sábado, 28 de agosto de 2010

Presencia

La veía andar por la casa en penumbra y  la notaba triste, abatida y con un aspecto  inusualmente descuidado.
Hacía varios días que sus hijos se habían ido y se había quedado definitivamante sola. Le prometieron volver - pensó - pero ellos tenían sus vida, sus familias, sus trabajos - los disculpó enseguida.
Estaba sentada ante el espejo del tocador cuando sintió un ruido a su espalda, se dio la vuelta y vio en el suelo el portarretratos en el que estaban las fotografías de sus tres hijos. Casi con vergüenza por su ocurrencia, dijo en un susurro:
- ¿Estás aquí?
El cuadro con su fotografía de recién casados se giró en la pared hasta quedar colgado por una de sus esquinas.
Las lágrimas desbordaron sus ojos al mismo tiempo que en su cara se dibujaba una gran sonrisa.
- Espero que aprendas pronto a comunicarte mejor - dijo en voz alta - o arruinarás nuestra casa.

viernes, 27 de agosto de 2010

Gobernantes y políticos: ¡vaya tropa!

Hace algo menos de diez años la Autovía del Cantábrico estaba terminada en la zona oriental de Asturias, a excepción del tramo Unquera - Llanes (actualmente todavía en obras y que usted lo vea), y había numerosos tramos de la zona occidental en obras, en licitación, etc. En la parte gallega, en cambio, no se veían obras por ningún lado.

Hoy leo en La Nueva España que el ministro de Fomento, José Blanco, anuncia la terminación de la Autovía en Galicia para 2012, pero no concreta el fin de los tramos pendientes en Asturias.
Es decir, que, en estos años, y a pesar de lo que diga el gobierno o lo que digan los de la voz de su amo en Asturias, las obras en esta Comunidad Autónoma se prolongan si fecha prevista para su terminación.

No acudo aquí el agravio comparativo, en este caso con Galicia, porque no creo que las previsiones de Blanco para esa Comunidad se vayan a cumplir; será, seguramente, y desgraciadamente, otra declaración más, vacía de rigor, tan propias de este gobierno que nos ha caído en desgracia y al que se conoce como el gobierno de la yenka (izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un, dos, tres).

El caso es que las obras públicas en Asturias se alargan indefinidamente y con ellas la agonía de esta región que ve cómo año tras año se va alejando de los centros de negocio de este país nuestro llamado España (de momento), porque aquí lo que cuenta nos son las distancias absolutas, sino las relativas. No sirve de nada acortar los tiempos de viaje si nuestros competidores los acortan más.

Pero en esta tierra nuestra, los gobiernos del PSOE han sido siempre complacientes con el gobierno central de su signo político y combativos sólo cuando gobernó el PP y, por ejemplo, con un ministro de Fomento asturiano, el gran Vicente Alberto Álvarez Areces se dedicó a hacer oposición al PP en vez de negociar lo mejor para su región. Como ejemplo de esto sólo hay que ver los enlaces de la Autovía Minera, de los que Areces hizo batalla exigiendo al gobierno de Aznar su ejecución y acusando a Álvarez-Cascos de deslealtad por no asumir esas obras y cómo, cuando ganó el PSOE, el gobierno de Areces negoció un rápido acuerdo con Magdalena Álvarez según el cual el gobierno central construiría un enlace y el regional dos. Casi ocho años después, están en servicio los dos enlaces pagados por el gobierno autonómico y en obras y sin fecha de terminación el que ejecuta el gobierno central.

Pero la voz de su amo, que tiene en esta región más cantantes de los que tuvo el sello discográfico del mismo nombre en sus mejores años, siguen cantando loas al gobierno de Zapatero que tanto nos quiere y tanto vela por nuestro bienestar presente y futuro.

Entre tanto, en nuestro pequeño paraíso natural seguimos con nuestras divertidas luchas Oviedo - Gijón, Gijón - Oviedo, muy beneficiadas en su esplendor y riqueza semántica y conceptual por ser los alcaldes de ambas ciudades uno del PP y otro (otra, en este caso, no vaya a venir Aído con su látigo de azotar infieles) del PSOE; a quienes Dios guarde muchos años, porque la experiencia dice que los que vengan serán peores.

Pero esto es lo que hay, en Asturias y en España, salvo honrosas excepciones, que alguna habrá. Esta mañana el alcalde de Almería (PP) era entrevistado por Carlos Herrera y cuando éste le preguntó por la posibilidad de que su partido ganara las elecciones autonómicas, el señor alcalde dijo que eso esperaba ya que, después de tantos años de gobierno del PSOE, valía la pena cambiar aunque sólo fuera por probar otra cosa. Gran argumento, como se puede ver, para convencer a cualquier votante indeciso. Mire, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo. Pero, oiga, qué hace este detergente que no haga el mío de toda la vida. Pues eso, señora, que es el de toda la vida, y, aunque sólo sea por probar, vale la pena cambiar.

No sé si seguirá mucho tiempo como alcalde de Almería; pero, si no fuera así, le recomiendo que no se dedique al marketing.

jueves, 26 de agosto de 2010

Lufthansa te alegra la vida


- Buenos días, mi nombre es Kevin, ¿en qué puedo ayudarle? Así comenzó la conversación cuando llamé a Lufthansa para reclamar un objeto que había dejado olvidado en un avión de esa compañía.

Le expliqué a Kevin (nombre supuesto) el motivo de mi llamada y él, muy amable, me dijo que, para ese tipo de asuntos, tenía que dirigirme a otro teléfono. Tomé nota del número, le di las gracias y, nada más colgar, llamé al nuevo número.
- Buenos días, mi nombre es Kevin, ¿en qué...?

- ¡Hombre, Kevín! - le interrumpí, no sin cierto asombro.

- Sí, señor, ya sé, usted acaba de llamar porque había extraviado un mp3, ya le estoy haciendo la gestión, pero he tenido que dirigirle a este otro teléfono por razones de estadística.

Esta escena que sería propia de una comedia ha sido tal y como la cabo de relatar, con excepción del nombre de mi interlocutor que he cambiado porque estoy seguro de que no hacía más que cumplir con las directrices de su empresa, sea ésta Lufthansa o la empresa que representa a esta compañía en España.

Por supuesto, el mp3 no apareció, pero casi valió la pena extraviarlo para poder vivir este divertido episodio que formará parte inseparable de un inolvidable viaje a Viena.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Los impuestos de José Blanco y las medidas duras y difíciles de Zapatero

Anda avisando José Blanco de la necesidad de subir los impuestos; algo necesario, según él, para poder tener unos buenos servicios y unas buenas infraestructuras. Seguramente tendrá razón, pero echo de menos que no salga hecho un brazo de mar, como cuando habla de los controladores, a decirnos que se ha terminado la paciencia del gobierno y que no va a seguir permitiendo que los políticos sean uno de los principales problemas de este país, según afirman los españoles en las encuestas.

Es hora de que el gobierno, además de sacarnos el dinero de los bolsillos, tome por fin medidas duras y difíciles, pero no de las que dice Zapatero, que sólo son duras y difíciles para nosotros, sino de las que lo sean de verdad para ellos, para nuestros gobernantes.

Es duro y difícil para nosotros llegar a fin de mes, pagar la hipoteca y hacer frente a los gastos imprescindibles de una familia. Es difícil mantener el puesto de trabajo y perder derechos sociales y laborales. Es duro ver cómo le bajan el sueldo a los funcionarios o congelan las pensiones, la mayoría muy escasas, de nuestros pensionistas. Es duro tener que admitir que te despedirán por muchos más motivos y con mucho menos dinero, porque las cosas están muy mal, pero los que se han enriquecido durante la última década no son los que están pidiendo a la puerta de las iglesias.

Pero, repito, es duro y difícil para nosotros. Para Zapatero, para Blanco y para nuestros gobernantes lo que de verdad sería duro es hacer lo que no están haciendo.

Sería duro acometer la reforma de una administración estatal, autonómica y local, sobredimensionada, carísima e ineficiente, en la que es imprescindible suprimir organismos, entes, sociedades mixtas, patronatos, fundaciones y un largo etcétera creados exclusivamente para dar cobijo a amigos, partidarios, fieles y simpatizantes; lo que se llama clientelismo y que es una manera de comprar votos con el dinero de todos nosotros. Cerrar todos esos chiringuitos, mandar a esas personas al paro o a su antiguo empleo, el que lo tenga, nos ahorraría mucho dinero y sí sería una medida dura, porque habría que decirle al amiguete de turno que se acabó lo que se daba y que no queda sopa boba en la cazuela.

Sería difícil acometer una reforma fiscal que mejorara la eficacia de la recaudación, eliminado las bolsas de fraude y haciendo pagar más a los que tienen más ingresos o son más ricos. No es difícil subir los impuestos, lo que puede hacer es quitar algún voto, pero subir algún punto los tramos del IRPF o el IVA es tan simple que lo puede hacer cualquiera. Pero una reforma fiscal audaz que termine con la impunidad fiscal de muchos colectivos que todos conocemos y que no se limite a estrujar a los que tenemos una nómina o a los que tenemos nuestros ingresos sometidos a retención y, por tanto, totalmente controlados; eso sí es difícil.

Es triste que nuestros gobernantes se limiten, como Blanco, a decirnos que pagaremos más para que nos construyan las carreteras o los AVEs, pero que no estén dispuestos a tomar ninguna medida eficaz para disminuir drásticamente el desmesurado y absurdo gasto público.

Es lamentable tener que soportar a nuestros presidente del gobierno decirnos que está tomando y que seguirá tomando medidas duras y difíciles cuando no tienen ninguna dificultad y la única dureza consiste en decirles a los ciudadanos que van a ser un poco más pobres y que van a vivir un poco peor, mientras él seguirá jugando con el futuro de todos nosotros, pero con el suyo ya asegurado para siempre.

lunes, 16 de agosto de 2010

Reproches

Estaba de pie ante él con los ojos arrasados en lágrimas. Pensó que sería fuerte, pero, en el último momento, sus nervios la traicionaron. Sin embargo, ya nada sería igual a partir de ahora; ya no habría más miedos, ni más risas; no habría más celos, ni más amor. El mundo sería más gris y menos amable; ya no habría más pasión.
Le dirigió una última mirada: su cara había dejado de parecerse a la del hombre que tanto había amado.
Antes de girarse por completo, no pudo evitar un último reproche: “¿por qué has tenido que hacerlo; por qué has tenido que morirte y dejarme sola?”

lunes, 9 de agosto de 2010

Daños colaterales

Nada más hacerlo comprendió que había cometido un grave error. Todavía tenía tiempo para evitarlo, o para evitar los efectos más graves, pero estaba paralizado por el miedo: tendría que dar explicaciones que no aceptarían y se convertiría en un traidor o en alguien en el que no volverían a confiar; quizás tendría que huir y esconderse de los suyos.
Esperó a una distancia que le permitiría observarlo todo con seguridad. Miraba impaciente el reloj por el que se arrastraban los segundos con una lentitud exasperante.
De pronto la vio aparecer, caminaba decidida en dirección al coche que él había dejado aparcado hacía sólo dos minutos. Desesperado, consultó su reloj. El tiempo volaba ahora imparable. En una décima de segundo, calculó el tiempo que faltaba, lo que tardaría en recorrer la distancia hasta el coche y lo que ella tardaría en llegar hasta allí. Tenía tiempo.
Pero no se movió. Tenía la vista fija en ella, la veía caminar decidida y alegre como solía hacerlo cuando se acercaba a él en alguna de sus citas. Y esperó absurdamente que ella se diera la vuelta y se alejara del peligro.
La explosión la borró de su vista. El ruido ensordecer dejó paso a los gritos, los llantos, las alarmas de los comercios y de los coches. Ante él sólo podía ver fuego y humo.
Comenzó a caminar alejándose de allí, sacó el teléfono móvil del bolsillo del impermeable, marcó un número de su agenda y dijo la frase convenida.
Mientras guardaba el teléfono pensó que esa tarde debería ir a buscar a Maite a su casa, como todas las tardes, para no levantar sospechas.