sábado, 28 de marzo de 2009

¿Ideas para una crisis?

Que nuestros políticos y los representantes de otras instituciones dejan mucho que desear es algo más que evidente, pero, claro, las evidencias se convierten en sonido atronador cuando las circunstancias son, como ahora, muy difíciles.

Esta semana hubo un debate sobre la crisis económica en TVE con la participación de representantes del gobierno (Ministro de Trabajo), oposición (Montoro), Patronal (Presidente de la CEOE y Jesús Bárcenas, Presidente de CEPYME) y Sindicatos (Cándido Méndez, UGT, y Fernández Toxo, CC.OO.). La impresión que me causó fue desoladora. Los mismos lugares comunes de siempre: hay que cambiar el modelo productivo, hay que apostar por el I+D+i, hay que mejorar la educación y, muy particularmente, la Formación Profesional, hay que bajar impuestos, hay que aumentar el gasto público, hay que hacer todo lo contrario… Lo de siempre.
Pero no hubo ni un solo “cómo”. Ninguno de los presentes, ni patronal, ni sindicatos, ni gobierno, ni oposición, tienen la más remota idea de qué se debe hacer. Porque, supongo yo, si lo supieran lo dirían.

La impresión más penosa, a mi modo de ver, fue la del Sr.Díaz Ferrán. Su gran preocupación es bajar las cuotas patronales a la Seguridad Social y abaratar el despido. Dice que con eso se creará empleo, porque, así se deduce de sus palabras, los empresarios no contratan por miedo al coste del despido. Los que ahora despiden a los que se van al paro no parecen tener mucho miedo, aunque, si hemos de creer al presidente de la patronal, es posible que sólo se vayan al paro los que tienen contratos temporales que se terminan y los que trabajan en empresas que cierran, que lo hacen por falta de financiación, también según el Sr. Díaz Ferrán.

No parece preocupar al Presidente de la Patronal el escaso dinero que dedican las empresas a formación o a investigación y desarrollo. No parece, porque no lo dice, que hay empresas que han basado su éxito en el empleo intensivo de mano de obra barata, inmigrante en muchos casos, y que han recogido los beneficios y no han destinado ni un solo euro en mejorar sus instalaciones o su maquinaria o en tener un mínimo fondo de reserva para aguantar seis meses de vacas flacas.

El Sr. Díaz Ferrán habla de los cinco puntos que se pagan de más en España como cuota patronal a la Seguridad Social con respecto a otros países europeos, pero no dice que eso está incluido en las cuentas de las empresas como costes laborales y que éstos siguen siendo en España notablemente más baratos que en los países de nuestro entorno.

No dice, tampoco, el presidente de la patronal, las inmensas cantidades de dinero que reciben en forma de subvenciones de todo tipo. ¿Cuántos puntos estarán por encima de las empresas de otros países? Por ejemplo, en formación. Podría decirnos a dónde han ido a parar las cuantiosísimas subvenciones recibidas para formación. Y de paso, los sindicatos también podrían decirnos que han hecho con las suyas.

Me extrañó, en cambio, que no hablara de cuánto cuestan a las empresas los liberados sindicales, es decir aquellos trabajadores que pagan las empresas por trabajar a tiempo completo en su sindicato. ¡Qué raro que no dijera nada de esas cifras! El Presidente de RTVE ha dicho que hay 302 sindicalistas liberados en el ente que preside, 53 a tiempo completo y el resto a tiempo parcial. Pero claro, eso no interesa. Aquí lo único que interesa es que los trabajadores trabajen por el menor sueldo posible, que tengan la menores protecciones sociales posibles y sacarles todos los impuestos que se pueda para mantener una administración mastodóntica, lentísima y carísima , que puedan pagar todo tipo de subvenciones a empresas y sindicatos, a los que hay que hacerles la ola dos o tres veces al día, a las primeras porque crean puestos de trabajo y a los segundos porque dicen defenderlos, cuando está por demostrar lo uno y lo otro.

Hay una tremenda escasez de médicos en España. El Ministerio de Educación ya ha planteado en varias ocasiones la necesidad de aumentar las plazas en las facultades de medicina. El Ministerio de Sanidad está mirando cómo el de Igualdad le hace la reforma a la Ley del Aborto. Y la Consejería de Educación del Principado de Asturias ha decidido mantener para el próximo curso las mismas 120 escasísimas plazas que hay en estos momentos en el primer curso. De este modo, las notas de los que desean entrar en esa facultad siguen subiendo y los médicos siguen escaseando.

Es una ocasión para incidir en lo que predican: apostar por la educación y la investigación, dotando de más medios y de más plazas a la Facultad de Medicina. Con ello también habría más docentes y, seguramente, más investigadores ligados a la misma. Pero eso no interesa. Es probable que no hiciera falta ni media docena de ladrillos, ni un miserable saco de cemento, entonces ¿a quién le importa?

Seguiremos manteniendo las plazas públicas mientras las universidades privadas ya han empezado a crear facultades de medicina. ¡Vaya, es posible que aquí si haya negocio! Claro que no será para nosotros, claro que no, pero alguien sacará tajada de tanta incapacidad de nuestros gobernantes. Pero hay que entenderlos, están vigilando para ver si quitan los conciertos a los colegios que no tienen enseñanza mixta. Lo primero el dogma y después… Es posible que haya algo después.
En España, a pesar de la crisis de nuestro modelo productivo, lo único que se sigue moviendo son los ladrillos. En este aspecto es encomiable el empeño del ayuntamiento de Gijón en convertir una zona rural y de muy baja densidad en zona urbana. Está a una distancia del casco urbano de unos cinco kilómetros, así que la única explicación que tiene sentido es que deben de ponérseles los ojos como al Tío Gilito cada vez que miran los inmensos terrenos que hay en medio.

Cualquier día hormigonarán la playa y la venderán en pequeñas parcelas, siempre por amor a Gijón y a los gijoneses. La hormigonera no puede parar porque hay que seguir gastando, haciendo centros municipales, subvencionando la cría del caracol autóctono y ayudando a las asociaciones más diversas y variopintas, con una única condición, que aplaudan con las orejas cualquier ocurrencia municipal. La máquina de conseguir votos ha de estar siempre en funcionamiento y hay que mantener patronatos, fundaciones, empresas municipales... A ver cuándo conseguimos que en Gijón, en Asturias y en España entera sólo haya funcionarios y jubilados.

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