miércoles, 12 de agosto de 2009

Díaz Ferrán, presidente de la CEOE. ¡Cáspita!

El amigo Díaz Ferrán sigue aspirando a convertirse en el empresario preferido de los trabajadores españoles. No le pareció que hubiera hecho méritos suficientes proponiendo la flexibilización del mercado de trabajo o una bajada de cinco puntos en las cotizaciones de las empresas, sino que ahora se le ha ocurrido que los salarios deberían bajar al menos un uno por ciento.

Es simpático el señor Díaz y un empresario infatigable que siempre está pensando la forma de mejorar la situación de las empresas. Es lo que tiene ser el presidente de la patronal CEOE. Y supongo que los empresarios afiliados a esta organización estarán encantados con su dedicación.
Sin embargo, quizás peca de excesiva prudencia, y aunque sus propuestas no encuentren respaldo en el partido del gobierno ni en los de la oposición, no es ningún provocador, como dicen algunos. Al contrario, es prudente y por eso muchas de las medidas que seguramente tendrá en su cartera estarán a la espera de que llegue el momento oportuno.

Veamos algunas que los empresarios posiblemente esperan como agua de mayo.

1) Volver a la semana de seis días laborables. Con la actual semana de lunes a viernes sólo trabajamos el 71,43% de la semana y el 23.81% de las horas que tiene una semana. ¡Esto no hay empresa que lo soporte!

2) Las vacaciones serán voluntarias y por un periodo máximo de quince días naturales. El mes de vacaciones actual es insostenible, ya que supone el 8,33% del año sin trabajar.

3) Las prendas de seguridad, en aquellos trabajos en los que sean obligatorias (cascos, botas, gafas, etc.) deben ser sufragados por el propio trabajador, ya que es quien se beneficia de las mismas. La empresa se los proporcionará, pero le descontará su importe de la nómina, aunque lo repartirán entre las doce pagas del año, para que sea menos gravoso para el trabajador, pero la empresa aplicará un módico interés por el aplazamiento, porque ya se sabe que las empresas están para ganar dinero. Bueno, ya puestos, la empresa también podrá obtener un pequeño beneficio por el suministro de estas prendas, ya que la compra y distribución de las mismas a sus trabajadores tiene un coste que las empresas no tienen por qué asumir.

4) Cuando, por razones coyunturales, sea preciso realizar horas extraordinarias, hasta un cinco por ciento de la jornada laboral anual se considerará ya abonada en la retribución ordinaria. Las que excedan de ese cinco por ciento se retribuirán al mismo precio que las horas de la jornada ordinaria. ¿Por qué ha de valer más lo que el trabajador haga en la hora normal que en la extraordinaria? ¿El empresario no venderá al mismo precio lo producido durante el horario normal que lo producido durante las horas extraordinarias?

Estos son sólo algunos ejemplos. En realidad los empresarios españoles creen que, mientras necesiten trabajadores en sus empresas (¡cuando llegará el día en que todo lo puedan hacer las máquinas!) éstos debería proporcionarlos el estado. Las empresas ya hacen bastante creando riqueza y pagando impuestos; si para eso necesitan trabajadores, que los ponga el estado que es quien se beneficia. Los empresarios no ganan nada con ello. ¡Bueno! Sí ganan, pero es que las empresas están para ganar dinero. ¿Para qué, si no?

Los empresarios españoles son así. Ellos dicen que crean puestos de trabajo, aunque en el último año lo que han creado ha sido un millón y medio de parados. Pero a ellos les parecen pocos, porque creen que el mercado es demasiado rígido. ¿Cuántos parados habrían sido capaces de crear con un mercado más flexible, dos millones, tres? Ni se sabe. Nuestros empresarios cuando se ponen son capaces de todo...
Bueno de casi todo. No seamos chovinistas.

Por ejemplo, lo que es el I+D+i no se les da muy bien. Cuando ya estaban aprendiendo que quería decir aquello del I+D resulta que le añaden una "i" y ahora ya se han despistado de nuevo. Quizás por eso, si cualquiera de nosotros le echa un vistazo a los objetos que le rodean verá que es más difícil encontrar un "made in spain" que acertar la primitiva. ¿Que no?.

Yo he hecho la prueba. El frigorífico es alemán, la vitrocerámica, también; la cafetera, también de Alemania, la lavadora es de una multinacional italiana; el lavavajillas, ¡vaya! por un momento creí que había tenido suerte, pero no, la marca fue española, pero ahora pertenece a una multinacional alemana.

¡Vale, vale! Los electrodomésticos no son nuestro fuerte.

La impresora es japonesa, el monitor coreano, la cpu de USA. ¡Bueno! en informática tampoco destacamos.
Los coches que vemos por las calles es posible que estén fabricados en España, pero ninguno es de una empresa española.

Entonces, ¿qué coño hacen todas esas empresas a las que representa el Sr. Díaz?

Espero anhelante el momento en el que el Sr. Díaz presente sus propuestas para las empresas. Por ejemplo, modernización, productividad, investigación ("I" grande), innovación ("i" pequeña). ¿Lo vamos pillando? En fin, seguro que cuando haga sus propuestas para las empresas nos dejará atónitos. Y es que, bien mirado, lo que necesita cambios es la empresa y no la clase trabajadora. Son las empresas las que cierran y las que mandan a los trabajadores al paro. No son los trabajadores los que se van al paro y obligan a las empresas a cerrar.

Ya sé que es difícil de entender, pero estoy seguro de que el Sr. Díaz con su gran  dedicación y capacidad de trabajo enseguida lo comprenderá.
 



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