sábado, 11 de septiembre de 2010

El pastor Jones, el islam y los hipócritas sin fronteras

Está claro que este Mundo está loco, loco, loco. Resulta que aparece un pastor protestante de Filadelfia, dice que va a quemar unos cuantos ejemplares del Corán y ya estamos todos perdidos de los nervios. Unos maldiciendo a los occidentales y amenazando con tomar represalias y los otros diciendo que hay que ver el pastor, cómo provoca y pone en peligro la vida de soldados y civiles.

Aquí en España, un cantante “cocinó” un crucifijo y algunos se rieron, otros no dijeron nada y unos pocos consideraron que era un ofensa intolerable hacia los cristianos. Pero no pasó de ahí. ¿Sería porque sólo lo dejó vuelta y vuelta o en su punto, pero no llegó a quemarlo? No lo sé, el caso es que no vi ningún comunicado de nuestro gobierno diciendo que era un ataque a la libertad religiosa. Seguramente esto se debe a que los cristianos, en estos tiempos, no solemos reaccionar violentamente y por eso se puede atacar nuestras creencias y sensibilidad sin miramientos; pero si se trata de musulmanes hay que andarse con ojo, porque hay algunos islamistas radicales que se enteran de que alguien ha calentando un Corán algo más de la cuenta y lo mismo se cargan el Rockefeler Center o el Museo del Prado.

La verdad, me extraña mucho que se haya montado todo este lío por un pastor que pastorea una grey de 50 feligreses y que, suponiendo que todos le respalden, quiere decir que es una acción auspiciada por el 0,00000016% de la población de USA o el 0,000000007% de la población mundial.

En lugar de estar todos de los nervios con este hombre, ¿no habría sido más razonable “pasar” de él olímpicamente o decirle a los islamistas que no hagan caso, que se trata de un iluminado? Los islamistas radicales podrían entenderlo sin mucho esfuerzo, ya que ellos no se caracterizan por su buen juicio.
Supongo que cualquier día saldrá un lunático diciendo que va quemar unos cuantos “Quijotes” o varios “Hamlets” y ya tendremos montada una buena bronca por culpa de... ¡Ah! no, es verdad, que los fanáticos de la cultura no estrellan aviones contra edificios civiles, ni hacen saltar por los aires trenes llenos de trabajadores en hora punta.

Los que se oponen a la construcción de una mezquita en la zona cero del 11S no tienen ninguna razón que les ampare, pero dicen ellos que les parece una provocación. Yo creo que se pasan varios pueblos identificando a los musulmanes con los terroristas que derribaron las torres gemelas.

Los que lanzan gravísimas amenazas contra los países occidentales porque un pastor queme varios libros sagrados no tienen ninguna razón, por más que piensen que ese hombre les provoca. Yo creo que no se puede armar todo este jaleo por un asunto que se podría haber evitado si, cuando el pastor hizo pública su idea, todos nos hubiéramos encogido de hombros y hubiéramos dado media vuelta diciendo: “otro loco”. Pero no, todos los medios están volcados con tan gran y singular noticia; editoriales y noticiarios dan cuenta detallada de las intenciones del pastor Jones y los gobernantes piden respeto para todas las religiones (¿para todas? ¿de verdad?) y tratan de convencer al pastor para que rectifique.

Y mientras, vemos los desórdenes y manifestaciones de algunos musulmanes y, se supone, que debemos considerarlo normal. A mí no me parece muy normal. Lo que sí me parece es que con todo este circo les damos la razón a unos radicales que son capaces de cualquier acción violenta por muchas víctimas que cause, porque, entre todas las críticas al pastor, que es criticable y mucho, no se oye ni una sola voz en contra de los que amenazan con acciones mucho más violentas y graves que las de quemar unos ejemplares del Corán.

Aunque la idea nos repugne el mensaje conceptual que encierra la idea del pastor Jones es la misma que encerraba la caricatura de Mahoma con forma de bomba que tanto revuelo armó en su día entre los islamistas radicales, y no tan radicales; y en cambio en aquella ocasión se defendió ardorosamente la libertad de prensa, de opinión y de expresión, Pues bien, la quema de ejemplares del Corán es más desagradable y burda, como lo es la imagen y las ideas del pastor Jones, pero, no  nos equivoquemos, desgraciadamente, tiene el mismo derecho que el caricaturista de entonces y aunque también aquella caricatura dio lugar a amenzas y puso en peligro vidas, se defendió entonces el derecho a la libertad de prensa y no se aludió a los riesgos que encerraba aquella provocación.

Un poco de cordura, por el amor de Dios y de Alá y menos hipocresía por parte de todos los que acaban de descubrir que hay religiones, al menos una, dignas de respeto.

2 comentarios:

Torcuato dijo...

Considero que todo lo que ha pasado no es más que otro de tantos tejemanejes propagandísticos.
Y perdóname, también hay integrismo cristiano.
Un abrazo.

Avelino Vallina dijo...

Hola, Torcuato. Claro que hay integrismo cristiano, pero, afortunadamente, está limitado a las actividades privadas de quienes lo practican; eso, entre otras cosas, lo diferencia del integrismo islámico, que es utilizado en muchos países para someter a sus súbditos a unas dictaduras intolerables.
Ambos son deleznables, pero no se puede comparar la influencia política que tienen en sus paises respectivos.
Saludos.