La coherencia y la lógica continúan imperando en el análisis de nuestros insignes políticos y periodistas.
En el caso Gürtel siguen pidiendo a Rajoy que tome medidas con los imputados y sus próximos, en cambio con su imputado favorito han avanzado y ya no sólo dirigen sus invectivas contra los querellantes, sino que ahora ya están analizando los perfiles de los jueces que formarán el plenario del Tribunal Supremo que juzgará al juez de curriculum ejemplar. Y andan desolados porque la mayoría son conservadores. Supongo que estarían muy animados si fueran progresistas, porque ya se sabe que los progresistas siempre actúan rectamente y, claro, la actuación recta sería la de sobreseer o, en su defecto, absolver por la vía rápida al juez ejemplar.
Nuestro estado de derecho es así, al menos para algunos, y hay que tener plena confianza en él si nos juzgan los jueces progresistas y bastante menos confianza si nos juzgan los jueces conservadores.
No recuerdo qué decía toda esta gente cuando juzgaron por prevaricación a Gómez de Liaño. ¿Serían progresistas o conservadores los que lo condenaron? Tampoco recuerdo sus profundos análisis ni perfiles biográficos de los jueces del tribunal de Estrasburgo que dijeron que Gómez de Liaño había sido juzgado sin las debidas garantías. ¿Serían conservadores o progresistas? Seguramente no les importaba porque a Gómez de Liaño ya lo habían condenado de antemano, seguramente porque era conservador y, por tanto, no merecía un juicio con todas las garantías, ni un mal manifiesto, ni una mínima manifestación. Bueno, a lo peor es que no importaba su ideología y sí importaba y mucho que se había atrevido a actuar en contra del magnate de los medios progresistas españoles, que en paz descanse.
También algunos empiezan a pedir la ilegalización de Falange, lo cual, a mí, no me deja ni frío ni caliente, pero me extraña que se les haya ocurrido ahora por la simple razón de que se han querellado contra Garzón y su querella haya prosperado. También me llama la atención que sean los mismos que suelen decir que los partidos que apoyan a ETA, y que algunas sentencias (no sé si de jueces progresistas o conservadores) dicen que son ETA, tendrán perfecta cabida en nuestro sistema en cuanto renuncien a la violencia. ¿Será porque también los consideran progresistas?
Se muestran indignados con las acusaciones de Álvarez-Cascos contra algunos policías de los que dice que amañan pruebas, pero con igual alegría y espíritu libre que el ex ministro denuncian la, a su juicio, injusta imputación de Garzón.
La situación es tan paradójica que al no plantearse, ni siquiera a efectos retóricos, la correcta instrucción que ha imputado a Garzón están acusando de prevaricación al juez instructor. Claro que, como seguramente será conservador, podrá ser prevaricador y cualquier otra cosa, porque los conservadores, ya se sabe, son malos.
Esperemos que a la trama Gürtel la juzguen jueces progresistas, porque como sean conservadores no sé de qué disparates serán capaces.
Me gustaría que estos sesudos analistas y políticos que defienden con tanto ardor al juez Garzón, como víctima de unos tribunales con resabios franquistas (oído hoy en la radio progresista, imparcial y supermegademocrática de España) les expliquen a los acusados de terrorismo, narcotráfico, violencia de género, delitos contra el tráfico y otras perlas, que pueden estar tranquilos porque España es un estado de derecho.
Espero no verme nunca inmerso en un proceso judicial, pero les aseguro que, a la vista de todo esto, si un día me imputan por algún delito, lo afrontaré con toda tranquilidad y confianza en nuestro sistema. Es más, ni siquiera gastaré dinero en un abogado, ¿para qué?
No hay comentarios:
Publicar un comentario