lunes, 13 de octubre de 2008

Orwell no andaba nada descaminado

Los políticos no saben resolver nuestros problemas. No saben como atajar esta crisis que amenaza con arruinar el sistema o lo saben pero no se atreven a hacerlo. No saben cómo hacer frente al problema de las pensiones y de la sanidad agravados por el envejecimiento de la población. No saben cómo atajar el problema demográfico de los países occidentales. No saben...


Como no saben resolver los problemas importantes se dedican a legislar asuntos que competen sólo a la privacidad de las personas. Se empeñan en decirnos que no debemos beber, ni fumar, ni comer grasas, ni ir sin el cinturón de seguridad, ni, ni, ni...


Y siguen. Ahora en Cataluña quieren legislar la edad a la que los padres adoptivos deben decirle a su hijo que es adoptado.


En Madrid el alcalde ha decidido prohibir los hombres anuncio, porque, según él atenta a la dignidad de las personas. Como si la dignidad dependiera de llevar un cartel con un anuncio.


Habría que empezar por preguntar a Gallardón qué cree él que es la dignidad.


¿Por qué no ha prohibido que las prostitutas busquen su clientela por las esquinas? Quizás le parece digno el ofrecimiento y venta del propio cuerpo para ganarse la vida.


También podría prohibir los mítines políticos, porque es bastante indigno que los candidatos se dediquen a prometer, micrófono en mano, todo lo que no piensan cumplir ni de lejos si finalmente son elegidos.


¿Y qué tal prohibir al cobrador del frac o al torero de los morosos? ¿Eso sí le parece digno? ¿O quizás pertenece a la libertad de empresa?


Espero que siguiendo la estela de los catalanes también se legisle la edad a la que los padres deben decir a sus hijos que son homosexuales (los padres, no los hijos), o que son drogadictos, o maltratadores o empresarios condenado por acoso laboral. También deberán concretar en qué momento la mujer debe decirle al marido que el hijo que tanto quiere no es suyo. Y por supuesto, deberá especificarse claramente cuándo el marido debe decirle a su mujer que ha tenido una relación extramatrimonial.


La verdad es que los políticos tienen un trabajo inmenso por delante y aunque no resuelvan ni uno solo de los problemas para lo que les pagamos el sueldo sí conseguirán hacernos la vida un poco menos llevadera y mucho más controlada por los poderes públicos, que, en el fondo, es lo que de verdad les gusta.


Y, por favor, que nadie diga que el desfile del 12 de octubre es un coñazo. ¡Por dios! y menos uno de derechas. Ya ha dicho José blanco que Rajoy ha demostrado con ello tener sentimientos de quita y pon. Y no (esto lo digo yo, no José Blanco) como Zapatero o Carme Chacón que han pasado toda su vida pirrándose por ver los desfiles militares.


Pero como Rajoy es demasiado timorato, ha sido incapaz de convocar una rueda de prensa y decir: sí, los desfiles militares me parecen un coñazo, ¿dónde dice que el líder la oposición debe morirse por ver un desfile?


Quizás algún día se legisle también la edad a la que una persona debe dejar constancia de que le aburren mortalmente los desfiles militares. O, mejor aún, es posible que no tardando mucho el alcalde de Madrid los prohiba porque crea que son un atentado a la dignidad.

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