miércoles, 1 de diciembre de 2010

El cinismo de nuestros políticos: wikileaks y no wikileaks

Nuestros políticos hacen gala de un cinismo que sólo es comparable en cantidad con su estulticia.

Las revelaciones de los papeles secretos de USA lo están dejando de manifiesto en el caso de los políticos españoles que dicen una cosa de cara a la galería y hacen lo contrario en los despachos alfombrados de los ministerios y las embajadas. No tiene por qué extrañarnos: los conocemos y sabemos bien de su capacidad para mentir y engañarnos.
Este fin de semana en Gijón, la policía local levantó acta de un local que no sólo vendía alcohol a menores, sino que les ofrecía un espectáculo de desnudo integral masculino.
Usted que es buena gente y que sabe que no se debe vender alcohol a menores y que se les debe educar en una sana sexualidad y que conoce la gran preocupación de nuestros políticos por la salud, en todos los aspectos, de nuestros jóvenes, ya habrá imaginado que el Ayuntamiento de Gijón habrá tomado las medidas cautelares necesarias, cerrando el establecimiento hasta que se tramite el expediente sancionador.
Bueno, pues, si usted ha pensado eso, se habrá equivocado por completo, nuestro consistorio parece que no se ha alarmado demasiado con el asunto y el local, de momento, puede abrir sus puertas con normalidad.
O sea, que todas esas preocupaciones por la salud física y moral de nuestros jóvenes son, como tantas otras cosas, palabrería barata en boca de unos personajes que han hecho de la mentira y la impostura su modo de vida.
Yo ya sospechaba que cuando ponían tanto empeño en cuidarnos para que no nos matáramos o nos hiciéramos mucho daño viajando sin el cinturón de seguridad, no eran del todo sinceros y me maliciaba que detrás de todos esos desvelos había un interés en ahorrar los costes sanitarios y sociales de esos accidentes y el deseo de sacarnos el dinero de nuestros bolsillos convenciéndonos de que lo hacían por nuestro bien.
Estaba bastante seguro de que cuando a nuestros jóvenes se les reparten condones en los colegios, se les deja libre acceso a la píldora del día después y se les permite abortar sin que siquiera se deba informar a sus padres; y todo ello no era seguido de una educación sobre lo importante de tener una vida sexual sana, de orientar a los jóvenes para no trivializar el sexo y para actuar con responsabilidad en un tema tan importante que quizás no les quite la vida o no les deje en una silla de ruedas, pero que puede echar su vida a perder, arrastrando graves secuelas psicológicas de por vida; viendo todo eso, ya me imaginaba que la única pretensión de nuestros políticos es la de haz lo que quieras, pon medidas si te parece, aborta, si no las has puesto, pero no vengas luego a darme la tabarra con que tienes un hijo y necesitas ayuda: ¡haber tomado medidas o haber abortado! que posibilidades tenías.
En definitiva, detrás de una aparente preocupación lo que hay es un interés de que los jóvenes solucionen los problemas de manera drástica y radical, sin importar las secuelas que eso pueda dejarles, con tal de que no causen problemas.
Trivialicemos el sexo, el consumo de alcohol y de drogas (vean nuestras “blancas”series españolas y verán que sus argumentos giran casi exclusivamente alrededor de las relaciones sexuales y están salpimentadas capítulo sí y capítulo también con el canuto, el porro, la raya y todo con un buen rollo que mola cantidad) y entre tanto sigamos predicando que estamos muy preocupados por nuestra juventud y que es necesario educar en valores.
Valores en este país ya no quedan ni en la bolsa de idem.

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