domingo, 11 de noviembre de 2012

Políticos: creencias y prejuicios


Leer las declaraciones de nuestros políticos es siempre un ejercicio arriesgado porque, al menos en mi caso, mi salud corre un serio peligro.
Hoy el diario El Comercio de Gijón nos ha regalado una entrevista con la Consejera de Educación del Principado de Asturias.
Esta buena mujer nos deja algunas perlas de su sectarismo militante. Por ejemplo, dice que le cuesta creer que el exconsejero Riopedre sea culpable de los delitos que se le imputan. Quizás porque le cuesta creer es por lo que, según declara, propondrá a Wert suprimir la asignatura de religión. Espero que no le cueste multiplicar y proponga también la supresión de la asignatura de matemáticas.
También dice que algunos colegios concertados eligen a sus alumnos y que van a investigarlos. Y yo me pregunto por qué no se ha hecho ya. Por supuesto que deben investigar a todos los centros que no cumplan con las normas, y los socialistas pudieron hacerlo durante los últimos 30 años que han estado en el gobierno, exceptuadas las anécdotas de Sergio Marqués y Álvarez-Cascos.
Mis hijos han ido siempre a un colegio concertado y yo no he visto que se seleccionaran los alumnos con otros criterios que la baremación impuesta por la consejería en cada momento. He visto, sin embargo, cómo un presidente del Principado, socialista (y no es por señalar), llevaba a su hijo a un colegio público que no le correspondía por zona; como tampoco creo que tuviera puntos por ingresos, ni por familia numerosa, que no lo es, pues me gustaría saber el criterio de ese centro para admitir a su hijo, al cual, en más de una ocasión vi llegar al cole en el coche oficial de su papá presidente-socialista.
Pero claro, supongo que a la Consejera de Educación también le costará creer esto. En cambio, es más fácil creer y, sobre todo, seguir lanzando sospechas sobre los colegios privados concertados, porque de alguna manera hay que desviar la atención o, llegado el caso, explicar, por qué un alumno de la red concertada le cuesta a la administración la mitad que un alumno de la red pública.

Nuestros políticos gobiernan guiados por sus prejuicios e iluminados por su propia incompetencia y han logrado que en treinta y cinco años de democracia el estado central, todas y cada una de las autonomías y los principales ayuntamientos del país estén en la más completa ruina, sin citar a los casi seis millones de parados, éxito indiscutible de sus acertadas políticas educativas y económicas. Supongo que a la Consejera de Educación también le costará creer estas rotundas afirmaciones, por lo que, si fuera el caso, le sugiero que hable con alguno de los más de cien mil parados de Asturias; es más que probable que cualquiera de ellos consiga derribarla del caballo en su particular camino de Damasco que, por ahora, la conduce con fortuna por el proceloso mundo de los cargos políticos.


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