domingo, 13 de abril de 2014

No somos una república bananera. ¡Ni hablar!

Fernando Menéndez Rexach, presidente de El Musel durante las obras de ampliación, dice que la OLAF (Oficina de Lucha contra el Fraude de la UE) trata a España como a una república bananera.
Al bueno de Fernando esto le parece intolerable, al igual que a todos nosotros. ¡Cómo se puede tratar a nuestro país como a una república bananera!
Un trato así podría entenderse si, por ejemplo, en la obra de ampliación del puerto de El Musel hubiera habido un sobrecoste del 43% (cercano al 100% si prosperan las reclamaciones en vía judicial). O si fuera una versión acuática de los aeropuertos sin aviones.
Podrían tratar a España como una república bananera si el tesorero del partido que sostiene al gobierno estuviera en prisión y tuviera decenas de millones en Suiza cuya procedencia se desconoce, pero todo el mundo sospecha cuál es.
O si en Andalucía el gobierno autonómico y los sindicatos hubiesen empleado fondos públicos de varias decenas de millones de Euros para incluir en los EREs a personas que no eran trabajadores de las empresas o para cobrar sustanciosas comisiones (del verbo, llevárselo crudo).
O si el mapa de la corrupción política no dejara sin señalar ni un pueblo, ni una comunidad autónoma, ni un gobierno central de cualquier signo.
Es posible que nos hicéramos acreedores al título de república bananera si nuestros políticos se las hubieran ingeniado para arruinar a las cajas de ahorros, instituciones de crédito centenarias, sin ánimo de lucro, que nacieron en beneficio de la comunidad y cuyos beneficios revertían a ésta por medio de su obra social. Ruina que nos ha costado a todos los españolitos 40.000 millones de Euros de nada.
Si en España se construyeran aeropuertos que no saben lo que es un avión o autopistas en las que los vehículos son algo tan exótico como el lince ibérico en nuestros montes, quizás podrían tacharnos en Europa de república bananera.
O si tuviésemos seis millones de parados. O si hubiera decenas de miles de puestos de asesores y enchufados varios trufando nuestras administraciones locales, autonómicas y central.
Si nuestros políticos no fueran de una acrisolada honradez o no tuvieran una formación académica y una experiencia profesional dignas de admiración. Si no dictaran leyes que ellos mismos se saltan a la torera sin ningún rubor (las campañas electorales sólo duran 15 días, pero las llamamos precampañas y “tira que libras”). Si…
Yo, como el bueno de Fernado Menéndez Rexach no puedo comprender cómo en la UE pueden tratarnos como a una república bananera. La verdad es que por más vueltas que le doy no termino de encontrar la razón para que nos dispensen semejante trato.
A ver si va a resultar que tenía razón El Caudillo y en Europa no nos quieren porque todavía no nos han perdonado nuestro pasado imperial.
¿Será eso, Fernando?