Estaba de pie ante él con los ojos arrasados en lágrimas. Pensó que sería fuerte, pero, en el último momento, sus nervios la traicionaron. Sin embargo, ya nada sería igual a partir de ahora; ya no habría más miedos, ni más risas; no habría más celos, ni más amor. El mundo sería más gris y menos amable; ya no habría más pasión.
Le dirigió una última mirada: su cara había dejado de parecerse a la del hombre que tanto había amado.
Antes de girarse por completo, no pudo evitar un último reproche: “¿por qué has tenido que hacerlo; por qué has tenido que morirte y dejarme sola?”
Le dirigió una última mirada: su cara había dejado de parecerse a la del hombre que tanto había amado.
Antes de girarse por completo, no pudo evitar un último reproche: “¿por qué has tenido que hacerlo; por qué has tenido que morirte y dejarme sola?”
4 comentarios:
Este relato traspasa el sentimiento. ¿Quién no ha perdido a un ser querido y ha sentido algo parecido en algún momento? Un abrazo
Me alegra que te haya gustado.
Saludos.
Me ha encantado ¿Quien o a quien, no le han hecho un reproche alguna vez?
¡Y cómo duelen!
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Besos
nela
Me alegra que te haya gustado.
¡Vaya! muchas gracias por lo del patrocinio. Es un honor.
Saludos.
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