La verdad es que yo no sé si es el calor que nos reblandece el cerebro o que nuestra capacidad de resistencia a las adversidades tiene un límite más allá del cual ya no somos capaces de indignarnos más y todo nos da un poco o un mucho de risa.
Las noticias del Telediario de hoy fueron produciendo en mí un extraño fenómeno y consiguieron que al final todo me resultara un tanto cómico.
El alcalde de un condado de California cobraba 800.000 Dólares al año cuando el sueldo medio del alcalde de una ciudad de su tamaño es de 100.000 Dólares. La noticia terminaba diciendo que trabajaba sólo media jornada. ¿Para qué más, pensaría él, si con media jornada ya gano 800.000 Dólares? Y afortunadamente, pensarían sus conciudadanos, porque si se le ocurre trabajar la jornada completa cobraría por lo menos 1.600.000 Dólares.
La segunda noticia son los desterrados cubanos que piensan que el gobierno español está ayudando más al régimen cubano que a ellos y que no se debería cambiar la posición común de Europa con respecto a Cuba, en contra de la opinión del ilustre Moratinos.
He mirado atentamente las imágenes, llevo haciéndolo desde que llegaron a España y no he sido capaz de ver a ninguno de los luchadores-por-la-paz-y-la-libertad-abajo-firmantes. Sé que están, porque ante una causa justa como la de los presos políticos cubanos les falta tiempo para acudir prestos y veloces a la llamada de la justicia... ¡Ah, no! es verdad, no caía. Que aquí no nos une el amor a los presos, sino la simpatía por los carceleros. Y claro, Fidel Castro es tan guay y encarcela tan bien y mantiene el espíritu revolucionario tan fresco que, de vez en cuando, podemos ir a Cuba, darnos un buen baño de comunismo, revolución, patria o muerte, que cuando volvemos a España tenemos agujetas en el puño, por tenerlo tanto tiempo cerrado, y en el corazón revolucionario de tanto hacer ejercicio, el pobre, que aquí se pasa todo el año arrumbado en un rincón de la casa del pragmatismo.
Y la tercera, como no, la reforma laboral y la objetivación de las causas del despido. Lo que quieren poner ya lo saben (lo saben ellos y lo sabemos nosotros): que el empresario pueda despedir a un trabajador cuando quiera (o sea, como hasta ahora) y pagando lo menos posible o, mejor aún, sin pagar nada de nada; que para eso son empresarios y deben ganar dinero. En cambio los trabajadores, ya se sabe, sólo queremos estar tumbados y gastárnoslo en vicios. Y los empresarios venga a desvivirse por nosotros y por nuestro país y por el bienestar y por crear riqueza y... ¿Y cómo se lo pagamos? Queriendo tener un empleo fijo y un salario digno que nos permita pagar las deudas que hemos contraído con ellos mismos. ¡Si es que no tenemos arreglo!
Menos mal que en Cataluña ha prohibido la fiesta de los toros, bueno, algunas fiestas con toros: las que se celebran en la plaza de toros con toreros, banderilleros y picadores, porque los toros lo pasan muy mal. En cambio no han prohibido otras fiestas con toros porque al ser tradicionales de Cataluña los toros se lo pasan en grande y se presentan todos voluntarios.
No pude acabar el Telediario porque estaba llorando de risa... ¿O era de pena? ¡Bueno, da igual! ¡A quién le importa!
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