Las noticias de hoy nos dicen que el gobierno dejará aparcadas las medidas anticrisis que tenía preparadas por falta de apoyos parlamentarios.
Los alcaldes dicen que no podrá pagar a 30 días, es decir que no piensan cumplir una de las medidas del gobierno.
Y la crisis avanza.
Y las preguntas surgen.
Si el gobierno no es capaz de sacar adelante sus medidas, ¿no debería someterse a la confianza de las Cortes o convocar elecciones? Parece lo lógico si no se tienen apoyos para gobernar.
Si los partidos de oposición no apoyan al gobierno, ¿no deberían presentar una moción de censura para intentar formar un nuevo gobierno con apoyos suficientes para gobernar? También esto parece bastante lógico.
Pero la lógica en España se da muy mal y tenemos cosechas muy escasas y poco valiosas.
Lo de los alcaldes y su imposibilidad de pagar en 30 días es de aurora boreal. Reclaman una nueva financiación local porque dicen que han asumido más competencias de las que les corresponden. Esto es cierto, pero deberían explicarnos por qué lo han hecho. Por qué se han dedicado a construir equipamientos que había que llenar de actividades y, claro, pagar. Por qué han asumido programaciones culturales que ya no pueden mantener, por qué dan subvenciones y ayudas de todo tipo y por qué han construido campos de golf, de fútbol, pistas de tenis y han creado patronatos deportivos y culturales y universidades populares y empresas municipales de vivienda, de turismo de...
Todo eso estaba muy bien cuando todo iba genial y se ingresaba dinero a espuertas procedente de licencias de construcción, plusvalías y recalificaciones de terrenos, pero ahora que todos esos ingresos se han reducido drásticamente, no tienen dinero y dicen que no podrá pagar a 30 días a sus proveedores. ¿Se puede tener mayor desfachatez?
Si no tienen dinero para tanto como destacan deberían abandonar el chalet de nuevo rico y volver al piso del barrio de toda la vida, pero al tendero de la esquina hay que pagarle religiosamente, porque si le siguen diciendo que lo apunte, pronto dejará de haber tenderos.
Esto también parece lógico, pero ya he dicho lo de la lógica en España. Por eso oigo a los alcaldes quejarse de la medida del gobierno, pero todavía no he oído a ninguno decir que va a recortar los gastos para poder cumplir con la nueva norma.
Atención, pregunta: ¿qué hará el gobierno con los ayuntamientos que no cumplan con sus proveedores en el plazo estipulado? Estoy impaciente por comprobarlo.
Y para terminar una perla de Gustavo Bueno: la culpa de la crisis es de los trabajadores por tener a unos sindicatos de funcionarios cuyo objetivo es cobrar del gobierno.
Como “boutade” no está mal, pero como análisis es bastante cuestionable. Los sindicatos en España cumplen un papel bastante lamentable, pero la posibilidad de los trabajadores de cambiar la situación es muy limitada. La prueba es que el índice de afiliación de los trabajadores es bajísimo. Me gustaría saber los porcentajes de abstención en las elecciones sindicales. Pero los sindicatos viven de las subvenciones de todo tipo que reciben de la administración y las cuestiones anteriores son tema menor para ellos.
Pero la crisis en España no es culpa de los trabajadores. Las causas se conocen bien. Una economía basada en la construcción y el turismo, dos actividades intensivas en mano de obra poco cualificada.
La construcción creció hasta límites insoportables y se nutrió de una especulación salvaje con recalificaciones desaforadas y una corrupción galopante, que no han hecho los trabajadores. Los trabajadores se limitaron a poner ladrillos y azulejos y a servir comidas y copas, hacer camas en los hoteles y limpiar las piscinas de las urbanizaciones. Y a llevarse una mínima parte del pastel. De hecho, y como ya he escrito en muchas ocasiones, la participación de los salarios en las rentas del país perdió varios puntos en los últimos diez años.
Hay mucha gente empeñada en echar la culpa de la crisis a los trabajadores y, sobre todo, en pretender que la paguemos sólo nosotros, cuando los que se llevaron la pasta durante todos estos años han sido otros y cuando los ahora preclaros analistas de la situación y de las medidas que se deben adoptar vivían felices haciendo estudios, dando cursos y conferencias y participando en las escuelas de verano de las universidades y sin tener ni repajolera idea de lo que se nos venía encima.
Y ahora dicen que la culpa es del “paleta” y del “chispa”, que tienen que pagar la factura y olvidarse de la jubilación porque no hay dinero en la caja.
¿Y los que se lo llevaron crudo?
Es cierto, ¡qué cabeza la mía! se me olvidaba que son empresarios y deben ganar dinero pase lo que pase.
Si no fuera indignante sería para morirse de risa.
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