viernes, 27 de septiembre de 2013

España inculta

España es un país que nunca dejará de sorprenderme y siempre para empeorar la imagen que tengo de mi país.
Criticamos a los políticos, a los banqueros, a los empresarios, pero, en el fondo, son como nosotros, no podemos esperar nada bueno de ellos como no se puede esperar nada bueno de nosotros.
No se puede esperar nada bueno de unos ciudadanos que se agolpan a las puertas de los juzgados para llamar asesino a un acusado. Siempre que pregunto qué pasará por la cabeza de esas personas, en el caso de que exista algún atisbo de vida inteligente en sus cerebros, que les impulsa a desplazarse hasta los juzgados para gritar contra energúmenos a un detenido que pasará fugazmente ante ellos custodiado por la policía.
Sin embargo lo que más me llama la atención es que en aquellos caso en los que son los ciudadanos los que sufren los daños, a los que se roba impunemente y los que pagan las consecuencias, en esos casos no se acercan al juzgado para pedirles cuentas o afearles su conducta y manifestar su justa indignación. No. Los que se presentan en esos casos son compañeros de partido, votantes de sus mismas que van a darles apoyo.
El penúltimo ejemplo ha sido el de Messi esta misma mañana. Una persona (habrá que suponer que lo es mientras no se demuestre lo contrario) acusada de defraudar a Hacienda (o sea a todos nosotros) una cantidad que no ganarán todos juntos quienes le mostraban sus admiración a las puertas del juzgado.
Esas personas votan en las elecciones, ¿lo harán con los mismos criterios y tras la misma reflexión que los llevó a las puertas del juzgado a mostrar su apoyo a Messi?
No reproduzco aquí lo que dijeron algunas de esas personas ante las cámaras de televisión al ser preguntadas por los periodistas porque me niego a reproducir, siquiera citando, tamañas burradas.
Ésta ha sido una prueba más de la profunda incultura de los habitantes de esta tierra. No puede extrañarnos que el gobierno quiera proteger la fiesta de los toros como bien de interés cultural o que el partido que lo sustenta se niegue a legislar para prohibir el Toro de la Vega.
No puede sorprendernos que derecha e izquierda en este país continúe con los mismos clichés de hace ochenta años y que terminaron en una sangrienta guerra civil.
Es normal que se maltrate la educación, la cultura o la investigación.
Es una consecuencia lógica que partidos corrompidos hasta la médula y políticos corruptos sigan siendo votados sistemáticamente como la honestidad fuera algo totalmente prescindible para dedicarse a los asuntos públicos.
Termino con la poesía de Machado, tan tristemente vigente ahora como cuando la escribió hace casi un siglo para que se vea cómo hemos progresado.

 EL MAÑANA EFÍMERO            

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Madrid 2020 es una burla

España es un país con seis millones de parados, tiene unos gobernantes que aplauden con las orejas la bajada del paro en 35 personas en el mes de agosto, su economía nacional es de guerra, con recortes en gastos sociales, sanidad, educación, investigación, disminución de sueldos a funcionarios, subida de impuestos, aumento de tasas de servicios públicos y un largo etcétera.
Todo lo dicho es bien conocido por todos, pero parece que los políticos en general y todos los medios de comnicación han caído víctimas de un ataque de amnesia colectivo y nos venden las maravillas que supondrían para el país la adjudicación a Madrid de las olimpidas del año 2020.
Madrid es la ciudad más endeudada de España: 7.430 millones de euros de deuda. Que dicho en pesetas, que queda mucho mejor, son, la friolera de 1,24 billones.
Hoy, en un informativo de televisión, llegaron a incluir entre las ventajas que reportarían las olimpiadas la subida de los alquileres del 25%, "hasta niveles anteriores a los de la crisis".
Definitivamente, o se han vuelto locos o nos toman el pelo.
Y por si hubiera dudas al respecto, las bochornosas imágenes de la alcaldesa de Madrid contestando algo que nada tenía que ver con lo que le había preguntando un periodista, porque le había hecho la pregunta en inglés y ella no se había puesto los auriculares para la traducción simultánea, son una excelente demostración de que ni se respetan, ni, mucho menos, nos respetan a nosotros.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Y ahora, la reforma de las pensiones

Los periódicos y los informativos de radio y televisión nos anuncian que los líderes políticos han vuelto a sus quehaceres diarios tras el paréntesis vacacional. Así, con estas fórmulas estereotipadas que se repiten en todas las noticias año tras año llegadas estas fechas.
El diario El Comercio, de Gijón, nos cuenta el regreso de la ministra Fátima Báñez dispuesta, al parecer, a afrontar la reforma de las pensiones e ilustra la noticia con una imagen suya caminando con una cartera en su mano derecha. El sentimiento que me produce esa imagen es miedo. Podría ser menos contundente y hablar de preocupación, recelo, desconfianza... pero no sería exacto, la palabra que mejor lo define es, como decía, miedo.
Veo la sonrisa de la ministra, aparentemente satisfecha con su labor, y me viene a la cabeza la imagen de un mono con un saco lleno de bombas.
Nuestras pensiones son demasiado serias como para dejarlas en manos de los políticos (ahora del PP, pero igual daría que fueran del PSOE).
En una situación en la que el mayor problema de nuestra economía es el paro y en la que el mayor problema de nuestras pensiones es el paro, por la disminución dramática de cotizantes, a nuestros gobernantes no se les ocurre otra cosa que disminuir la pensión que percibirán los futuros jubilados aplicando un coeficiente de sostenibilidad que, según ellos, trata de compensar el incremento de la esperanza de vida.
La excusa, como no, es que se trata de una exigencia de la UE. ¿Por qué no me sorprende? Será porque ya me conozco el truco que emplean siempre nuestros sagaces gobernantes con la complicidad del cuarto poder (por favor, ríanse discretamente que hay niños cerca y no conviene que se desilusionen a tan tierna edad). Siempre que se trata de adoptar alguna medida desagradable les filtran (del verbo pedir a los periodistas amigos) la noticia de que la UE exige a España la medida que sea por peregrina que resulte. A continuación, las tertulias de radio y televisión se ocupan durante unos días de comentar la noticia. Los periodistas de la cuadra del gobierno defienden la medida y los de la oposición la atacan y siempre con la misma ausencia de argumentos por parte de unos y otros. Con esto la supuesta exigencia de la UE ya está en la calle, es decir, en las máquinas de café de las oficinas, en las paradas de los autobuses y en las colas de la carnicería, donde se repiten, más o menos, las posturas de los tertulianos: los partidarios del gobierno la defienden y los de la oposición la atacan.
Al final, el resultado es el pretendido por nuestros gobernantes: que todos asumamos como inevitable la medida propuesta, la cual, normalmente, se adopta en unos términos más suaves de los previstos, lo cual permite al gobierno hablar de proporcionalidad, adaptación a la situación real del país y bla, bla, bla. Es decir, que no ha sido tan malo gracias a ellos. Y a la oposición le permite decir lo mismo, es decir, que gracias a ellos, el gobierno tuvo que dulcificar su planteamiento inicial..
El mensaje para la calle, y que repetirán partidarios, tertulianos y demás defensores de la libertad de expresión, es que tenemos una inmensa suerte de tener unos políticos que se desviven por nosotros.
Ahora, como decía, toca ajustar, o sea, reducir las pensiones, porque, claro, no se puede permitir que un jubilado viva dignamente y pueda viajar un par de veces al año a Benidorm. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Nuestros políticos y sus expertos se han olvidado de los recortes que sufrirán las pensiones de algunos millones de españoles que por obra y gracia de la crisis se han quedado en el paro en los años en que deberían estar cotizando para su pensión, por lo que ésta se verá reducida notablemente cuando llegue el momento de percibirla. Muchos, además, se verán obligados a jubilarse anticipadamente, puesto que no van a tener la posibilidad de trabajar hasta los sesenta y cinco o sesenta y siete años, por lo que su pensión se verá reducida en un porcentaje muy importante.
El empobrecimiento de las clases medias españolas actual y en el que se sigue abundando para el futuro sólo es comparable con el envilecimiento moral de nuestros políticos, los cuales viven enfangados en unas organizaciones carentes de una mínima democracia interna e inundados por innumerables casos de corrupción que han detraído miles de millones de euros de nuestros impuestos para su propio beneficio.