martes, 8 de diciembre de 2009

Aminetu Haidar

He recibido un correo en el que me piden que envíe uno con el siguiente texto "AMINETU SE NOS MUERE. LE RUEGO QUE ACTÚE RÁPIDAMENTE PARA QUE AMINETU
HAIDAR PUEDA VOLVER A EL AAIÚN SIN CONDICIONES Y REUNIRSE CON SU FAMILIA” a varias direcciones oficiales.

Esto me ha planteado la duda de si, a estas alturas, Aminetu Haidar es completamente libre para continuar o no su huelga de hambre. No quiero decir que esté amenazada o coaccionada por nadie, de ninguna manera, me refiero a que si esta huelga de hambre ha surgido de manera espontánea, sin una planificación previa de hasta dónde iba a llegar en caso de no obtener una respuesta favorable a su petición, es muy posible que Aminetu se encuentre ahora presa de su propia decisión y maniatada por el compromiso adquirido y por la propia presión que, para apoyar su postura, han adoptado tantas personas.

Creo que es fundamental salvar la vida de Aminetu y me temo que el peor camino para conseguirlo sea continuar con la presión y las movilizaciones para conseguir su objetivo, ya que, lamentablemente, no creo que Marruecos vaya a ceder.

Dejemos de pensar en lo justo de su reivindicación. Dejemos por unas horas de lado las justas reclamaciones del pueblo Saharaui, al que, por cierto, los españoles hemos abandonado y olvidado de manera lastimosa y miserable. Olvidemos por un momento todo eso y pidamos todos, y sobre todo los que están a su lado en estos momentos, a Aminetu que abandone su huelga de hambre. Ha conseguido una gran repercusión, han logrado que en España y en algún otro país se hayan removido conciencias al recordar a su humillado pueblo, ha puesto en evidencia qué clase de gobierno hay en Marruecos (supongo que todos lo sabíamos, pero había demasiados que disimulaban mientras hacían chistes "con fuerte viento de levante") y ha demostrado cómo, una vez más, son más importantes los intereses de los estados (España, Francia, EE.UU.) que la justicia, por mucho que nuestro mundo occidental civilizado y democrático repita constantemente lo contrario.

No es poco el logro de Aminetu y no debería desperdiciarlo con su muerte. Tendrá mucho más valor como voz viva que siga clamando por sus derechos y los de su pueblo que como mártir de su causa y con el peligro más que cierto de que sea usado por los partidarios del uso de la violencia para conseguir sus reivindicaciones, malogrando de ese modo su sacrificio y dando razones a los causantes del mismo.

Pidamos todos a Aminetu Haidar que abandone su huelga de hambre para que siga viviendo, dando aldabonazos en las puertas de nuestros endurecidos corazones y dejando al descubierto las miserias de tantos gobernantes sin conciencia.

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