Los medios de comunicación en nuestro país (no sé si también en otros) están perdiendo toda su credibilidad no tanto por mantener unas líneas editoriales determinadas, sino proque esas líneas tienen como único objetivo defender los intereses económicos de sus empresas. Cambiaron credibilidad por dinero y ahora ya no tienen ni una ni otro.
Todo esto tiene, como no puede sr de otra manera, un efecto claro en la falta de profesionalidad de los medios que terminan por convertirse en papagayos que repiten las noticias que les filtran sin ninguna comprobación, más que la que se deriva de saber si su publicación beneficia o no a los suyos, para darle un tratamiento destacado o insignificante o, directamente, ni publicarlo.
Hemos tenido abundantes ejemplos en la manera de tratar la información (de alguna manera hay que llamarlo) sobre las acampadas y demás actos de los indignados.
Lo ocurrido con la noticia de la desarticulación de Anonymous parece ser otro claro ejemplo.
El artículo "Mascaradas, desinformación y realidades paralelas", de Enrique Dans, da otra versión de la facilitada por la policía y repetida acríticamente por casi todos los medios de comunicación, llamémoslos, tradicionales.
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