La salida a bolsa de los bancos que se han creado con los activos “buenos” de las cajas de ahorros empieza a proporcionarnos valiosas joyas de capitalismo actualizado que no es otro que el capitalismo de siempre, pero corregido con una extraña cláusula no escrita que dice algo así como que todo el mundo puede perder en los negocios, salvo que sea una entidad financiera, en cuyo caso le enjuagaremos las pérdidas entre todos para que puedan seguir operando y enriqueciéndose con sus negocios o con nuestro dinero.
Sale a bolsa Bankia, que es el banco creado con los activos “no tóxicos” de varias cajas. Nos dicen que las acciones se ponen a la venta en condiciones muy ventajosas para los inversores, a un precio que supone el 60% del valor en libros. Es decir, que, como estamos en rebajas, Bankia se oferta de saldo con descuentos del 40%. Yo estoy muy contento, porque en estas rebajas no había visto todavía nada interesante y ahora igual me la pruebo y como me quede bien, me compro una caja.
¿Y los activos “tóxicos”? Bueno, pues además de perder ese 40% de descuento con el que se ofrecen las acciones de Bankia, los ciudadanos también cargaremos con las pérdidas de esos préstamos de dudoso (por no decir imposible) cobro.
Por si alguien lo duda, Bankia recibirá del FROB (o sea de los impuestos de todos los españoles, incluidos aquellos a los que las cajas que forman Bankia han ejecutado sus hipotecas por falta de pago) más de 4.000 millones de euros, que dicho en pesetas asciende a la bonita cantidad de más de 665.000 millones.
¡Qué buen negocio!
Pero no todo queda ahí. Dice el folleto que Bankia ha presentado a la CNMV para su salida a bolsa que los 32 consejeros podrán percibir una remuneración máxima de más de 24 millones de euros. Y que el Presidente, Vicepresidente y Consejero Delegado podrán percibir como máximo más de 10 millones de euros.
Esto no parece haber excitado demasiado los ánimos de nuestros más ilustres comunicadores, columnistas y tertulianos varios. Tan atentos ellos siempre a los excesos de los indignados, a los trastornos que causaban al turismo y al comercio de las plazas donde acampaban y tan preocupados por la mala imagen que causaban en propios y extraños, no se han mostrado nada sorprendidos porque una caja que debe recibir nuestros dineritos para sanearse tenga unos directivos que se autoasignan una remuneraciones de tal calibre.
Seguramente han preguntando a los vecinos de tal ilustres personajes y les habrán dicho que “siempre saludaban”. Y yo me lo creo. Son gente bien educada, bien vestida y agradable a la vista. No visten vaqueros rotos ni sudaderas grises. No. Ellos siempre van bien arreglados, en coches siempre relucientes, que para eso tienen un chófer (que también pagamos nosotros) que se encarga de que la chapa no tenga ni una mota de polvo.
A nuestra prensa estas personas no les parecen antisistema porque es muy posible que piensen que el sistema está diseñado precisamente para que unos (la mayoría) trabajemos mucho (cada vez más) y cobremos poco (cada vez menos) para que otros (muy pocos) puedan ganar cantidades astronómicas.
Los indignados son antisistema porque con este sistema tendrían que trabajar varias vidas todos los que se manifestaron el pasado 19 de junio para poder ganar lo que van a ganar los tres principales ejecutivos de Bankia en un solo año.
Qué han dicho de todo esto Zapatero, Rubalcaba, Rajoy... Pues no han dicho nada, porque son ellos los que han “olvidado” fijar un límite a las retribuciones de los ejecutivos de las entidades financieras que recibieran ayudas del estado. Algo que, por cierto, ha fijado la UE en una directiva y que, ¡oh casualidad! en España todavía no se ha adoptado.
No se lo podemos reprochar. Nuestros políticos bastante tienen con luchar por el poder como para que, además, deban ocuparse en gobernar.
Tampoco he oído a MAFO (Gobernador del Banco de España) o Juan Iranzo (Director del Insituto de Estudios Económicos) o a ninguno de los habituales ilustres gurús de nuestra economía, ésos que sólo tienen dos fórmulas para salir de la crisis: bajar los salarios y flexibilizar (léase abaratar) los despidos.
Bueno, yo también estoy contento con las retribuciones de los consejeros de Bankia, porque ya hay 32 españoles que van a llegar con desahogo a final de mes y eso es muy importante, porque esta buena gente se lo merece. Pero también estoy contento por razones egoístas y es que supongo que ni estos consejeros, ni los ahora ilustres mudos y antes azote de trabajadores ya no serán, a lo que se ve, partidarios de la moderación salarial. ¡Algo hemos avanzado! … ¿O no?
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