jueves, 28 de marzo de 2013

El futuro tiene la cara del pasado

El capitalismo moderno tiene como base el ahorro y el consumo. El gran desarrollo de las sociedades occidentales desde la mitad del pasado siglo XX se debe a la creación de una gran clase media con capacidad de consumo porque ya no necesitaba ahorrar “para el día de mañana”, puesto que las necesidades esenciales las tiene aseguradas: una pensión que le permitirá vivir desahogadamente en la vejez y una asistencia sanitaria que le atenderá si sufre una enfermedad.
Esta crisis está cambiando nuestro mundo de una manera radical y si todo sigue así las sociedades occidentales de los países del sur de Europa se parecerán más a las del siglo XIX en los albores del maquinismo que a las de finales del siglo XX.
Todos los pasos dados para resolver la crisis han sido equivocados, aunque quizás deliberadamente equivocados. Hay que precisar que eso ha sido así en Europa, pero no en Estados Unidos.
Comenzaron por enterrar miles de millones de los ciudadanos para paliar las pérdidas de los bancos, porque había que salvar el sistema financiero. Sin embargo, no se puso el mismo interés en salvar a las familias o a las empresas que, ante la falta de crédito y la asfixia de los recortes presupuestarios de los países se iban hundiendo cada vez más en la ruina.
La crisis, alimentada por la austeridad, se va prolongando y estamos ya en su séptimo año.
Ahora han comenzado a cambiar las reglas del juego: los ahorros ya no están seguros en los bancos, porque si su banco o el sistema financiero de su país tiene dificultades, por alguna razón que nadie se ha molestado en explicar, tomarán parte de su dinero para sanearlos.
Qué consecuencias traerá esto, ya hecho en Chipre y con intención de convertirlo, si no en ley, sí en norma de uso; pues traerá como consecuencia una fuga masiva de capitales de los países del sur de Europa con destino a Suiza, países del norte de Europa o Estados Unidos. En una palabra descapitalización y empobrecimiento (más) de los países del sur.
En los países del sur de Europa, en la Europa pobre, para entendernos, se han empezado a recortar los salarios, las pensiones, el subsidio por desempleo, etc.
Tendremos que volver a “ahorrar para el día de mañana”, porque es posible que nuestra pensión no nos permita vivir dignamente; o porque si tenemos la desgracia de caer enfermos, es posible que no tengamos toda la cobertura sanitaria que necesitemos y también es posible que el subsidio que recibamos durante la enfermedad no nos permita hacer frente a los gastos habituales.
Volverán las cajas de pensiones mutuas, para garantizar lo que los bancos ya no pueden y, claro, nuestros sistema financiero será de escasa dimensión y no habrá crédito para que nazcan nuevas empresas o se desarrollen las que ya existan.
El consumo se reducirá drásticamente, porque el dinero se destinará al ahorro y no al gasto, de modo que nuestro sistema productivo, que está siendo diezmado durante estos años de crisis, tardará varios lustros en recuperarse.
En estas circunstancias, será cosa de tiempo, seguramente de poco tiempo, que los países del sur de Europa salgan del Euro o que los del norte creen un espacio económico, sin los del sur, con una moneda distinta del Euro.

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