sábado, 30 de julio de 2011

Las recomendaciones del FMI

El FMI recomienda a España bajar el sueldo de los funcionarios y subir el IVA, es decir los impuestos indirectos que gravan por igual a ricos y pobres.
Esto es algo habitual en las recomendaciones de este organismo, en cambio nunca recomienda reducir el número de políticos, ni disminuir sus retribuciones o privilegios. ¿Por qué?
Yo creo que es como en el chiste que nos cuenta cómo un político novato se extraña ante la actitud del político veterano que responde con evasivas a las peticiones de un director de colegio para mejorar las instalaciones y en cambio se muestra solícito para atender las peticiones del director de una cárcel. A modo de explicación, el político veterano le dice al bisoño: ¿tú piensas volver al colegio?
Pues eso.
Y por si alguien no lo sabe, la recién nombrada directora del FMI, la francesa Christine Lagarde, tiene un salario (si es que a esta cantidad se la puede llamar así) de 551.700 Dólares anuales, lo que en Euros son unos 383.000 y en nuestras queridas pesetas asciende a la nada desdeñable cantidad de 63.725.000.
¡Qué símpatica Lagarde! Supongo que si preguntáramos a sus vecinos seguro que dirían que siempre saluda.

miércoles, 27 de julio de 2011

¿Democracia o pantomima?

Como me niego a creer que este país no tiene arreglo no puedo creer las encuestas que dicen que con el candidato Rubalcaba el PSOE ha disminuido en 3 puntos la ventaja que le sacaba el PP.
¿La gente se conforma con que el PSOE mantenga un gobierno ineficaz, o mejor, inerte y un candidato anunciando las medidas que nos sacarán de la crisis?
¿Estaban esperando la síntesis de la política con un partido a la vez gobierno y oposición?
¿Nadie se pregunta por qué Rubalcaba no le contó sus propuestas a Zapatero cuando estaba en el gobierno, o por qué no se las cuenta ahora?
¿A nadie le extraña que el PSOE tenga a su candidato para que aplique sus medidas si gana las elecciones y no quite el apoyo ya a Zapatero y ponga de presidente del gobierno a Rubalcaba?
¿Nadie se pregunta si esto es una verdadera democracia o una pantomima en la que nosotros nos llevamos el peor papel?
Y aunque parezca asombroso, todavía hay gente que no entiende el movimiento 15M.

martes, 19 de julio de 2011

Las declaraciones de Rosell

La patronal española, en los últimos años, nos regala unos personajes realmente simpáticos y curiosos. El predecesor del actual nos daba las recetas para sacar adelante la economía del país mientras, pobre, sus empresas quebraban. No me extraña, pues dedicaba todo su tiempo a los demás y, claro, tenía abandonados sus negocios.
El actual parecía, al principio, un hombre serio y, la verdad, yo estaba un poco decepcionado, pero, ni hablar, el hombre también es la mar de simpático y tiene recetas para todo. Es una pena que no decida incorporarse a la política, desde donde podría resolver los problemas más diversos. De las empresas españolas no dice nada, ni da ninguna receta, pero no se lo podemos reprochar: no se puede saber de todo.
Hace unas semanas, el bueno de Rosell dijo que los empresarios españoles tienen pánico a contratar. Tiene que ser tremendo ser empresario y tener pánico a contratar, debe de ser como ser piloto de aviación y tener miedo a volar. ¿Por qué tienen miedo a contratar? No lo ha dicho. Yo estuve mirando las hemerotecas a ver si es que los empresarios españoles sufrían accidentes mortales en ese cometido, o lesiones invalidantes que les impidieses continuar con su altruista labor empresarial, pero no he visto nada de eso. Curiosamente, ya se sabe que siempre se encuentra lo que no se busca, sí vi estadísticas que hablan de la elevada tasa de siniestralidad laboral en nuestro país, mucho más elevada que en los países de nuestro entorno. Los periódicos no dicen nada de que los trabajadores españoles tengan pánico a trabajar en las empresas españolas, aunque, vistas las cifras, creo que estaría más que justificado.
Pero, como el espectáculo debe continuar, el Sr. Rosell ha salido ahora con que es necesario terminar con los funcionarios prepotentes. Amén. Y con aquellos que no cumplen con sus obligaciones. Amén. Y que eso de irse al paro porque sí, nasti de plasti. Amén, amén y amén.
Supongo que habrá dejado para próximos capítulos la desaparición del empresario defraudador, del que hace contratos de media jornada a trabajadores a los que exige trabajar jornada y media. Supongo que tendrá su látigo dispuesto para los empresarios que no invierten en investigación o que cogen las subvenciones para formación, pero que no forman a sus trabajadores, o para los que pagan mordidas, comisiones y convolutos para obtener contratos con la administración. O para los que sacan hasta el último céntimo de su empresa y la estrujan como un limón sin preocuparse de modernizar los procesos productivos y en cuanto viene el lobo y sopla un poco la empresa se va al garete.
Pobre Rosell, tiene tanto trabajo dentro de su casa que no me extraña que esté siempre trabajando en la de los demás; seguramente están mucho más limpias y por eso le dan mucho menos qué hacer.

domingo, 17 de julio de 2011

Así, no, señora Moriyón

Creí que la recién elegida alcaldesa de Gijón traería aires nuevos a la política local, viciada por más de treinta años de gobierno del PSOE con su lastre de clientelismo, apaños con los sindicatos y otros tics propios de una ideología pasada por el tamiz del poder con escaso contrapeso; situación a la que colaboró un PP en permanente descomposición, aplastado por su propia incompetencia y por la imposibilidad de encontrar figuras sobresalientes ya que sabían de antemano que estaban destinadas a la oposición.
Pero la Sra. Moriyón parecía traer un mensaje superador del bipartidismo reinante, con un nuevo estilo: trabajo, colaboración y evitar las confrontaciones estériles. Sin embargo, han pasado sólo unas pocas semanas y ya ha dado muestras de mal estilo y poca inteligencia política. Me atrevería a decir que ya ha dado el primer paso para perder las próximas elecciones municipales.
Me estoy refiriendo a la decisión de no dar representación a PSOE, ni a IU en los consejos de administración de las empresas municipales. Algo que, al parecer, es legal, pero que, hay que reconocerlo, es escasamente democrático: no es de recibo negar la presencia en los órganos de administración de esas empresas a los representantes de la mitad de la población gijonesa. Y afirmar que la representación está garantizada por la presencia de los sindicatos sólo puede calificarse de torpeza. Los sindicatos no se han presentado a las últimas elecciones municipales y, por tanto, no tienen ninguna representación de los votantes gijoneses.
Llevando el ejemplo a una sociedad anónima privada, sería como si la mitad de los accionistas no tuvieran representación en el consejo de administración de la empresa: algo impensable y, en las empresas privadas, legalmente imposible.
En una democracia las formas son casi tan importantes como el fondo y esta decisión es, en la forma y en el fondo, inaceptable. Que, además, sí hayan asignado puestos en esos consejos al PP, que es la tercera fuerza en número de votos, hace la medida más arbitraria e incomprensible.
La izquierda, en nuestra ciudad, siempre ha demostrado ser tan sectaria como inteligente, y siempre ha dado representación al PP en los consejos de las empresas municipales, aunque asegurándose disponer de las mayorías suficientes para manejarlas a su antojo.
Se ve que Moriyón no tiene la paciencia, ni la inteligencia política para actuar de manera parecida.
Lo siento, pero ése no es el camino, señora alcaldesa.

domingo, 3 de julio de 2011

Bankia y las recetas para salir de la crisis

La salida a bolsa de los bancos que se han creado con los activos “buenos” de las cajas de ahorros empieza a proporcionarnos valiosas joyas de capitalismo actualizado que no es otro que el capitalismo de siempre, pero corregido con una extraña cláusula no escrita que dice algo así como que todo el mundo puede perder en los negocios, salvo que sea una entidad financiera, en cuyo caso le enjuagaremos las pérdidas entre todos para que puedan seguir operando y enriqueciéndose con sus negocios o con nuestro dinero.
Sale a bolsa Bankia, que es el banco creado con los activos “no tóxicos” de varias cajas. Nos dicen que las acciones se ponen a la venta en condiciones muy ventajosas para los inversores, a un precio que supone el 60% del valor en libros. Es decir, que, como estamos en rebajas, Bankia se oferta de saldo con descuentos del 40%. Yo estoy muy contento, porque en estas rebajas no había visto todavía nada interesante y ahora igual me la pruebo y como me quede bien, me compro una caja.
¿Y los activos “tóxicos”? Bueno, pues además de perder ese 40% de descuento con el que se ofrecen las acciones de Bankia, los ciudadanos también cargaremos con las pérdidas de esos préstamos de dudoso (por no decir imposible) cobro.
Por si alguien lo duda, Bankia recibirá del FROB (o sea de los impuestos de todos los españoles, incluidos aquellos a los que las cajas que forman Bankia han ejecutado sus hipotecas por falta de pago) más de 4.000 millones de euros, que dicho en pesetas asciende a la bonita cantidad de más de 665.000 millones.
¡Qué buen negocio!
Pero no todo queda ahí. Dice el folleto que Bankia ha presentado a la CNMV para su salida a bolsa que los 32 consejeros podrán percibir una remuneración máxima de más de 24 millones de euros. Y que el Presidente, Vicepresidente y Consejero Delegado podrán percibir como máximo más de 10 millones de euros.
Esto no parece haber excitado demasiado los ánimos de nuestros más ilustres comunicadores, columnistas y tertulianos varios. Tan atentos ellos siempre a los excesos de los indignados, a los trastornos que causaban al turismo y al comercio de las plazas donde acampaban y tan preocupados por la mala imagen que causaban en propios y extraños, no se han mostrado nada sorprendidos porque una caja que debe recibir nuestros dineritos para sanearse tenga unos directivos que se autoasignan una remuneraciones de tal calibre.
Seguramente han preguntando a los vecinos de tal ilustres personajes y les habrán dicho que “siempre saludaban”. Y yo me lo creo. Son gente bien educada, bien vestida y agradable a la vista. No visten vaqueros rotos ni sudaderas grises. No. Ellos siempre van bien arreglados, en coches siempre relucientes, que para eso tienen un chófer (que también pagamos nosotros) que se encarga de que la chapa no tenga ni una mota de polvo.
A nuestra prensa estas personas no les parecen antisistema porque es muy posible que piensen que el sistema está diseñado precisamente para que unos (la mayoría) trabajemos mucho (cada vez más) y cobremos poco (cada vez menos) para que otros (muy pocos) puedan ganar cantidades astronómicas.
Los indignados son antisistema porque con este sistema tendrían que trabajar varias vidas todos los que se manifestaron el pasado 19 de junio para poder ganar lo que van a ganar los tres principales ejecutivos de Bankia en un solo año.
Qué han dicho de todo esto Zapatero, Rubalcaba, Rajoy... Pues no han dicho nada, porque son ellos los que han “olvidado” fijar un límite a las retribuciones de los ejecutivos de las entidades financieras que recibieran ayudas del estado. Algo que, por cierto, ha fijado la UE en una directiva y que, ¡oh casualidad! en España todavía no se ha adoptado.
No se lo podemos reprochar. Nuestros políticos bastante tienen con luchar por el poder como para que, además, deban ocuparse en gobernar.
Tampoco he oído a MAFO (Gobernador del Banco de España) o Juan Iranzo (Director del Insituto de Estudios Económicos) o a ninguno de los habituales ilustres gurús de nuestra economía, ésos que sólo tienen dos fórmulas para salir de la crisis: bajar los salarios y flexibilizar (léase abaratar) los despidos.
Bueno, yo también estoy contento con las retribuciones de los consejeros de Bankia, porque ya hay 32 españoles que van a llegar con desahogo a final de mes y eso es muy importante, porque esta buena gente se lo merece. Pero también estoy contento por razones egoístas y es que supongo que ni estos consejeros, ni los ahora ilustres mudos y antes azote de trabajadores ya no serán, a lo que se ve, partidarios de la moderación salarial. ¡Algo hemos avanzado! … ¿O no?