domingo, 26 de septiembre de 2010

Zapatero y los presupuestos: sólo un síntoma más

Zapatero ha comprado el apoyo a los presupuestos cómo ha hecho con los de todos los años y como han venido haciendo todos los presidentes de gobierno de la democracia, salvo cuando González y Aznar han tenido mayoría absoluta y no han necesitado los votos nacionalistas. Así que poco se puede reprochar a Zapatero en este asunto. El reproche, en todo caso, debemos hacerlo al sistema establecido y a la falta de escrúpulos de unos políticos que, lejos de buscar el bien común, buscan ante todo el suyo propio y, como mucho el de su partido.
Este objetivo les lleva a mantener unos sistemas clientelares vergonzantes que han creado unas estructuras administrativas y parafuncionarales carísimos e ineficientes.


A esto debemos añadir la corrupción política en todos sus aspectos e íntimamente ligada a ese objetivo de mantener las adhesiones inquebrantables. El aspecto más destacado es la corrupción relacionada con la construcción, las recalificaciones y el urbanismo en general. Pero tampoco podemos perder de vista otros aspectos no sólo menos importantes, sino quizás más graves para la salud democrática del país: los apaños en la selección de personal, tantas veces en connivencia con los sindicatos mayoritarios, en las adjudicaciones de obras, de contratos de servicios públicos y las subvenciones de todo tipo con las que reparten el dinero de nuestros impuestos con una liberalidad y falta de criterio que, en muchos casos, están tipificados en el Código Penal.


No puede extrañarnos que, con la crisis que nos asola y con casi cinco millones de parados, la gente vea en los políticos un problema al que, además, no se ven capaces de ponerle solución; lo que nos retrotrae a una situación social similar al caciquismo del siglo XIX.


Si no somos capaces de darles una buena lección, castigándolos con lo único que tenemos en nuestras manos y que, por otra parte, es lo único a lo que de verdad son sensibles, nuestros votos; aprovechando que la situación nos ha hecho especialmente sensibles con el deficiente servicio que nos prestan estos supuestos servidores públicos; si no lo hacemos ahora, ya no podremos hacerlo nunca.


Y no vale decir que no hay alternativa y que si unos son malos, otros son peores. Es cierto que todos son muy malos, pero hay muchos partidos a los que votar y que pueden quitarles votos a los dos partidos mayoritarios y que si lo hacemos en un número muy importante, les hará reaccionar y les devolverá el respeto por los ciudadanos que parecen haber perdido definitivamente. 
 
UPyD, Ciudadanos, IU, y otros muchos partidos minoritarios o sin presencia parlamentaria en estos momentos, con una representación parlamentaria suficiente, supondrían un revulsivo para los dos grandes partidos que llevan demasiado tiempo tratándonos como súbditos y no como ciudadanos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

El pastor Jones, el islam y los hipócritas sin fronteras

Está claro que este Mundo está loco, loco, loco. Resulta que aparece un pastor protestante de Filadelfia, dice que va a quemar unos cuantos ejemplares del Corán y ya estamos todos perdidos de los nervios. Unos maldiciendo a los occidentales y amenazando con tomar represalias y los otros diciendo que hay que ver el pastor, cómo provoca y pone en peligro la vida de soldados y civiles.

Aquí en España, un cantante “cocinó” un crucifijo y algunos se rieron, otros no dijeron nada y unos pocos consideraron que era un ofensa intolerable hacia los cristianos. Pero no pasó de ahí. ¿Sería porque sólo lo dejó vuelta y vuelta o en su punto, pero no llegó a quemarlo? No lo sé, el caso es que no vi ningún comunicado de nuestro gobierno diciendo que era un ataque a la libertad religiosa. Seguramente esto se debe a que los cristianos, en estos tiempos, no solemos reaccionar violentamente y por eso se puede atacar nuestras creencias y sensibilidad sin miramientos; pero si se trata de musulmanes hay que andarse con ojo, porque hay algunos islamistas radicales que se enteran de que alguien ha calentando un Corán algo más de la cuenta y lo mismo se cargan el Rockefeler Center o el Museo del Prado.

La verdad, me extraña mucho que se haya montado todo este lío por un pastor que pastorea una grey de 50 feligreses y que, suponiendo que todos le respalden, quiere decir que es una acción auspiciada por el 0,00000016% de la población de USA o el 0,000000007% de la población mundial.

En lugar de estar todos de los nervios con este hombre, ¿no habría sido más razonable “pasar” de él olímpicamente o decirle a los islamistas que no hagan caso, que se trata de un iluminado? Los islamistas radicales podrían entenderlo sin mucho esfuerzo, ya que ellos no se caracterizan por su buen juicio.
Supongo que cualquier día saldrá un lunático diciendo que va quemar unos cuantos “Quijotes” o varios “Hamlets” y ya tendremos montada una buena bronca por culpa de... ¡Ah! no, es verdad, que los fanáticos de la cultura no estrellan aviones contra edificios civiles, ni hacen saltar por los aires trenes llenos de trabajadores en hora punta.

Los que se oponen a la construcción de una mezquita en la zona cero del 11S no tienen ninguna razón que les ampare, pero dicen ellos que les parece una provocación. Yo creo que se pasan varios pueblos identificando a los musulmanes con los terroristas que derribaron las torres gemelas.

Los que lanzan gravísimas amenazas contra los países occidentales porque un pastor queme varios libros sagrados no tienen ninguna razón, por más que piensen que ese hombre les provoca. Yo creo que no se puede armar todo este jaleo por un asunto que se podría haber evitado si, cuando el pastor hizo pública su idea, todos nos hubiéramos encogido de hombros y hubiéramos dado media vuelta diciendo: “otro loco”. Pero no, todos los medios están volcados con tan gran y singular noticia; editoriales y noticiarios dan cuenta detallada de las intenciones del pastor Jones y los gobernantes piden respeto para todas las religiones (¿para todas? ¿de verdad?) y tratan de convencer al pastor para que rectifique.

Y mientras, vemos los desórdenes y manifestaciones de algunos musulmanes y, se supone, que debemos considerarlo normal. A mí no me parece muy normal. Lo que sí me parece es que con todo este circo les damos la razón a unos radicales que son capaces de cualquier acción violenta por muchas víctimas que cause, porque, entre todas las críticas al pastor, que es criticable y mucho, no se oye ni una sola voz en contra de los que amenazan con acciones mucho más violentas y graves que las de quemar unos ejemplares del Corán.

Aunque la idea nos repugne el mensaje conceptual que encierra la idea del pastor Jones es la misma que encerraba la caricatura de Mahoma con forma de bomba que tanto revuelo armó en su día entre los islamistas radicales, y no tan radicales; y en cambio en aquella ocasión se defendió ardorosamente la libertad de prensa, de opinión y de expresión, Pues bien, la quema de ejemplares del Corán es más desagradable y burda, como lo es la imagen y las ideas del pastor Jones, pero, no  nos equivoquemos, desgraciadamente, tiene el mismo derecho que el caricaturista de entonces y aunque también aquella caricatura dio lugar a amenzas y puso en peligro vidas, se defendió entonces el derecho a la libertad de prensa y no se aludió a los riesgos que encerraba aquella provocación.

Un poco de cordura, por el amor de Dios y de Alá y menos hipocresía por parte de todos los que acaban de descubrir que hay religiones, al menos una, dignas de respeto.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Ausencia

Regresaba de un corto viaje de apenas dos semanas y estaba ansiosa por llegar de nuevo a casa y contarle todas las cosas que había visto y que le hubiera gustado compartir con él.
Nada más abrir la puerta tuvo un sobresalto al ver los cuadros y los adornos tirados por el suelo y los muebles descolocados. Pensando que habían entrado a robar fue recorriendo las habitaciones y comprobando idéntico desorden.
De pronto cayó en la cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave cuando llegó y que las ventanas seguían cerradas sin ningún signo de violencia.
Un pensamiento cruzó su mente y de inmediato se convirtió en pregunta
- ¿No habrás sido tú? - dijo en voz alta.
Un ruido de cristales la sobresaltó. Se acercó al salón y vio los muebles desordenados, la mesa que debería ocupar el centro de la estancia apartada hacia una de las paredes y en su lugar los restos de varias copas hechas añicos.
- ¿Por qué? - preguntó, algo intimidada, mientras se volvía para abandonar la habitación.
Un ruido de cristales la hizo volverse. Los restos de las copas tiradas por el suelo habían adoptado una forma extraña. Los observó detenidamente y enseguida comprendió. En el suelo podía leer claramente: “¿por qué me dejaste solo?”