domingo, 30 de diciembre de 2012
Cambiando el futuro
Y es que, como decía Einstein, no se puede conseguir nada distinto si seguimos haciendo las mismas cosas. Pero nos empecinamos en cambiar las cosas sin cambiar nosotros mismos y así es muy difícil, porque los milagros, aunque existen, no se prodigan, y menos en nuestras atareadas vidas en las que no damos ocasión a que se produzcan.
Yo no sé si seré capaz de cambiar y renacer con 2013 como una persona distinta y mejor, pero sí pretendo que este blog cambie.
Creo que todos sabemos de sobra de quien es la culpa de esta crisis que nos asola y que dura ya más de cinco años y que no tiene perspectivas de finalizar en el próximo año, por más que Rajoy siga hablando por hablar, sin un solo dato cierto o medida que puedan respaldar sus palabras.
También sabemos o deberíamos saber que no conseguiremos nada repitiendo machaconamente que la crisis es culpa de los políticos y que son ellos los primeros que deberían sufrir los recortes que nos imponen a los demás. No conseguiremos nada porque la atribución de culpas es estéril si los culpables, como es el caso, no van a asumir sus responsabilidades y porque tampoco tomarán ninguna medida que suponga la pérdida del menor de sus privilegios.
¿Quiero decir con esto que no podemos hacer nada y que debemos resignarnos ante este catastrófico estado de cosas? No, en absoluto. Lo que pretendo decir es que no podemos emplear tiempo y esfuerzos inútilmente.
No podemos cambiar a los políticos actuales. No podemos conseguir que Rajoy o Rubalcaba dejen de ser como son porque siendo como son viven muy bien y están donde quieren estar, en el gobierno o en la oposición, pero siempre viviendo a nuestra costa y, cuando la situación lo requiere, gobernando en nuestra contra.
Podríamos cambiarlos en las próximas elecciones, podría argumentar alguien. Cierto, pero las próximas elecciones no se celebrarán hasta dentro de unos años y, además, los partidos políticos volverán a poner a los mismos, aunque sus caras y sus nombres puedan ser diferentes en algunos casos.
Pero, es cierto, debemos cambiarlos cuando tengamos la ocasión de votar, sí, aunque, hasta entonces, tenemos mucho trabajo por delante.
Lo primero que debemos hacer es cambiar. Cambiar nosotros, cambiarnos a nosotros. Cambiar nuestra forma de pensar, de enfocar los problemas, de analizar las situaciones, de buscar las soluciones.
Yo comienzo ahora. Comienzo con este post que será el último de 2012 y el primero de 2013. Comienzo modestamente, cambiando el nombre del blog, que pasará a llamarse "Cambiando el futuro".
El comienzo es modesto y el nuevo nombre del blog pretencioso. Cierto. Pero estábamos en que debíamos cambiar, y como primer cambio no está mal ser un poco ambiciosos y plantearnos metas que estén unos metros por encima de nuestras cabezas.
Pero, claro, no será el nombre del blog lo único que cambie. No. Cambiará el enfoque, cambiarán los asuntos de los que escribiré o la forma de enfocarlos. Nada de darle vueltas a la noria de lo mal que estamos (que lo estamos, no me he vuelto loco) y de qué mal lo han hecho nuestros políticos (que lo han hecho y continúan haciéndolo fatal). Eso, como decía al principio, no conduce a ningún sitio, salvo al pesimismo y la inacción. Se acabó, me olvidaré de los políticos en cuanto sean causantes de problemas y sólo hablaré de ellos cuando crea que son parte de la solución. Así que hablaré muy poco de los políticos. A ellos no les importará y yo viviré más tranquilo.
¡Dios mío! ¿De qué hablaré, entonces?
Ya encontraré temas que nos aporten soluciones o, al menos, buenos ejemplos: de superación, de esfuerzo, de creación, de investigación... De lo que realmente cambia a las sociedades y a las personas. En definitiva, de las cosas que son realmente importantes. Para hablar de tonterías que no aportan nada, más que confusión y cabreo, ya están los políticos y los tertulianos sabelotodo que se dedican a aplaudir o vapulear a los políticos , tengan o no razón, según el bando al que pertenezcan
Si alguien me lee y cree que puede colaborar, queda desde ahora mismo invitado a enviarme sus artículos y, si están en la línea de cambio que he tratado de explicar más arriba, serán publicados con el nombre, seudónimo y perfil que el autor desee.
Comienza una nueva etapa, no sé si tendré más lectores o perderé los pocos que tenía, pero es mi apuesta personal. No podemos cambiar el presente, porque el presente es el resultado de nuestro pasado, así que hemos de trabajar para cambiar el futuro; el nuestro y el que vamos a dejar a quienes nos siguen. Tenemos la responsabilidad de hacer para ellos un mundo mejor, como hicieron con el suyo los que nos precedieron.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Reforma educativa
Como tantas otras cosas en España, y no baladíes precisamente, el sistema educativo ecesita una profunda reforma para que pueda formar alumnos preparados para atender las demandas de la sociedad actual. Los niños y jóvenes que ahora están en las escuelas o institutos deben recibir una buena formación que les permita construir carreteras, edificios, curar nuestras enfermedades, escribir obras literarias, arreglar nuestros electrodomésticos o reparar ese grifo que gotea.
Pero, sobre todo, de las aulas deben salir personas en el más amplio sentido de la palabra, comprometidas con la sociedad y que sepan ver más allá de su propio interés personal. Personas que crean en un mundo más justo y dispuestas a colaborar para que así sea.
En estos momentos, cuando se está planteando la enésima reforma educativa, los ciudadanos de a pie contemplamos perplejos cómo, también por enésima vez, los políticos hablan de lo suyo, de lo que creen que les puede dar (o quitar) votos: las lenguas cooficiales, la religión, la ideología, etc. Por otra parte, los sindicatos de la enseñanza, que deberían tener un discurso técnico y deberían reivindicar las carencias que encuentran en su devenir diario, mantienen el mismo discurso que los políticos: volvemos a un sistema predemocrático, franquista, discriminador, ideologizado, etc.
¿Dónde están las necesidades curriculares que los profesores y maestros creen mal atendidas por el actual modelo? ¿Dónde recogen las necesidades materiales (profesores de apoyo, nuevas tecnologías, formación del profesorado para adaptarse a una tecnología que avanza a la velocidad de la luz?).
Nada de eso parece importar a los que se arrogan la defensa de la enseñanza pública, los cuales parecen más interesados, por no decir sólo interesados, en la defensa de los partidos de su misma ideologia o en el desgaste del adversario político. Por eso se hacen y modifican la leyes de educación sin solución de continuidad, mientras la calidad de nuestra enseñanza se deteriora sin remedio.
Nuestros políticos, empeñados en llevar su influencia a todos los ámbitos de la sociedad han logrado hacer de cualquier problema (real o inventado) una controversia política, llevando todas las discusiones al ámbito ideológico e impidiendo con ello las soluciones técnicas de los asuntos.
lunes, 10 de diciembre de 2012
Cuando el gobierno es nuestro enemigo
viernes, 7 de diciembre de 2012
Es la ideología, idiota
La penúltima de Gallardón es la privatización del Registro Civil. No es que lo vaya a gestionar una empresa privada, es que ahora el peor ministro de justicia de la reciente historia de nuestro país lo ha adjudicado a los registradores de la propiedad, con lo que por los trámites ante el registro civil, que hasta ahora eran gratuitos, habrá que abonar los derechos arancelarios de los registradores: inscripciones de nacimiento, matrimonio, defunción, fe de vida, certificado de defunción, etc. ya no serán gratuitos.
Supongo que ahora nos dirán que lo gratis no se valora y que la gente se dedicaba hacer inscripciones en el registro y a pedir fes de vida por diversión.
Tasas judiciales para los particulares, fin de la gratuidad del registro civil, aumento de los impuestos indirectos (IVA), de los directos (IRPF), aumento del copago de los medicamentos, supresión de servicios públicos, eliminación de profesorado, de personal sanitario, eliminación de ayudas a la dependencia, aumento de las tasas universitarias...
Ni una sola medida que haga contribuir más a los que más tienen.
Ni una sola medida que sirva para mejorar la situación económica.
Es la ideología, idiota.