domingo, 27 de agosto de 2017

Las manifestaciones de ayer

Ayer hubo varias manifestaciones en Barcelona. En el mismo lugar y desfilando al mismo tiempo.
Una fue la manifestación de los antisistema: Podemos, En Comu, CUP, etc. Estos fueron a protestar contra el rey, Rajoy, el PP, como colofón a la campaña que comenzaron nada más producirse los atentandos, en contra del rey y del gobierno por vender armas (traficar dicen ellos, porque suena mucho más turbio) a Arabia Saudí. Otra vez, como en el 11M, la culpa de los atentados era del PP. Entonces por la foto de las Azores, ahora por la venta de armas.
Otra fue la de los independentistas, algunos de ellos también pertenecen al grupo anterior. Estos fueron a mostrar su rechazo a España y lo hicieron abucheado al rey, Rajoy, etc. Su objetivo era demostrar sus ambiciones y la fuerza de los independentistas.
Estos dos grupos fueron a lo suyo, a utilizar el atentado para sus fines políticos, olvidando, lamentablemente, el dolor de las víctimas y de sus familias.
Habría sido una buena ocasión para gritarles a todos ellos "no nos representan".
La tercera manifestación fue la de las miles de personas de buena fe, incluidos muchos políticos, que fueron a mostrar su rechazo al terrorismo y su solidaridad con las víctimas y que fueron utilizados e instrumentalizados por los dos grupos anteriores.

sábado, 26 de agosto de 2017

El fracaso de la manifestación

En la manifestación de esta tarde ha fracasado la democracia. Han triunfado los antisistemas de CUP, En Comú y Podemos, pero han fracasado los demócratas.
A una manifestación en contra del terrorismo a la que asisten el jefe del estado y los políticos, estos lo hacen en representación de todos los ciudadanos que no podemos estar allí. Deben ocupar, por tanto, la cabeza de la manifestación. Si quedan relegados a una tercera o cuarta fila, somos nosotros, el pueblo, los ciudadanos lo que estamos relegados, porque el jefe del estado y los políticos no están allí a título personal, sino en representación de todos nosotros. Nos gusten o no, Rajoy y Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Albert Rivera, Rufián y Puigdemont, todos ellos, los hayamos votado o no nos representan a todos.
Pero, claro, los que han organizado la manifestación no creen en la democracia, para ellos es algo puramente instrumental que les permite recibir subvenciones y acercarse al poder. En el momento que lo consigan, esperemos que nunca ocurra, ya no habrá más elecciones, ni más partidos políticos. Podemos verlo en los países y regímenes que ellos admiran y que nos habían puesto como ejemplo, aunque ahora disimulen para no asustar.
Nos decían que venía a hacer la política de otra manera y lo que hacen es la antipolítica. Por eso se han sacado de la manga la triquiñuela de poner en la cabeza de la manifestación a los trabajadores de los servicios de emergencia, a los taxistas y a otros colectivos, pero esas personas, por muy bien que hayan hecho su trabajo no son nuestros representantes, no los hemos elegido. Ni siquiera sabemos quién los ha elegido en representación de esos colectivos. ¿Los han votado, son sus representantes de alguna manera?, ¿con qué criterios los han designado?
Porque esa es la cuestión. Cuando nos dicen que dan voz a otros colectivos en las decisiones municipales o consultan a sus bases o preguntan a las asambleas ciudadanas, al igual que en este caso, no sabemos a quiénes representan esas personas, quiénes son, por qué han sido elegidos, cómo han sido elegidos.
Esa es la manera de cargarse la democracia fingiendo que se quiere ser más demócrata.
Cuando votamos en un referendum o en unas elecciones, conocemos las reglas de juego, el censo, las preguntas las diferentes opciones que defiende cada partido. Y con todo eso y unas reglas claras de reparto de los votos y método de votación, los ciudadanos votamos. Sin embargo, con todos esos otros artificios de supuesta democracia de base desconocemos todo y no sabemos qué o a quién o a cuántos representan esos ciudadanso a los que se les otorga representatividad.
Con la manifestación de esta tarde han ganado los antisistema en nuestro país y el ISIS que ve como nuestra democracia se resquebraja tras sus atentados por la falta de coraje de nuestros políticos para defenderla.
Aunque pueda parecer que no tiene importancia, aunque se quiera dar la versión de que se deja el protagonismo de la manifestación a la gente, al pueblo llano, eso no es así. El símbolo de preterir a los cargos elegidos por los ciudadanos es más fuerte de lo que puede parecer en un principio. Tiene una carga ideológica muy potente y hace un tremendo daño a nuestra democracia.
La explicación absurda es que la cabecera de la manifestación (policías, sanitarios, taxistas, comerciantes de las Ramblas, etc.) representa a la sociedad civil y que más atrás van los políticos en representación de los políticos es por completo absurda. Los políticos, si acuden como tales, no acuden en representación de la clase política, sino de los ciudadanos que los han elegido.
En esas condiciones, los políticos que realmente sean demócratas y crean en la democracia deberían haber excusado su presencia o acudir a título individual mezclados con el resto de manifestantes, como uno más, pero como cargos políticos con la representación que implica. El rey, jefe del estado, ha sido mal aconsejado y no debería haber acudido si no era para ir al frente de la manifestación como representante de todos nosotros. Nos guste o no, seamos monárquicos o republicanos, es él, por ahora, quien cumple ese papel.
Hoy la democracia se defendía no acudiendo a esa manifestación. Teniendo el coraje de decir que no se puede postergar a la democracia y que si no les permiten representar adecuadamente a los ciudadanos, no pueden acudir. No se trata de hacer valer unos privilegios, sino, por el contrario, de defender la democracia, lo que representa y defender el lugar que todos nosotros, el pueblo, los ciudadanos merecemos ocupar.

¿Alguien se imagina a Churchill habiéndose dejado postergar a un segundo lugar en una manifestación en Londres en contra de los nazis?