sábado, 1 de noviembre de 2008

Las opiniones de la reina

En nuestra sociedad hay una hipocresía y un fundamentalismo exasperantes.

Se puede opinar de todo, pero siempre que se opine de una determinada manera, en caso contrario las hogueras mediáticas y de determinados grupos de presión están prestas para quemar al hereje.

Si usted expresa sus dudas de que se esté produciendo un cambio climático será objeto de chanza, burla y descalificado de todas las formas posibles y no siempre acordes con el buen gusto, precisamente.

Puede estar usted en contra del aborto, no sé cómo se puede estar a favor, y será calificado de "facha" irredento como poco. Da igual que intente matizar que ser antiabortista no quiere decir necesariamente que se desee que el aborto sea delito y que las mujeres que aborten vayan a la cárcel. No se puede estar a favor de medidas alternativas que hagan que el aborto sea de verdad la última opción posible. No hay nada que hacer, hay que estar a favor del aborto sin condiciones.

Puede usted estar en contra de la discriminación de los homosexuales y ver bien que se puedan casar, pero si se le ocurre decir que no debería llamarse matrimonio, entonces está usted perdido porque eso es un dogma y no admite discusión.

Si expresas sus dudas ante la eutanasia le dirán, como poco, que es usted un sádico que quiere que las personas mueran entre terribles sufrimientos.

Yo recuerdo cuando decíamos que democracia era poder opinar y defender nuestras opiniones libremente. Fue hace mil años, cuando también nos parecía que la reconciliación entre las dos españas, dejar el pasado para la historia y caminar hacia el futuro sin revanchas ni rencores era algo que valía la pena para intentar vivir de una vez por todas en paz, sin que media españa quisiera matar a la otra media.
Pero al fin volvemos dónde siempre.

Lo último han sido unas afirmaciones de la reina. El gobierno ha estado impecable al afirmar que "la reina cumple impecablemente su función". El PP ha dicho lo mismo, aunque ha habido una manifestación discordante de González Pons, quien ha opinado (y tiene derecho a hacerlo) que la reina debería evitar emitir sus opiniones sobre asuntos que dividen a la sociedad. El PSOE ha aprovechado esto para pedir a la dirección del PP que desautorice a González Pons, mientras los medios que defienden al PSOE a capa y espada llevan varios días avivando la hoguera de la reprobación a la reina. Ahí está la gran hipocresía del partido del gobierno, mientras oficialmente apoyan a la reina, permiten (¿o alientan?) a sus medios afines hacer todo lo contrario.

La otra gran hipocresía de este asunto es que los que ahora se escandalizan por lo dicho por la reina, en caso de que sus opiniones fueran las contrarias estarían ahora diciendo que tenemos una reina moderna, sensible y pegada a la realidad social de su país.

Lo dicho, puede usted opinar libremente con la única condición de que opine como yo. En caso contrario, la hoguera.

"Epour, si muove"

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