Que la situación política y económica de España es de pena no es ningún secreto, pero es triste comprobarlo de manera tan palpable con la remodelación del gabinete de Zapatero.
Primera perla: dice Zapatero que se trata de un gobierno con más proyección política, para afrontar las reformas necesarias.
Es posible que nuestro presidente del gobierno piense que la política es la solución de todo, desde luego, para él lo ha sido, lo es y, sin duda, lo será. Pero, en un país con una crisis económica como la que estamos padeciendo, con un paro creciente (aunque crezca menos sigue creciendo) y una estructura económica que da miedo, pensar que la solución está en la política y no en la economía, dice mucho del optimista patológico que nos ha caído en suerte.
Segunda perla: el nuevo ministro de trabajo viene del mundo sindical desde el que mostró su desacuerdo con la reforma del mercado de trabajo realizada por Zapatero hace unos tres meses. ¿Qué podemos esperar de un hombre con ese grado de coherencia entre sus opiniones y sus hechos? Y la pregunta vale tanto para el flamante ministro como para el presidente del gobierno.
Tercera perla: Marcelino Iglesias, nuevo vicesecretario del PSOE, dice que ahora el partido va en serio. Vaya, es un alivio. Que se despreocupen los pensionistas que verán congelada la pensión el próximo año, que se animen los parados, que no sufran los trabajadores que han visto mermados sus derechos con la reforma laboral, que se alegren los funcionarios a los que han recortado el sueldo: todo era un broma. No iban en serio. ¡Pues vaya!
Además de estas perlas, ver como hombre fuerte del gobierno al inefable Rubalcaba, ministro portavoz del gobierno en las horas más oscuras y penosas de Felipe González, cargo en el que negaba que fuera de día a las tres de la tarde y afirmaba que lucía el sol a las tres de la mañana; al hombre que no respetó la jornada de reflexión de las elecciones de 2004; la verdad es que causa bastante desasosiego. Por más que los de la voz de su amo sigan cantándole alabanzas por su gran labor en la lucha antiterrorista.
Ver a Leire Pajín de ministra de sanidad, quien, según dicen, luce en su muñeca una power balance, sólo puede causar estupor y sólo se pueden evitar los ataques de pánico recordando que las competencias de sanidad están traspasadas a las Comunidades Autónomas.
En estos malos momentos aparece el mejor Zapatero, ha dicho Felipe González. Y si este es el mejor Zapatero y las cosas mejores sólo pueden empeorar, ¿qué podemos esperar los españoles?
Rezo para que el País Vasco o Cataluña se hagan por fin independientes a ver si en algún momento no muy lejano nos invaden y nos convierten en colonia suya. Tampoco me importaría que lo hiciese Gibraltar, por eso no me desagrada el nombramiento de Trinidad Jiménez como ministra de asuntos exteriores. Quizás nos quede, todavía, alguna esperanza, aunque sea remota, de salir de este absurdo país.
Primera perla: dice Zapatero que se trata de un gobierno con más proyección política, para afrontar las reformas necesarias.
Es posible que nuestro presidente del gobierno piense que la política es la solución de todo, desde luego, para él lo ha sido, lo es y, sin duda, lo será. Pero, en un país con una crisis económica como la que estamos padeciendo, con un paro creciente (aunque crezca menos sigue creciendo) y una estructura económica que da miedo, pensar que la solución está en la política y no en la economía, dice mucho del optimista patológico que nos ha caído en suerte.
Segunda perla: el nuevo ministro de trabajo viene del mundo sindical desde el que mostró su desacuerdo con la reforma del mercado de trabajo realizada por Zapatero hace unos tres meses. ¿Qué podemos esperar de un hombre con ese grado de coherencia entre sus opiniones y sus hechos? Y la pregunta vale tanto para el flamante ministro como para el presidente del gobierno.
Tercera perla: Marcelino Iglesias, nuevo vicesecretario del PSOE, dice que ahora el partido va en serio. Vaya, es un alivio. Que se despreocupen los pensionistas que verán congelada la pensión el próximo año, que se animen los parados, que no sufran los trabajadores que han visto mermados sus derechos con la reforma laboral, que se alegren los funcionarios a los que han recortado el sueldo: todo era un broma. No iban en serio. ¡Pues vaya!
Además de estas perlas, ver como hombre fuerte del gobierno al inefable Rubalcaba, ministro portavoz del gobierno en las horas más oscuras y penosas de Felipe González, cargo en el que negaba que fuera de día a las tres de la tarde y afirmaba que lucía el sol a las tres de la mañana; al hombre que no respetó la jornada de reflexión de las elecciones de 2004; la verdad es que causa bastante desasosiego. Por más que los de la voz de su amo sigan cantándole alabanzas por su gran labor en la lucha antiterrorista.
Ver a Leire Pajín de ministra de sanidad, quien, según dicen, luce en su muñeca una power balance, sólo puede causar estupor y sólo se pueden evitar los ataques de pánico recordando que las competencias de sanidad están traspasadas a las Comunidades Autónomas.
En estos malos momentos aparece el mejor Zapatero, ha dicho Felipe González. Y si este es el mejor Zapatero y las cosas mejores sólo pueden empeorar, ¿qué podemos esperar los españoles?
Rezo para que el País Vasco o Cataluña se hagan por fin independientes a ver si en algún momento no muy lejano nos invaden y nos convierten en colonia suya. Tampoco me importaría que lo hiciese Gibraltar, por eso no me desagrada el nombramiento de Trinidad Jiménez como ministra de asuntos exteriores. Quizás nos quede, todavía, alguna esperanza, aunque sea remota, de salir de este absurdo país.
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