 millones de euros de deuda. Que dicho en pesetas, que queda mucho mejor, son, la friolera de 1,24 billones.
Hoy, en un informativo de televisión, llegaron a incluir entre las ventajas que reportarían las olimpiadas la subida de los alquileres del 25%, "hasta niveles anteriores a los de la crisis".
Definitivamente, o se han vuelto locos o nos toman el pelo.
Y por si hubiera dudas al respecto, las bochornosas imágenes de la alcaldesa de Madrid contestando algo que nada tenía que ver con lo que le había preguntando un periodista, porque le había hecho la pregunta en inglés y ella no se había puesto los auriculares para la traducción simultánea, son una excelente demostración de que ni se respetan, ni, mucho menos, nos respetan a nosotros.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Y ahora, la reforma de las pensiones

Los periódicos y los informativos de radio y televisión nos anuncian que los líderes políticos han vuelto a sus quehaceres diarios tras el paréntesis vacacional. Así, con estas fórmulas estereotipadas que se repiten en todas las noticias año tras año llegadas estas fechas.
El diario El Comercio, de Gijón, nos cuenta el regreso de la ministra Fátima Báñez dispuesta, al parecer, a afrontar la reforma de las pensiones e ilustra la noticia con una imagen suya caminando con una cartera en su mano derecha. El sentimiento que me produce esa imagen es miedo. Podría ser menos contundente y hablar de preocupación, recelo, desconfianza... pero no sería exacto, la palabra que mejor lo define es, como decía, miedo.
Veo la sonrisa de la ministra, aparentemente satisfecha con su labor, y me viene a la cabeza la imagen de un mono con un saco lleno de bombas.
Nuestras pensiones son demasiado serias como para dejarlas en manos de los políticos (ahora del PP, pero igual daría que fueran del PSOE).
En una situación en la que el mayor problema de nuestra economía es el paro y en la que el mayor problema de nuestras pensiones es el paro, por la disminución dramática de cotizantes, a nuestros gobernantes no se les ocurre otra cosa que disminuir la pensión que percibirán los futuros jubilados aplicando un coeficiente de sostenibilidad que, según ellos, trata de compensar el incremento de la esperanza de vida.
La excusa, como no, es que se trata de una exigencia de la UE. ¿Por qué no me sorprende? Será porque ya me conozco el truco que emplean siempre nuestros sagaces gobernantes con la complicidad del cuarto poder (por favor, ríanse discretamente que hay niños cerca y no conviene que se desilusionen a tan tierna edad). Siempre que se trata de adoptar alguna medida desagradable les filtran (del verbo pedir a los periodistas amigos) la noticia de que la UE exige a España la medida que sea por peregrina que resulte. A continuación, las tertulias de radio y televisión se ocupan durante unos días de comentar la noticia. Los periodistas de la cuadra del gobierno defienden la medida y los de la oposición la atacan y siempre con la misma ausencia de argumentos por parte de unos y otros. Con esto la supuesta exigencia de la UE ya está en la calle, es decir, en las máquinas de café de las oficinas, en las paradas de los autobuses y en las colas de la carnicería, donde se repiten, más o menos, las posturas de los tertulianos: los partidarios del gobierno la defienden y los de la oposición la atacan.
Al final, el resultado es el pretendido por nuestros gobernantes: que todos asumamos como inevitable la medida propuesta, la cual, normalmente, se adopta en unos términos más suaves de los previstos, lo cual permite al gobierno hablar de proporcionalidad, adaptación a la situación real del país y bla, bla, bla. Es decir, que no ha sido tan malo gracias a ellos. Y a la oposición le permite decir lo mismo, es decir, que gracias a ellos, el gobierno tuvo que dulcificar su planteamiento inicial..
El mensaje para la calle, y que repetirán partidarios, tertulianos y demás defensores de la libertad de expresión, es que tenemos una inmensa suerte de tener unos políticos que se desviven por nosotros.
Ahora, como decía, toca ajustar, o sea, reducir las pensiones, porque, claro, no se puede permitir que un jubilado viva dignamente y pueda viajar un par de veces al año a Benidorm. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Nuestros políticos y sus expertos se han olvidado de los recortes que sufrirán las pensiones de algunos millones de españoles que por obra y gracia de la crisis se han quedado en el paro en los años en que deberían estar cotizando para su pensión, por lo que ésta se verá reducida notablemente cuando llegue el momento de percibirla. Muchos, además, se verán obligados a jubilarse anticipadamente, puesto que no van a tener la posibilidad de trabajar hasta los sesenta y cinco o sesenta y siete años, por lo que su pensión se verá reducida en un porcentaje muy importante.
El empobrecimiento de las clases medias españolas actual y en el que se sigue abundando para el futuro sólo es comparable con el envilecimiento moral de nuestros políticos, los cuales viven enfangados en unas organizaciones carentes de una mínima democracia interna e inundados por innumerables casos de corrupción que han detraído miles de millones de euros de nuestros impuestos para su propio beneficio.

sábado, 24 de agosto de 2013

Cudillero como ejemplo

Si alguien tiene interés en conocer como concibe el PSOE la democracia puede analizar lo ocurrido en el ayuntamiento de Cudillero desde las últimas elecciones y tendrá una idea cabal de la forma de proceder de una izquierda que se presenta como referente ético ante la sociedad.
Lo que ocurre en Cudillero pone de manifiesto las maneras de actuar de unos políticos para los que la democracia es tan solo la coartada para llevar a cabo sus planes. Retuercen las leyes y las normas hasta dejarlas convertidas en un guiñapo irreconocible con el que hacer su voluntad. Desoyen las sentencias del Tribunal Constitucional como si la democracia y los órganos de las que esta se dota para poder garantizar el funcionamiento democrático de las instituciones fueran tan sólo algo molesto que se puede esquivar sin mayores complicaciones.
Lo que está ocurriendo en Cudillero con el beneplácito y el apoyo expreso de la Federación Socialista Asturiana y el silencio ominoso de la dirección nacional del partido con Óscar López y Rubalcaba como cómplices por omisión de la desvergüenza con la que su partido está actuando en ese ayuntamiento, no tiene ningún calificativo compatible con el término democracia.
En democracia las formas son parte fundamental del sistema. Los votos recogidos en las elecciones refrendan a los candidatos que figuran en las listas y los partidos ya tienen demasiado poder confeccionando éstas como para que, una vez terminadas las elecciones, quieran actuar como si los votos los hubiera recibido el partido y no los candidatos.
Con el proceder de PSOE en Cudillero están demostrando que son aventajados herederos de la democracia orgánica inventada por Franco o de la llamada democracia cubana. Pero, como ellos deberían saber, la democracia es o no es y no admite calificativos.

martes, 13 de agosto de 2013

El día de la cultura de Gijón

España vive una gravísima crisis económica de la que tiene una gran parte de culpa la corrupción generalizada y la crisis política e institucional.
La derecha, en el gobierno, aprovecha la crisis y su cómoda mayoría absoluta para conformar un país a la medida de su ideología y en contra de los intereses y, lo peor, los derechos de la mayoría de los ciudadanos. Para la derecha, la crisis es responsabilidad casi en exclusiva de los anteriores gobiernos del PSOE que, según ellos, se dedicaron a malgastar el dinero que ahora ellos se ven obligados a recortar.
Esta verdad es parcial, pues el PP obvia que mucho del dinero malgastado se dilapidó en CCAA gobernadas por sus correligionarios. También se olvidan interesadmente de que las cajas de ahorros arruinadas estaban dirigidas por representantes del PSOE, de IU, de los sindicatos y... del PP, y que todos ellos fueron responsables del gran fraude que supuso la ruina de esas entidades financieras que pertenecían a todos los ciudadanos.
Por su parte, la izquierda continúa con su discurso interesado en el que culpa de la crisis al capital y la tilda de gran estafa, pero se olvida de que la izquierda estaba en el gobierno, en los consejos de administración de muchas empresas públicas o semipúblicas que gastaban y se endeudaban como si el dinero creciese en los árboles y que sus representantes se sentaban en los órganos de dirección de las cajas de ahorros que se arruinaron con unas políticas alejadas de toda prudencia financiera.
La corrupción que asola nuestro país, y que ayuda a hacer más profunda, y difícil de superar, la crisis económica, se extiende por todos los partidos con responsabilidades de gobierno y, por ello, es difícil de atajar puesto que ningún partido se ha propuesto seriamente terminar con ella. Todos la utilizan como arma para atacar y desprestigiar al adversario, pero no toman ninguna medida para evitarla en sus propias organizaciones.
La corrupción se ha hecho consustancial a nuestro sistema político y la mayoría de nuestros representantes se sienten cómodos con este estado de cosas que les permite vivir cómodamente dentro de esta ciénaga que ya parecen haber aceptado como su habitual ecosistema al margen de unos ciudadanos cuyo único fin es del de mantener con sus impuestos a toda la pléyade de políticos y cargos de todo tipo que los partidos han ido inventando para aumentar sus poder y su clientela.
En Gijón acaba de celebrarse el Día de la Cultura para recordar aquellas jornadas que se celebraban al final de la dictadura franquista y en las que la izquierda reivindicaba la libertad y la democracia. La mayoría de los organizadores, y quizás de los asistentes, pertenecían a la izquierda establecida cómodamente en este régimen y, por tanto, no se oyó ni un sola autocrítica al papel de la izquierda y a su responsabilidad en la situación actual. Se limitaron a repetir sus cantinelas, a culpar de todo a sus demonios personales (el capital, la banca...), y claro que la tienen, pero sin acercarse, ni de lejos, a una asunción de sus propias culpas, cuando no de la complicidad o la práctica de actuaciones iguales a las critican.
Con esta izquierda acomodada y tan corrupta como la derecha, no será posible encontrar un camino diferente al recorrido hasta ahora y, por tanto, con los actuales partidos de derechas o de izquierdas no se podrá encontrar un nuevo camino que nos pueda conducir a la recuperación de un auténtico régimen democrático sin corrupción y en el que el bien común sea el objetivo primordial de la actividad política.

jueves, 8 de agosto de 2013

Hay que reducir los sueldos, pero no el 10%

Yo estoy de acuerdo con el FMI y con Olli Rhen: es necesario bajar los salarios. Pero no estoy de acuerdo en el porcentaje propuesto, me parece muy modesta la reducción del 10%.
Yo creo que sería más sensato proponer una reducción del 90%.
¿Digo esto por decir y porque esta mañana en Gijón no está de playa y estoy ocioso ante el ordenador? En absoluto. Voy a demostrar por qué deberían reducirse los salarios un 90%.
Primer ejemplo: Christine Lagarde, presidenta del FMI, tiene una retribución anual de 324.000 Euros más un modesto complemento de 58.000 Euros anuales sin necesidad de justificar. Es decir, que esta buena mujer sin haber inventado la aspirina, la fórmula de la Coca Cola, ni siquiera la fregona que tanto ha hecho por mejorar la vida de las amas/os de casa, percibe la bonita suma de 43,61 Euros a la hora, da igual que durante esa hora esté haciendo pilates, viendo la tele, durmiendo o tomando el sol.
Si se redujeran sus retribuciones un 90%, esta encantadora señora pasaría a percibir 38.200 Euros anuales.
Segundo Ejemplo: Olli Rhen, vicepresidente de la Comisión Europea, se embolsa entre sueldo y dietas unos 286.000 Euros al año (¿cuánto ganará el presiente? Da igual, nosotros a lo nuestro). Reduciendo su salario un 90%, pasaría a cobrar 28.600 Euros al año.
Ya sé que alguno estará pensando que con esos sueldos ni Christine, ni Olli, querrán seguir desempeñando sus puestos. Pues eso. lo que to digo: todo ventajas.

Olli Rhen y el fin de la crisis

Olli Rhen es un hombre prudente y no desea terminar con la crisis económica de España de un plumazo, ¡ni hablar! Prefiere ir poco a poco, paso a paso, por eso propone, como el FMI, que los salarios bajen sólo un 10%.
Si con un 10% de bajada se podrían poner las bases para ir terminando con la crisis, un hombre más ambicioso que el bueno de Olli podría proponer bajar un 20, un 30 o un 40%. Con el 50% de bajada se daría un buen mazazo a la crisis con toda seguridad.
Pero Olli es un gris funcionario de la UE y no piensa en grande, por eso sólo se atreve a proponer una disminución de los salarios del 10%.
Sin embargo, no nos engañemos, la solución está en nuestras manos y sólo por nuestro egoísmo y nuestra mala cabeza seguimos hundidos en esta larga crisis económica que ha traído unas insoportables tasas de paro.
Todos sabemos que con el pleno empleo o, al menos, reduciendo el paro a cifras más soportables se pondría fin a la crisis. Pues bien, la solución es fácil y sólo necesita de dos medidas que el gobierno puede adoptar mañana mismo.
La primera es decretar que el trabajador desempeñará su trabajo sólo por la comida. ¡No, no, no! que nadie se alarme. Tendrá derecho a tres comidas diarias y en el caso de empresas especialmente saneadas tendrá derecho también a una frugal merienda.
La segunda medida, mucha más sencilla que la anterior es decretar el trabajo obligatorio: todas las personas humanas mayores de 14 años deberán poder acreditar el carné de trabajador que la empresa empleadora les facilitará tras la renuncia del empleado a la tercera comida del día (la cuarta en el caso excepcional de que tuviera derecho a cuatro) durante 48 meses.
La propuesta de Olli Rhen demuestra la cortedad de miras de la UE y la falta de planteamientos ambiciosos para terminar con el paro y, por ende, con la crisis económica.

sábado, 3 de agosto de 2013

Todavía persiste el mal olor tras la comparecencia de Rajoy

Da gusto vivir en una democracia como la española porque nos permite ver a nuestros parlamentarios en su plenitud en los plenos como el del pasado jueves. Trajeados y encorbatados ellos (la mayoría, algunos tienen otro tipo de uniformidad que no les permite usar esas prendas) y bien arregladas y maquilladas ellas (también con alguna excepción porque la ideología también marca las modas, ¿o es al revés?, da igual, el resultado es el mismo. Digo que, con sus mejores galas y sacrificando el primer día de agosto, que es mucho sacrificar pero nada cuando se trata del bien del pueblo, se acercaron por el senado (el congreso está en obras y van...) y con su buena educación y haciendo uso de su hipocresía más alambicada se ha dedicado a repartirse sus caquitas en un envoltorio de palabras vacuas sólo perforado con sutiles adjetivos para que el hedor fuera soportable, que sus señorías tienen la pituitaria muy delicada.
Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, los nacionalistas gobernantes, PNV y CiU y en buena medida IU, cómplice necesario cuando hace falta con tal de tener un poquito de poder que en la oposición no hay manera de manejar dineros públicos, se ha acusado mutuamente de hacer o no hacer dónde gobiernan, han gobernado o hacen o han hecho oposición, todo para mantener una ficción de parlamentarismo de altos vuelos que finge representar a unos ciudadanos que contemplamos el espectáculo sin poder dar crédito a tanto esperpento.
Quizás porque era dos de agosto y la canícula se había enseñoreado del clima de nuestro país o quizás porque las caquitas repartidas por sus señorías ya son demasiado pestilentes, el caso es que el pueblo llano no es que arrugase la nariz por el mal olor, es que se tapaba las fosas nasales sin poder soportar el hedor que emanaba del hemiciclo.
Primero fueron algunos votantes con el olfato más fino, después otros que ya empezaban a sentirse incómodos con el desagradable olor de nuestra política, pero ahora comienzan a ser multitud los que son incapaces de soportar un olor tan desagradable como el que genera nuestra clase política.
La quinta acepción de la palabra corrupción en el diccionario de la RAE es diarrea, lo que viene a explicar, sin duda, el olor nauseabundo de la política española.

domingo, 28 de julio de 2013

Accidente ferroviario: sin respuestas pero con un culpable

El desgraciado accidente ferroviario de Santiago ha puesto de manifiesto una vez más cómo los españoles anónimos reaccionan de manera ejemplar, colaborando en la ayuda a los heridos con lo que tenían a mano: sus manos, sus herramientas, sus mantas, sus vehículos, su consuelo...
Pero cuando apenas habían terminado de evacuar al último herido, cuando todavía resonaban en los oídos las sirenas de las ambulancias, los lamentos de las víctimas; cuando las lágrimas bañaban las mejillas de los familiares, la prensa, la lamentable y tóxica prensa nacional, había comenzado su campaña.
Había que darse prisa en señalar al culpable, había que sacarlo en portada, había que dejar claro que su conducta anterior al accidente apuntaba a una personalidad propia de un orate que no dudaría en meter un tren a 200 kilómetros por hora en una curva limitada a 80. El maquinista era el responsable, el único responsable. El trazado, la vía, los sistemas de seguridad, nada estaba en cuestión, porque la Alta Velocidad Española es segura fuera de toda duda. Porque no podemos poner en peligro milmillonarios contratos de AVE en Arabia o en Brasil. Porque no podemos dudar de la eficacia y ejemplaridad de nuestros técnicos, ni, sobre todo, de nuestros políticos que siempre presupuestan lo mejor, lo más seguro, que se desviven por nuestra seguridad y se quitan el pan de la boca para que podamos viajar seguros y que nuestros hijos puedan repetir sin recelo: “papá ven en tren”.
El maquinista era el culpable, como en los accidentes de carretera lo es el exceso de velocidad, la imprudencia o el alcohol. Nunca el responsable de mantener un punto negro en el que se acumulan los ramos de flores que recuerdan a los fallecidos en esa curva mal peraltada.
Hoy, como no podía ser de otra manera, después de tantas loas desde todas las ideologías del espectro político a la reacción de las autoridades, El País parece haber despertado de su letargo. Alguien debió de llamar a su director y recordarle que en Galicia y en España gobierna el PP y que cuando gobierna el PP no puede haber comportamientos ejemplares de las autoridades ni de los servicios de urgencia de la administración. Alguien debió recordarle al director del que se autodenominaba “diario independiente de la mañana” y que ahora se conforma con ser “el periódico global en español”, o quizás el propio director quien se dijo que eso no podía ser así de ninguna manera y hoy se ha descolgado titulando en su primera “Los servicios de auxilio tuvieron claros errores de coordinación” y como subtítulo “el vehículo de comunicaciones se demoró y los helicópteros no despegaron”.
¡Cómo no! Cómo podrían haber funcionado sin tacha unos servicios públicos en España gobernando la derecha. Si gobernara el PSOE tendríamos la situación simétrica con los periódicos de derechas criticando errores y deficiencias de la administración socialista en la gestión de los servicios de emergencia y con los diarios progresistas alabando el buen hacer de los mismos.
Y el maquinista, un profesional con decenas de años de experiencia en RENFE y varios años haciendo el mismo trayecto, detenido por la policía y con quien se está agotando el plazo máximo del habeas corpus como si de un peligroso criminal se tratase.
Ya se va dibujando el panorama: los que atacan al gobierno buscando errores en los servicios de emergencias y los que se esfuerzan en desviar la atención de las autoridades poniendo el foco en el maquinista.
No quieren la verdad, sólo apoyan los intereses de sus empresas. No les importa saber por qué el maquinista metió el tren en la curva a una velocidad tan por encima de la señalada. ¿Falló el sistema de frenado del tren?
No les interesa saber cómo es posible que un tren a 200 kilómetros por hora quede por completo bajo la responsabilidad del maquinista. Si el maquinista recibió el aviso de la baliza que le advertía de que debía reducir la velocidad, pero no lo hizo, ¿no debería haber un sistema automático que frenara el tren? ¿Lo había? ¿Falló? ¿No lo había? ¿No debería haberlo?
Antes de acusar al maquinista deberíamos saber qué ocurrió, por qué ocurrió, si estaba prevista esa eventualidad, si aun estándolo no se adoptaron las medidas necesarias para evitarla o reducir el riesgo. Y sólo después de responder a esas preguntas, y algunas más, sería el momento de asignar culpas, quizás entonces el maquinista no fuera el culpable o no lo fuera él solo o ni siquiera fuera el principal responsable.