Por fin se acabó la fiesta. Ya no estamos por encima de Italia y ya no alcanzaremos a Francia.
El delirio va camino de convertirse en "delirium tremens".
Zapatero ha perdido la virginidad y ha anunciado hoy lo que ha estado repitiendo hasta la saciedad que no haría.
Se acabó apelar al consenso, al diálogo social y otros mantras. Merkel y Sarkozy mandaron a parar, y por si no lo había entendido bien llamó Obama y le dijo que se habían acabado las bromas.
A partir de ahora vendrán otras medidas igualmente duras y desagradables, pero una vez tocados los funcionarios ¡y los pensionistas! Zapatero sabe que se ha terminado su ciclo. Ya no tiene nada que perder, así que hará todo lo qeu le dijeron que debía hacer y no quiso, fiando ciegametne en su suerte, pero, sobre todo, en el esfuerzo de los demás países que sí tomaban medidas que les permitirían salir de la crisis y que él esperaba que arrastraran a España hacia el crecimiento.
Vana ilusión.
Llega el invierno en pleno mes de mayo tras dos años de nubarrones y tormentas que Zapatero creía que eran chubascos abrileños que anunciaban el verano.
Va a hacer mucho frío en España en los próximos años y no tenemos dinero para calefacción. Hay que sacar los guantes, la bufanda, abrigarse y esperar a que escampe, que no hay mal que cien años dure... ni cuerpo que lo aguante.
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