domingo, 3 de febrero de 2013

Junquera y Goñi: cara y cruz

El concejal del PP en el ayuntamiento de Gijón, Eduardo Junquera, ha dimitido debido al escándalo que afecta a su partido.
Cuando los políticos dicen que no todos son iguales, tienen razón, ya hemos visto a uno que no es igual, que ha dimitido. ¿Dónde están los demás? ¿Dónde está esa supuesta mayoría de políticos honrados? Yo creo que no lo serán tanto cuando no reaccionan como Eduardo Junquera a pesar de Bárcenas, Gürtell, Palau, Pallerols, ITVs, ERES, Renedo, Marea, GAL, Filesa... Los casos de corrupción afectan a los partidos que gobiernan o han gobernado de una manera generalizada, son graves y continuados, no son actuaciones aisladas, a pesar de lo cual sus cargos, supuestamente honrados, han continuado en sus puestos defendiendo las posturas oficiales e hipócritas de sus jefes, que nos llevan dando ruedas de molino durante más de treinta años.
Un ejemplo de lo que digo es Goñi, Secretario General del PP de Asturias, quien se ha apresurado a decir que la dimisión de Junquera es oportunista y que "se ha cargado la presunción de inocencia". Como suena, Eduardo Junquera, tomando una decisión que le honra y cuyo ejemplo deberían imitar todos aquellos que se dicen honrados, se ha cargado él solo la presunción de inocencia.
Es posible que la difrencia entre Junquera y Goñi es que el primero tiene una profesión de la que vivir, al margen de la política, y Goñi no. Y yo eso lo entiendo, hay que mantener a la familia y pagar la hipoteca todos los meses, pero, entonces, que no hable de oportunismo ni de cargarse nada, que no hable tan siquiera de honradez. Que no nos tome el pelo.
Necesitamos muchos Junqueras. Si hubieran reaccionado como él todos los cargos de todos los partidos en los que los casos de corrupción fueron ocultados y tapados por las cúpulas de sus partidos, hace tiempo que la corrupción política habría quedado reducida a casos aislados.
Y no necesitamos ningún Goñi dispuestos a repartir ruedas de molino a diestro y siniestro con tal de seguir en el momio. Son los Goñi los que con su connivencia, ocultación y disimulo los que impiden desterrar la corrupción que ha invadido la política y ha gangrenado las instituciones y a una gran parte de la sociedad española.
Y tampoco necesitamos a los que hoy, aplicando la máxima de que al enemigo ni agua, se empeñan en no reconocerle valor a la dimisión de Eduardo Junquera y hablan de política de gestos. Pues no, Jaime Poncela y compañía, eso no es política de gestos, eso es predicar con el ejemplo y hacer lo que tantas veces exigimos, sin éxito, a los políticos, que muestren su rechazo y abandonen a los que están podridos. No podemos, pues, criticarles también cuando lo hacen. Pero, lamentablemente, los prejuicios suelen nublarnos la razón.

1 comentario:

dani dijo...

Cuanta razón tienes Avelino...